Rocío Carrasco ha perdido a gran parte de su entorno. Eso es un hecho, constatado por un 2018 verdaderamente trágico en cuanto a vida familiar se refiere. Aunque su matrimonio con Fidel Albiac va viento en popa, Rociíto ha visto arruinadas sus ambiciones de mandar a prisión a su ex, Antonio David Flores, y se ha alejado todavía más de sus dos hijos con el ex guardia civil, que hace ya tiempo viven con su padre.
No es, naturalmente, la única mala noticia que Rocío ha tenido que encajar. Su negativa a abrir el museo de Rocío Jurado ha perpetuado el enfrentamiento de la exestrella televisiva con lo que queda del entorno de la Más Grande, con Ortega Cano, Gloria Camila, Amador y el resto de la tropa.
Uno de los pocos consuelos que le queda a Rocío Carrasco es su buena amistad con las Campos. Tanto es así que, tal y como publica ¡Qué me dices!, la hija de Rocío Jurado pasó la Nochevieja en su casa, donde disfrutaron de una animada velada y una cena a la que asistieron también las hijas de la veterana María Teresa Campos.
No es que en el clan Campos las cosas hayan ido exactamente bien. A la enfermedad de Terelu, contra la que lucha con ahínco, se ha unido la reciente marcha de Bigote Arrocet del domicilio de la periodista. Carmen Borrego negó todo asomo de crisis, justificando los constantes viajes del chileno, pero la imagen es poderosa y seguramente su mera publicación supuso un nuevo disgusto para la atribulada María Teresa.
En lo que respecta al aislamiento de Rocío Carrasco, que limita sus apariciones sociales al máximo, cabe señalar otra cita reciente en la que intentó mostrar devoción por su madre... aunque de nuevo en la más absoluta soledad familiar: acudió con su marido el pasado día de Reyes, a ver el musical producido por ella misma y dedicado a Rocío Jurado, realizado en colaboración con su amiga Anabel Dueñas.