Menú

Los siete años juntos de Leiva y Macarena García

Macarena García y Leiva se conocieron durante el rodaje de La llamada.

Macarena García y Leiva se conocieron durante el rodaje de La llamada.
Macarena García y Leiva. | Gtres

Leiva está considerado entre los seguidores en España del pop-rock como uno de los supervivientes del género, puesto que si repasamos la ingente cantidad de jóvenes intérpretes de hoy transitan por otros estilos. Las letras en las canciones de este madrileño de cuarenta y un años surgen de cuanto ve y escucha en la calle. Una línea de rockero urbano que lo emparenta con el estilo de Joaquín Sabina, al que admiraba desde chico, pues los separan treinta años en el calendario. Ello no ha sido obstáculo para que hayan colaborado juntos y proyecten disco y gira en un mismo espectáculo más adelante. Ambos gozan de la suficiente popularidad, no les preocupa el dinero y vienen a ser "de la misma cuerda" bohemia, unidos por una invencible vitalidad a todas horas, cuando se encuentran y comparten tequila o cerveza junto a recuerdos de aventuras y batallitas del pasado. Dos cachondos que se han corrido sus buenas juergas, cogorzas incluidas.

De Sabina se conocen muchas de sus andanzas. Leiva, por el contrario, mantiene su boca cerrada para los periodistas cuando indagamos sobre su vida personal, a sabiendas de que sólo nos hablará de música y de giras. Acaso también de su hipocondria, de la que no consigue escapar. Cualquier indicio relacionado con su estado físico lo lleva a buscar en Google explicaciones a su supuesto mal. Si ya la cosa va a más, no tiene más remedio que consultar a un facultativo. Ahora, con las nuevas normas, despacha su urgencia por teléfono. Siempre le pasa algo que le hace sufrir por dentro. En esas manías me recuerda al humorista Chumy Chúmez, que cada día se manifestaba preocupado. Uno y otro, cual salido de aquella obra de Moliére, El enfermo imaginario.

Leiva recurre a menudo a su novia, Macarena García, para que le quite de la cabeza sus obsesiones. Llevan siete años juntos en amor y compañía. Se conocieron durante el rodaje de La llamada, película dirigida por los Javis, donde Leiva figuraba como autor de la banda sonora, por la que recibió un Goya.Y un disco de platino por las ventas del disco. Otro Goya fue para Macarena, premiada como actriz revelación. Entonces, cuando subió él a recibir su premio en el escenario y recibirlo con emoción, dijo esto: "Maca, mi compañera del camino, te quiero un montón". Y ahí se acabó el misterio de su tan callado noviazgo. Se fueron a vivir a un espléndido chalé en la exclusiva urbanización de la madrileña Alameda de Osuna, donde disponen de toda clase de comodidades. Muy felices se lo montaron mas tres años después de iniciar la convivencia llegaron a romperla, diciéndose adiós, algo arrepentidos de aquella drástica decisión. Se lo pensaron mejor y al año siguiente ya estaban otra vez juntos. Y hasta el presente. Se llevan bien en familia. Uno de los Javis, Javier Ambrossi, es cuñado de Leiva.

leiva-macarena-garcia-1.jpg
Leiva y Macarena | Archivo

La presencia de Leiva y Macarena desfilando por la alfombra roja en la entrega de los Goya despertó el interés de los reporteros, oliéndose que entre ambos existía algo más que una coincidencia en el trabajo, en el rodaje de La llamada. Y es que el cantante procuraba, como sigue haciéndolo, escapar de la curiosidad periodística. Cuando como solista grabó su primer disco, incluyó una canción que algún comentarista captó que estaba dirigido a ella. En "Costa de Oaxaca", la mencionaba así: "No me sufras, Maquita, te llevo clavadita en mi alma". Cuando un cantautor se pone a escribir una letra pensando en su amor, suele caer en la cursilería.

Leiva se derrite un poco cuando en sus raras apariciones en algún evento, lleva de la mano de Macarena, una belleza de treinta y tres años llamada Macarena Garcia de la Camacha Gutiérrez-Ambrossi, lo que nos lleva a pensar si desciende de familia aristocrática. Triunfó como protagonista de Blancanieves, filme que sorprendió a la crítica entre otras cosas al heberse rodado en blanco y negro. Se convirtió a partir de su estreno en una de las jóvenes actrices más prometedoras, como continuó demostrando en sucesivas películas.

