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Los peligros de tomar el sol en exceso en verano

Tomar el sol en verano es una costumbre muy típica pero implica riesgos, sobre todo si no se hace bien. En LD te contamos algunos efectos negativos

Tomar el sol en verano es una costumbre muy típica pero implica riesgos, sobre todo si no se hace bien. En LD te contamos algunos efectos negativos
niña, relajarse, bikini | Pixabay/CC/Goodgood

La exposición al sol de manera voluntaria o involuntaria puede llegar a ser muy dañina para la piel. En algunos momentos parece que muchas personas olvidan o ignoran que el cuerpo al que se enfrentan es una de las fuentes de energía más potentes de planeta.

De hecho, tal y como recoge la Organización Mundial de la Salud, las radiaciones solares ejercen un efecto negativo para la salud, principalmente vinculadas a diversos tipos de cáncer de piel, envejecimiento prematuro de la piel, cataratas y otras enfermedades oculares. El riesgo de padecer uno de estos problemas depende de los factores relacionados con la tolerancia a la radiación solar.

Pero, ¿por qué surgen estos problemas? Porque los rayos ultravioleta (UV) pueden penetrar la piel y dañar las células. De hecho, las quemaduras de sol son un signo de daño en la piel y el bronceado tampoco es saludable ya que aparece después de que los rayos del sol mataran algunas células y dañaran otras. Sin embargo, es importante conocer que los rayos UV pueden causar lesiones en la piel durante cualquier estación del año y a cualquier temperatura. También pueden causar problemas en los ojos, arrugas, manchas en la piel y cáncer de piel.

¿Por qué es importante la exposición al sol?

Hay beneficios y riesgos de la exposición al sol. Una pequeña cantidad de rayos UV es buena para nosotros. Crea vitamina D, que absorbe calcio. El cuerpo humano necesita calcio para construir y mantener huesos sanos. También puede obtener vitamina D de ciertos tipos de alimentos. Si tiene poca vitamina D, su médico podría sugerirle que tome un suplemento.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los rayos UV pueden ayudar a tratar algunas afecciones de salud. Los médicos pueden ordenarlo para personas que tienen eczema, psoriasis, raquitismo o ictericia. Los rayos UV también se pueden usar para desinfectar o esterilizar.

Para protegerse:

  • Mantenerse alejado del sol cuando sus rayos son más fuertes
  • Usar protector solar con un SPF de 15 o más
  • Utilizar ropa protectora
  • Usar gafas de sol con buena cobertura que le brinden 100% de protección contra los rayos UV
  • Evitar las lámparas solares y las camas para broncearse

Además es importante revisar la piel con regularidad para detectar cambios en el tamaño, la forma, el color o la textura de sus marcas de nacimiento, lunares y manchas. Esos cambios pueden ser un signo de cáncer en la piel.

Sus efectos negativos inmediatos son:

  • Quemadura solar. Cuando son leves provocan enrojecimiento de la piel, sensibilidad y que durante varios días estemos quitándonos la piel a jirones. Pero si la exposición es más intensa puede producirse daño en capas más profundas de la piel, llegando hasta la dermis. Se trata de quemaduras de segundo grado que pueden ir acompañadas de ampollas, edemas, dolor...
  • Bronceado. Pigmentación inmediata o diferida.
  • Alteraciones del sistema inmunitario
  • Golpe de calor. Producido porque el cuerpo no es capaz de mantener una temperatura baja. El calor extremo, la humedad y el ejercicio bajo el sol pueden hacer que esta sudoración sea insuficiente. Aparecen entonces dolor de cabeza, pulso acelerado, mareo, nauseas, debilidad… si alguna vez te sientes así busca un lugar fresco, toma asiento y bebe mucho líquido.
  • Insolación. Se produce al no tratar adecuadamente un golpe de calor. Presenta síntomas mucho más graves como convulsiones, vómitos, coma e incluso la muerte. La manera de tratar en un principio la insolación es la misma que el golpe de calor: hacer descender como sea la temperatura del cuerpo.

Sus efectos negativos tardíos, por exposición crónica son:

  • Fotoenvejecimiento cutáneo. Envejecimiento prematuro de la piel que implica dilataciones vasculares, arrugas y manchas. Este se debe al daño que causan los rayos ultravioleta en las fibras de elastina, haciendo que la piel se vuelva flácida y más frágil. Las personas jóvenes tienen mayor capacidad de regenerar estas fibras y reparar el daño, por esa razón este efecto se acentúa con la edad.
  • Fotocarcinogénesis. La aparición de tumores cutáneos.
  • Alteraciones oculares, como las cataratas.
  • Cáncer de piel: seguramente el efecto más grave de ponerse bajo el sol sea el de desarrollar un cáncer. Los rayos UV provocan alteraciones en la estructura del ADN: hacen que se formen enlaces entre las bases nitrogenadas pirimidínicas, de dos nucleótidos adyacentes. Generalmente durante y tras la replicación (la duplicación del ADN antes de la entrada en mitosis) actúan mecanismos que reparan este y otros tipos de daños en el ADN. Sin embargo si por la razón que fuera no lo hubieran hecho, tendríamos una célula con el ADN alterado que seguirá dividiéndose. Esta célula pudo haber tenido buena suerte y haber sufrido una alteración que no comprometa el buen funcionamiento de la célula. La otra cara de la moneda es la posibilidad de que la mutación afecte a algún gen relacionado con la regulación del ciclo celular.

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