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La subasta de artículos de Sara Montiel, un paraíso fetichista

Beatriz Cortázar, Rosa Belmonte y Carlos Pérez Gimeno analizan la actualidad rosa en esRadio.

Beatriz Cortázar, Rosa Belmonte y Carlos Pérez Gimeno analizan la actualidad rosa en esRadio.
Marujita y Sara en la boda de Molina y Cuevas | B. Cortázar/Archivo

La crónica rosa de Es la mañana de Federico ha contado con Beatriz Cortázar, Rosa Belmonte y Carlos Pérez Gimeno. Y han hablado de la venta de todos los enseres de Sara Montiel en una joyería de Madrid, la de Jorge Molina y David Cuevas, que ha tenido lugar estos últimos días, y que gracias a los precios de derribo -explicó Beatriz Cortázar- está resultando todo un éxito.

Se trata de centenares de piezas de estilo art nouveau o art decó con un precio que arranca desde los 5 o 20 euros hasta alcanzar, según el caso, cantidades mucho más importantes, y que se produce tras la venta del piso de la legendaria actriz española, fallecida hace ahora tres años. "Los vestidos y las joyas no las venden de momento, sólo el mobiliario", explicó la periodista en esRadio, señalando que la subasta organizada por sus hijos Thais y Zeus -y que se realiza una joyería de la calle Hermosilla- está resultando un enorme éxito.

Montiel en la boda de los joyeros | B. Cortázar/Archivo



"Era una casa maravillosa, imposible de limpiar" debido a la gran cantidad de objetos distribuidos por ella, de un barroquismo inenarrable. Los dueños de esta joyería que vende los artículos, Jorge Molina y David Cuevas, "son dos señores que se casaron en 2005 y sus madrinas de foto son Maruja Díaz y Sara Montiel -dijo la periodista, resaltando la amistad de Montiel con ellos-. Se completó el circulo".

Tal y como señaló Cortázar en la crónica rosa de esRadio, "han vendido la casa de Núñez de Balboa, que tenía una piscina encima y que tenía goteras". Y dentro, "un millar de puñetitas que tenía por las mesas, desde muñecas antiguas de porcelana que tenía en su dormitorio, hasta bomboneras art nouveau, ideal para fetichistas".

Maruja Díaz y Sara Montiel, con los joyeros | B. Cortázar/Archivo

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