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Katy Mikhailova

Espontáneos y la basura de la moda

El youtuber irrumpió en la pasarela de una conocida marca con un gorro de ducha.

El youtuber irrumpió en la pasarela de una conocida marca con un gorro de ducha.
Fred Beyer | Youtube

Los espontáneos son una raza en sí misma. Colarse en un desfile, concierto o partido de fútbol, es conocido como el "espontáneo" de turno. Ya está hecho y visto. Son moscas cojoneras en los eventos de masas. Hacerlo vestido con una bolsa de basura y tratándose de la semana internacional de la moda de Nueva York eso es otro nivel. Que lo haga además un youtuber conocido… ¡Maravilla para la vista y la reflexión! Titulares asegurados. Y medallita para el curriculum.

No sé cómo sientan estos episodios a las marcas y diseñadores, pero lo que está claro es que la polémica está servida sin salpicar realmente al creativo. Lo que es, en ciertas ocasiones, un acierto. Pero cansa mucho Es un viejo método.

Y es que esta semana el "creador de contenido" (entrecomillo esto, porque me cuesta mucho pronunciarlo) Fred Beyer irrumpía en la pasarela de una marca llamada Creators Inc. con un gorro de ducha en color rosa colocado perfectamente sobre su cabeza, unas bermudas naranjas que se veían a través de la bolsa de basura transparente. En los pies, unas zapatillas de los más normales, blancas, con unos calcetines de algodón en algún color oscuro.

Para tal clase de osadía, el impacto que tiene en sus perfiles es gratamente comedido. No alcanza los 80.000 seguidores en Instagram y en Youtube 300.000 suscriptores. Que sí, que ya quisiéramos los comunes mortales rozar esto. Sin embargo, y la realidad es que detrás de esta brillante idea hay un claro deseo de darse a conocer al mundo entero. Estamos hablando de él cuando probablemente la inmensa mayoría de nuestros lectores ni habríamos sabido de su existencia.

Pero ahí estaba él. Desfilando con seguridad y gracia. De cuando en cuando, como se puede apreciar en el vídeo que se hizo viral en cuestión de horas, se giraba para asegurarse de que no venía nadie a por él. Hay quien ha llegado a creer que quizás formaba parte del espectáculo.

Más allá del hambre de ego y notoriedad, hay una segunda lectura que se puede extraer. La moda cual reflejo de la basura que consumimos. Una industria cada vez más prostituida, que, aunque teñida de lemas de sostenibilidad y de colores verdes y azules, no deja de ser una absurda manera de homogeneizar a la sociedad. Sí. Igualar, aun ofreciéndonos la presunta libertad de vestir como queramos. No nos engañemos, la moda es un grito de libertad pero desde la dictadura de la industria. Más allá de esto, siempre nos quedará París. Semana de la moda que no defrauda.

En Chic

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