Leiva tuvo en sus principios de cantante que dar los pasos habituales en un novato. Por primera vez lo hizo en 1994 en las fiestas del pueblo natal de su padre, Olías del Rey (Toledo), donde lo conocían por su nombre compuesto, José Miguel. Los apellidos eran Conejo Torres. Luego diremos de dónde le viene lo de Leiva. Las pasaba algo canutas en su juventud, cuando con dieciséis años se fue de casa con su novieta rumbo a Levante. Llegaron a Gandía, él abrazado a su guitarra, cantando para los turistas, en la playa o en un mesón donde el dueño le permitió actuar todos los días. Con el platillo que pasaba en la arena y luego con la comida que les daba gratis aquel tabernero, el futuro cantautor pasó unas entretenidas vacaciones. Más adelante, ya en Madrid, se dedicó a pintar de blanco pasos de cebra y de peatones en la calle y en algunos aparcamientos. Así iba viviendo. Coincidió entonces con un músico, Rubén Pozo. Y planearon formar un dúo que se llamó Pereza. Ni ellos mismos se lo creían cuando fueron haciéndose con su parroquia hasta llenar recintos deportivos con capacidad para veinte mil espectadores. Así fueron tirando un decenio. Ganaron dinero, popularidad y acabaron, como tantas otras formaciones, enfrentados el uno con el otro. ¿Razones? Divergencia a la hora de programar su repertorio sobre todo. Cada uno se fue por su lado. En la memoria de los seguidores de Pereza quedaron para el recuerdo "Princesas", "Lady Madrid" y "Estrella Polar", las canciones más emblemáticas del dúo.

El hasta ahora conocido como José Miguel terminó llamándose Leiva como solista. Alguien le hizo ver que se parecía mucho a un jugador del Atlético de Madrid, el brasileño Leivinha. A él le hizo gracia el apodo, pues además era hincha rojiblanco. La verdad es que físicamente no tenían mucho que ver. Algo más cuando José Miguel era adolescente. El caso es que ya desde entonces todos lo llamarían Leiva.

Cuando desapareció Pereza, Leiva constató que siendo solista nadie lo echaba en cuenta. Como mucho, sus primeras actuaciones apenas registraron una entrada de trescientos espectadores. Conforme pasó el tiempo fue haciéndose un hueco entre los cantautores de pop-rock más celebrados. Su aspecto físico rompía un poco lo habitual en esos intérpretes. Leiva dispuso llevar siempre sombrero; no el mismo, desde luego, que yo creo no se lo quita hasta que se mete en la cama todas las noches. Barba cerrada, muy negra. Como tiene una estatura elevada y es delgado viene a ser como un sosias de don Quijote en plan rockero. Podría "dar el pego" asimismo si se presentara a un "cásting" en Almería para "una del Oeste". Cae bien a la gente. Sobre todo a las mujeres, con quienes siempre ha mantenido un buen rollo.

Antes de que llegara a su corazón Macarena García, Leiva tuvo amores con Alba Molina, a comienzos del 2000, la hija de Lole y Manuel. Ella iba entonces con su grupo, Las Niñas, y él con Pereza. Llegaron a cantar juntos. Y en la cama también. Ninguno de los dos "se cortó un pelo" cuando les propusieron un reportaje especial en la revista Rolling Stone. ¿Condiciones? Posar en pelota viva. Y aceptaron. La pasión se les acabó al cabo de unos pocos años. Leiva se enrolló con la actriz Michelle Jenner, nada más conocerse para grabar con carácter benéfico un disco con el tema "¿Dónde estás?", que les compuso Jaime Urrutia, el líder de Gabinete Caligari. Lo dejaron en 2012. Fue ella quien tomó la decisión, lo que a Leiva le sentó "a cuerno quemado", reflejando su estado anímico en la canción "Diciembre", de su primer disco como solista, "Solitario". Y ya, un par de años más tarde, es cuando llegó a su vida Macarena García.

Si Macarena es su musa, Joaquín Sabina es, como contábamos al principio, su ídolo, el espejo en el que mirarse, en quien se ha inspirado alguna vez. Los presentó el que fuera jugador del Real Madrid Guti. Y como el de Úbeda sale poco de casa cuando está en Madrid, es en su vivienda donde mantiene tertulias frecuentes con gente de su agrado, entre ellos Leiva, que acude hasta la madrileña calle de Relatores, en los predios del Rastro, para encontrarse con quien considera su maestro. Leiva colaboró en en el último disco de Sabina, "Lo niego todo", en 2017. Figuran también como coautores de "Partido a partido", una especie de himno del Atlético de Madrid. Y confían algún día, como ya apuntamos, organizar una gira en común. Joaquín, por su parte, está muy esperanzado en que un "biopic" sobre su vida y su obra dirigido por Fernando León de Aranoa tenga un buen recorrido en la mayor cantidad de salas de cine del país.

Ambos "cuates" se lo pasan de miedo echando mano de sus vivencias. En un pasado número de la revista Esquire confesaban que ya no se drogan. Sabina lo hizo por última vez con "19 días y 500 noches", que compuso "con cocaína hasta el culo". Ya no la prueba, asegura, desde hace tres décadas. En cuanto a Leiva le hizo la confidencia que él también recurrió a una de esas prohibidas sustancias, pero no para sus creaciones musicales, sino "para otras cosas". No dijo cuáles, quizás para que no se entere Macarena García. Está en plena promoción de su disco "Cuando te muerdas el labio", donde han colaborado un montón de cantautoras en México. A poco "se lo comen". Macarena debe vigilarlo.

Temas

En Chic

    0
    comentarios