
Comienza a emitirse este 15 de diciembre a través del canal Atresplayer Premium la serie Cristo y Rey, que es de pago, como anticipo de la que más adelante pueda verse en abierto en Antena 3. El título no parece muy original, pero sin duda nos lleva inmediatamente a relacionarlo con la vida de Bárbara Rey y Ángel Cristo, un matrimonio que duró algo menos de ocho años, protagonista de tristes incidentes, que paso a paso eran conocidos por los lectores de revistas rosas y programas de televisión. Escándalos que tuvieron su punto más álgido cuando se relacionó a la actriz con don Juan Carlos de Borbón. Capítulo este último que aparecerá en la mencionada serie, que ha contado con el consentimiento y colaboración de la propia interesada. Su ex-marido falleció en 2010. También tendrán cabida en los ocho episodios de Cristo y Rey contenidos acerca de algunos amantes que se atribuyen a la estrella murciana, entre otros el recordado matador de toros Francisco Rivera "Paquirri". Y hasta una relación lésbica confesada por la propia Bárbara. Nada que ver desde luego con aquella película, Me siento extraña, donde se fingía en el argumento los amores entre los personajes interpretados por ella y Rocío Dúrcal, trabajo que ésta lamentó siempre haberlo hecho.
El proyecto de rodaje de Cristo y Rey comenzó hace más de un año cuando el productor Daniel Écija se implicó en la historia de la actriz y el domador circense. Ha llegado a buen puerto la serie, cuyos personajes han sido interpretados por actores no muy conocidos, si hacemos excepción del papel de Bárbara Rey, encomendado a Belén Cuesta. El de Ángel Cristo lo defiende Jaime Lorente, un atractivo galán murciano, que se dio a conocer en La casa de papel. El del Rey Emérito lo incorpora Cristóbal Suárez. En tanto Jesús Castro es "Paquirri" y Adriana Torrebejano la periodista Chelo García-Cortés, íntima de Bárbara.
A María García García, Marita para los amigos, natural de Totana, que el próximo 2 de febrero cumplirá setenta y tres años, la conocimos en la segunda mitad de los años 60. Llevaba unos meses en Madrid, pasó necesidades, en su afán por ser una artista de éxito, sin determinar ella misma a qué especialidad quería dedicarse. Había días que apenas tenía para comer. Con su amiga, la presentadora gallega de televisión Mary Cruz, habían alquilado un apartamento, que apenas podían pagar. Conseguían enterarse de alguna fiesta, se colaban y daban buen cuenta del "buffet", con toda la jeta del mundo. Elegida Miss Madrid, supo tener amistades masculinas que le fueron proporcionando medios para "ir tirando": papelitos en el cine, por ejemplo. Aceptó ser "go-gó" en una discoteca de moda, "J.J.", en la madrileña plaza del Callao: su cometido, bailar encima de un cubo de madera, luciendo una breve minifalda, cerca de una pista alumbrada por las luces intermitentes de una moderna lámpara, para animar a la concurrencia a salir a danzar a la pista. En las mesas, asiduos como José María Íñigo, cantantes del momento, periodistas conocidos. Marita, en aquel ambiente, no pasó de ser una llamativa joven de largas piernas. Cuando por influencia de algún admirador fue "enchufada" en Televisión Española, se dio a conocer en todo el país merced al programa "Palmarés". Ni cantaba bien ni sabía bailar, pero con su físico, su labia, y una indiscutible personalidad fue convirtiéndose en una "vedette" atractiva. Su rival era Norma Duval. Cada una a su estilo.
