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Sharon Stone: el drama de un símbolo erótico

Sharon Stone ha querido impedir el reestreno de Instinto Básico, la película que la lanzó a la fama.

Sharon Stone ha querido impedir el reestreno de Instinto Básico, la película que la lanzó a la fama.
Sharon Stone | Instagram

Cuando en 1988 Sharon Stone aterrizó en Madrid era una absoluta desconocida para la prensa española, que apenas le hizo caso durante el rodaje de la nueva versión de Sangre en la arena, sobre la novela de Blasco Ibáñez. Ni le iba su personaje ni el "remake" fue acertado. Se volvió como había venido, a Los Ángeles, sin sospechar que cuatro años más tarde iba a protagonizar una de las películas más escandalosas de la época que la convirtieron en un símbolo erótico: Instinto básico. Cuando van a cumplirse treinta años de su estreno, la productora prepara una nueva versión restaurada y con más material explícito de sexo, el de la recordada secuencia de cuando el personaje de Catherine Trammell cruza las piernas dejando ver sus partes íntimas sin ropa interior, ante la mirada asombrada de su oponente masculino Michael Douglas. Enterada de este reestreno, Sharon Stone ha intentado que no se exhibiera con ese nuevo material, sin lograr sus propósitos. Bien para finales de año o comienzos del próximo millones de espectadores podrán regodearse con unas desconocidas imágenes eróticas de la estrella norteamericana quien, en el pasado mes de marzo presentó sus memorias, The Beauty of Living (La belleza de vivir dos veces) donde hace un repaso exhaustivo de su dramática existencia, comenzando por un capítulo donde relata cómo su abuelo materno, Clarence Lawson, un convicto pedófilo, cometió abusos sexuales con ella siendo apenas una niña de corta edad.

Sharon Stone vino al mundo hace sesenta y tres años dentro de una familia humilde y deshecha, sin padre que la educara convenientemente, y una madre que la maltrataba. Llamaba la atención por un físico que cuidaba practicando patinaje.Era guapa, tenía una buena figura y en su entorno la animaron a que probara suerte como modelo. Así lo hizo, posando para las más importantes publicaciones dedicadas a la moda. Su entrada en el cine fue como extra sin diálogo alguno en la producción de Woody Allen "Stardust memories".

Sus primeras películas no la ayudaron para conseguir el estrellato. Además, venía a ser un objeto erótico: la joven obligada a papeles sin relieve y a mostrar su anatomía. Algún director la tuvo entre sus rodillas "para repasar el guión". Tampoco su vida privada le deparó muchas alegrías. Sufrió un par de abortos. Los sucesivos hombres que estuvieron con ella no le aportaron el amor y la tranquilidad hogareña que había soñado. Hubo un tal George Englund Jr., después el primer esposo, Michael Greenburg, entre 1984 y 1987, hasta que se dijeron adiós. Se relacionó brevemente después con el asistente de dirección Bob Wagner y luego con un productor llamado William J. MacDonald, quien deslumbrado por la belleza de Sharon se emparejó con ella "olvidándose" que estaba casado.

Sharon Stone creyó que su segundo esposo, Phil Joseph Bronstein, editor de un diario de San Francisco, iba a hacerla feliz, tras casarse en 1998. Duraron seis años y tuvieron un hijo, Roan. Cuando las disputas de la pareja eran constante llegó la hora del divorcio con la agravante de que la justicia dictó que el niño quedara bajo la custodia paterna, lo que a la actriz produjo un serio problema emocional. Peor fue lo que le había ocurrido tres años antes, cuando en 2001 padeció la rotura de su arteria derecha en la cabeza, un aneurisma que le produjo hemorragia cerebral, estando a las puertas de la muerte. Suceso que ya la desequilibró lo suficiente, hasta contar aquello tan repetido por muchos en semejante trance: la visión de una luz blanquecina y el desfile de unos seres ya fuera de este mundo, sus fallecidos progenitores y hasta los malformados cuerpos de sus abortos. Desde entonces Sharon Stone ya no sería la misma, como ha escrito en su autobiografía antes citada.

Cuenta en sus memorias los efectos de su gravísima dolencia y luego, conforme iba recuperándose, el añadido de su segundo fracaso matrimonial, el proceso del divorcio y la desesperación al comprobar que a su hijo no lo tendría ya consigo por decisión judicial. Tuvo que hipotecar su casa, perdió casi todo lo que tenía, en tanto su salud no acababa de recomponer, con dificultades para caminar y hablar, tartamudeando. Lógicamente no la contrataron durante algún tiempo.

Ya Sharon Stone parecía ser un juguete roto en el mundo cinematográfico. Y sólo habían transcurrido doce años del estreno de Instinto básico, la película que la lanzó al estrellato mundial. Recordaba cómo la había contratado el director Paul Verhoeven, con quien un par de años antes había rodado una cinta de ciencia-ficción, Desafío Total. Sharon cuenta en su libro que Verhoeven la instó a que se despojara de sus bragas porque eran blancas y la luz producía un reflejo que no le gustaba. Y la actriz aceptó esa sugerencia. Cuando esa escena fundamental fue contemplada en un pase privado del estudio Sharon Stone montó en cólera al contemplar que su sexo estaba a la vista de todo el mundo. Fue derecha hasta Paul y lo abofeteó con ira, para irse entre imprecaciones y denuestos que no consideramos reproducir aquí.

Sharon dijo a los periodistas que había sido engañada. La versión del director citado fue diferente: ella estuvo siempre de acuerdo en quitarse las bragas, que por cierto Verhoeven aseguró que se las había quedado él como "souvenir". Añadiría que la filmación de tal escena se hizo en presencia únicamente de la estrella, del director de fotografía y de él. Todo el equipo de la película hubo de abandonar el "set", incluyendo a Michael Douglas, el oponente de Sharon en la cinta.

La verdad es que contrastando las opiniones de ambos nos preguntamos cómo una mujer ya avezada como Sharon Stone no sospechó que al desprenderse de su ropa íntima la cámara captaría detalles de su sexo. Por otra parte ella no era precisamente alumna de un colegio de ursulinas: ya había aparecido en pelotas en la portada y páginas centrales de Playboy en su número de julio de 1990. Y en septiembre de 2015 reincidió en semejante tratamiento fotográfico en los ejemplares de Harper´s Bazaar.

Tras el éxito de Instinto básico la carrera cinematográfica de Sharon Stone fue ascendente, tuvo otro éxito con Casino y en la serie de televisión Ratched. Después de sufrir el ictus que pudo acabar con su vida y el desastre de su segundo matrimonio, la actriz fue poco a poco recuperando fuerzas e ilusiones hasta conseguir que la contrataran de nuevo, sobre todo en las televisiones. Y en el plano afectivo, adoptó a dos niños, primero a Laird Vonne en 2005 y a Quinn Kelly un año más tarde.

No se le han conocido otros relevantes amores a Sharon Stone, que decidió dedicarse, al margen de su profesión, a actividades sociales y benéficas, así como a practicar el budismo. Este año ha rodado una nueva película, What About Love. En las redes sociales ha filtrado hace pocas fechas una espectacular imagen suya en la piscina de su casa de Los Ángeles, en bañador, con un físico estupendo. Quien como ella fue elegida una de las cincuenta bellezas más destacadas del cine de los últimos tiempos por la revista People, retiene destellos de aquel resplandor y se ve que puede seguir presumiendo de cuerpo.

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