
Esta semana mientras en Madrid la primavera anticipada se convertía en una especie de espejismo de ilusión para todos aquellos que por minutos, o días, creíamos que el frío se había marchado, la Fashion Week era clausurada antes de dejarle el relevo a París. Nuestra semana de moda internacional se despedía con el cierre del desfile del país invitado: Marruecos, con polémica incluida. Y aquí he de romper una lanza a favor de Maison Artc, la marca del diseñador marroquí Artsi Ifrach que ha presentado una colección unisex, junto a su compatriota Albert Oiknine. Túnicas, caftanes, mucho color y bordados. Hasta aquí todo es correcto porque, para más inri, nadie se ha apropiado de una "cultura ajena" como los más modernos pueden llegar a acusar a marcas occidentales de conquistar oriente con sus tejidos. Han hecho lo que siempre se hace en moda, tomar prestado y retamorfosear.
Todo iría perfecto si en tal colección no hubiera alusiones al Catolicismo e incluso la exaltación de Santa Teresa de Calcuta. Y es que la unión del pasado al presente, artesanía mediante, es la filosofía aplicada por el diseñador que ha expuesto sus obras en capitales de la moda como Londres o Nueva York.
Detrás de todo esto también está el apoyo a 'Morocco, Kingdom of Light', título que recibe la campaña de turismo de Marruecos. En inglés, para ser universales.
Donde los más modernos ven grave error al mostrar imágenes religiosas, yo aprecio que es una preciosa oda a la femineidad y al buen gusto, en donde no viene de más homenajear a la cultura del país que se visita. La prenda con la foto de la Madre Teresa de Calcuta debería convertirse en best seller. No hay nada de ofensivo en ello. Los fans de la Santa ya llevaban camisetas con su rostro en su canonización. Y todo esto me viene al pelo aprovechando que el miércoles pasado fue miércoles de ceniza y me he estrenado en una misma en latín y cantada en la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz. ¡Una maravilla! Son días perfectos para celebrarlo con un desfile como el de Artc, en el que la rica iconografía católica se recoge en las prendas.
Es infinitamente mejor esta moda que la de llevar calaveras en camisetas, pendientes, bolsos… o hacer apología silenciosa (o no) con influencias demoníacas en el vestir. ¡Que el maligno no nos engañe! En ARCO compartí un rato muy agradable con mi buena amiga Antonia DeLl'atte. Ella bromeaba con que siempre que nos veíamos terminábamos hablando de santos. ¡Y nos encanta! Gran seguidora del Padre Pío, creo que este Santo es digno merecedor de plasmar su imagen e historia en sudaderas, camisetas y cualquier útil que nos sirva para desnudar el alma mientras disfrazamos el cuerpo. Es un santo inspirador. En una realidad paralela España podría ser un país un poco más católico aunque sea con un bello homenaje corporal desde la vestimenta a nuestros santos y nuestra historia. ¡Feliz sábado!