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Rosa Belmonte

La Más Grande. El local

A La Más Grande, el local de Amador Mohedano en Sanlúcar, no es conveniente llegar sobrio del todo.

A La Más Grande, el local de Amador Mohedano en Sanlúcar, no es conveniente llegar sobrio del todo.
Amador Mohedano | Archivo

Como sorpresa por mi cumpleaños me regalaron ir a La Más Grande, el local de Amador Mohedano en Sanlúcar de Barrameda. Mi mejor cumpleaños, pero menos mal que la cena había sido de esas con las que da asco morirse y habíamos acabado con las reservas de Castillo de Ygay, vino de Murrieta que costaría 300 euros si fuera francés. A La Más Grande no es conveniente llegar sobrio del todo. Aunque un poco de claridad mental sí se necesita para encontrar el bar, que está perdido en un polígono industrial. Me sentía como Ian Hamilton. Es decir, En busca de J.D. Salinger. El escritor nunca vio a Salinger (igual que yo no vi a Amador, que esa noche no estaba). Hamilton tampoco habrá visto nada semejante. En la misma calle están los Talleres Quintero, un Pekepark y, justo enfrente, Talleres Pérez, cuyo letrero tiene la tilde encima de la erre de Pérez, como si estuviera en eslovaco y en eslovaco existiera el Pérez (en ese idioma el acento agudo se puede escribir sobre la erre y la ele).

Llegamos pasadas las dos de la madrugada, justo cuando los músicos que habían actuado se iban. En la puerta, una enorme fotografía de Rocío Jurado. Y a un lado, la placa de inauguración con una banderita de Andalucía, como si Susana Díaz hubiera ido a descorrerla: "Gloria Camila Ortega Mohedano es madrina de esta Sala de Fiestas, en honor a su madre Rocío Jurado y en pro de la Cultura y el Arte en Andalucía. 1 de Agosto 2015". Todos los sic del mundo. Comas, mayúsculas y pros. Dentro había poca gente, pero alguna rubia que bailaba delante de una de las barras era de una especie que yo no había visto ni en el zoo ni en el bar de La guerra de las galaxias. Tengo un amigo que cuando vamos a los toros o al fútbol y vemos a tiarronas de escaparate apretadas siempre me dice: "No te sabes vestir para venir al fútbol" (o a los toros). Definitivamente, tampoco me sé vestir para ir a lo de Amador. No tengo camisetas con escote palabra de honor para levantármelo. Palabra.

Cerca del escenario ya vacío, unas chicas de despedida de soltera. En las bandas de Misses que lucían se podía leer "Desmadre hasta el amanecer". Al día siguiente se pondrían otra de "Resacón en Sanlúcar". La que seguramente era la novia llevaba una camiseta con el letrero "Por mi Luis ma-to". Luis es nombre ficticio. Aparentemente, el mayor desmadre llegó cuando cantaron y bailaron El taxi de Osmani García ("Yo, yo, yo, yo me paré el taxi"). Observando desde la pared a ese mujerío poco desmadrado había fotos en blanco y negro de la Niña de los Peines, Rita Hayworth, Lola Flores o Mina. Estarán preguntándose Rita Hayworth y Mina qué demonios hacen ahí entre flamencas sillas de enea. Los retratos de mayor tamaño, y en color, son los de Rocío Jurado. Más de uno pensará (quizá la rubia) que la Sala de Fiestas dedicada a La Jurado se llama La Más Grande por el tamaño de sus fotos.

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