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El secreto del matrimonio de Tito Valverde, que decide jubilarse

Tito Valverde afronta ahora el final de su carrera profesional.

Tito Valverde afronta ahora el final de su carrera profesional.
Tito Valverde y su esposa en el año 2000 | Gtres

Diez años han trascurrido desde que Tito Valverde rodara el último de los ciento noventa y un capítulos de la serie El Comisario, una de las más longevas, que duró doce temporadas. Fue la que consagró popularmente a este magnífico actor abulense, nacido hace sesenta y ocho años, que ahora anuncia que se retira de la profesión, donde ha logrado otros notables reconocimientos, en el teatro, en la televisión y en el doblaje. Desea dedicarse en adelante a su vida familiar.

Fernando García Valverde no había pensado nunca ser actor. Le dio un disgusto a su madre cuando dejó sus estudios, convencido de que el mundo de la farándula le atraía de tal forma, que deseaba integrarse en él. La decisión la tomó siendo muy joven, cuando estaba en Málaga y se matriculó en la escuela de interpretación que regentaba Ángeles Argüelles, condesa de Berlanga del Duero, exquisita dama que estuvo casada con el escritor Edgar Neville, dueña del teatro A.R.A, donde se formaron no pocos incipientes actores, entre ellos Antonio Banderas. Fernando, al que familiarmente siempre llamaron Tito y así lo registró como nombre artístico, se inició en 1977. Un decenio después fue uno de los integrantes del gran reparto coral de El bosque animado, la película que dirigió José Luis Cuerda basada en la novela de igual título escrita por Wenceslao Fernández Flórez. Tito Valverde ha considerado siempre que ese debut fue lo mejor de su filmografía, aquel Geraldo cojitranco, al que dotó de verosimilitud y ternura. No rodó muchas películas en su carrera, apenas diez. A veces se ha lamentado de esa escasez de oportunidades en la gran pantalla. Aún así lo recordamos en papeles no protagónicos: Esquilache, Alas de mariposa, Sombras de una batalla, que le valió en 1993 el Goya al mejor actor de reparto, y Quince años y un día, a las órdenes de Gracia Querejeta, sensible realizadora que se acordó de él, cuando llevaba bastante tiempo alejado del trabajo cinematográfico centrado en televisión.

Fue en la pequeña pantalla donde Tito Valverde conoció lo que es la popularidad, cuando en la calle lo abordaban, recordándolo en la serie Todos los hombres sois iguales, y desde luego en El Comisario, que empezó a emitirse en abril de 1999. Hasta lo confundían, como si él fuera en verdad un oficial de policía. Y es que lo parecía realmente, en el personaje de Gerardo Castilla, severo en su cometido pero comprensivo con los errores de sus subordinados, tratando de hacer cumplir la ley y defendiendo los derechos que pudieran tener los delincuentes que ordenaba fueran a prisión y luego ante un juez. Con uniforme o sin él, la credibilidad de su personaje le permitió ganarse la simpatía de millones de telespectadores que seguían semanalmente las peripecias de El Comisario a través de Telecinco; también recibió plácemes de altos cargos de la Policía Nacional. Fue tal la abultada audiencia que la serie se repuso más tarde en varias cadenas, la última vez hace un año a través del canal Trece. Como un guiño, cierto día que se acercó a saludar a los directivos de la productora de El Comisario le ofrecieron que apareciera como tal, en una colaboración especial de dos capítulos de otra serie muy popular, El Príncipe.

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Tito Valderde y María José Sirvent | Cordon Press

Tito Valverde piensa que ese personaje, el del comisario, le marcó tanto que tal vez guionistas, productores o directores "lo veían" siempre como tal y no le encargaban otros papeles diferentes, pongamos de villano. Es posible, eso suele suceder cuando se preparan repartos. También se ha quejado más de una vez de lo mal pagados que están los actores españoles. Lo cierto es que en El Comisario ganó una suma de dinero muy razonable, que con otros trabajos le permitiría ahorrar para adquirir un chalé en el pueblo madrileño serrano de Villanueva de la Cañada. Contando con otras cantidades apreciables cuando se incorporó a las series Víctor Ros y Matadero. En temporadas de escasez de ofertas siempre tenía el recurso de trabajar como actor de doblaje, en atención a su excelente voz y dicción. Lo último que ha rodado para el cine Tito Valverde ha sido en una película que, seleccionada para los próximos Goya, está recibiendo una gran respuesta del público en taquilla, amén de buenas críticas: el filme de Alejandro Amenábar Mientras dure la guerra. Pero ya está harto de madrugar, de estudiarse guiones, de esperar una llamada de teléfono convocándole para un nuevo rodaje... Le debe todo a su profesión, cierto. Mas ahora desea vivir en su situación de autónomo jubilado, pensionista, con suficientes ahorros para disfrutar de otros placeres sin tantas obligaciones.

Se casó hace treinta y tantos años con una estupenda actriz, la murciana María José Sirvent, también dueña de una prodigiosa, bonita voz, con un bagaje teatral excelente. Entre los años 1999 y 2001 trabajaron juntos en El Comisario, ella en calidad de asistenta, quien se ocupaba de que cuando su marido en la vida real, volvía a casa desde su comisaría, todo estuviera limpio, la ropa, las habitaciones, con la mesa puesta, pues era también la cocinera. La verdad es que siempre se han compenetrado y como no tienen hijos han podido perfectamente combinar sus respectivas ofertas profesionales con la vida en común. ¿El secreto para que un matrimonio siga bien avenido durante muchos años de convivencia, que es su caso? Tito Valverde lo tiene claro: "No dormir nunca separados".

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