Marita había tenido un novio, su paisano Nicolás. Lo dejó nada más aposentarse en los Madriles. Donde ya tuvo"ligues" de conveniencia, como con uno de los dueños de la mentada discoteca "J.J". Luego se dio cuenta de que para triunfar le era necesario condearse con galanes que llamaran la atención de los periodistas. Salió una noche con Alain Delon, cuando éste vino a Madrid.a rodar El Zorro. Previamente, ella había llamado a un "paparazzo" amigo. Igual que cuando se llevó a bailar al "culé" Carlos Reixach a una discoteca, les tomaron imágenes "dándose el lote", y al regresar el delantero a Barcelona, su novia Silvia Itoiz le armó una descomunal bronca, pues iban a casarse meses después. Y conforme pasaba el tiempo, ya siendo Bárbara Rey en el cine y el "music-hall", se buscó amantes de tirón popular, como el gitano Peret, aunque el que más juego le dio fue "Paquirri", hacia 1979, cuando Lolita, creyendo ser la elegida por el torero para casarse, lo esperaba en la finca sevillana de éste, donde estuvo invitada un mes. El diestro, metido en la cama con Bárbara, llamaba a la hija de "La Faraona", en tanto Bárbara, a su vera, no podía contener la risa floja. Maldades con cuernos, tratándose de un matador de toros.
Ángel Cristo apareció en la vida de Bárbara Rey cuando él fue a aplaudirla a la discoteca "Alcalá 20", donde la murciana llenaba el local gracias a sus encantos físicos. Y se enamoraron. El domador estaba viudo. De la trapecista Renata Tanton. Tras quince años casados, ella murió de cáncer. Ángel, a quien saludé en su camerino del circo Ruso de su propiedad instalado en la Monumental de Las Ventas, me pareció un hombre agradable, muy sencillo, lejos de aquel otro que acabó su vida de mala manera. La boda con Bárbara Rey tuvo lugar el 12 de enero de 1980, en el circo, cuando estaba en Valencia. Al año siguiente nació Ángel junior, y en 1983, Sofía. Bárbara dejó el cine y la revista musical para estar junto a su marido. Aprendió a domar elefantes. En esa época, esa colaboración atrajo a mucho público en el circo Ruso. Cuanto pasó después, sería relatado infinidad de veces. Hasta que la ruptura de la pareja se hizo realidad en 1988.
Las versiones de cada uno eran diferentes. El domador no era ajeno a lo que se decía sobre su mujer relacionada con el entonces Rey de España. Celoso, la emprendía a golpes con Bárbara. "Estuvo a punto de estrangularla una vez", contaba su hija Sofía. El niño también se quejaba de que su madre apareciera en cueros vivos en la revista Interviú cuando él iba al colegio y era objeto de puyas de sus condiscípulos. La verdad es que la vida de ese matrimonio no era precisamente buen ejemplo para sus descendientes. Ángel y Bárbara comenzaron a abusar de ciertos vicios. Iban al Casino. Perdieron mucho dinero en las mesas de juego. Eso desequilibró por completo la economía familiar. Habían vivido de fábula en su chalé de La Moraleja, amén de las temporadas de gira en una "roulotte" acomodada. Y en su final, quien más salió perjudicado fue Ángel Cristo. De tanto tomar cocaína, se le perforó el tabique nasal. Malvivió un tiempo, cuando cambiaba de amante: la bilbaína Berta Cilleruelo, la trapecista checa Angélica, su compañera de profesión Circe Roque… Y entre peleas, detenciones, visitas a los hospitales, al gran domador de otro tiempo le llegó la muerte, en condiciones dramáticas, en 2010. Contaba sesenta y seis años.
Bárbara Rey, aun separada, lo ayudó cuanto pudo junto a sus hijos, en la época final de su ex marido. Tuvo algunos amores dispersos, con el tenista Frank Frances y el inglés Simon. Confesó una noche ante las cámaras, como decíamos, que también probó relaciones con alguien de su propio sexo. No hay por qué repetir nombre alguno, como el de una conocida periodista y tertuliana televisiva. Ya en 2017 llegó el declive artístico de Bárbara Rey, su retirada, aunque no dejó de aparecer de vez en cuando, necesitando liquidez, en programas del corazón en la pequeña pantalla. Ahora suele pasar largas temporadas en la Costa del Sol. La serie Cristo y Rey devolverá a Bárbara algunas migajas de aquella gran notoriedad que disfrutó, incluyendo los escándalos. Ella ha confesado muchas veces que tanto dinero acumulado se lo ganó por sí misma, después de lo mucho que ha luchado en este vida.


