
Si alguien espera respuestas a la trama política que se ha organizado en torno al fatídico resultado de Melody en el festival de Eurovisión en la rueda de prensa convocada para el próximo lunes que no tenga esperanzas. Porque no las habrá. Al menos por parte de la cantante. El equipo que asesora a la sevillana y que está calculando al milímetro sus próximos pasos es contundente al respecto: Melody no se va a posicionar políticamente y no va a quejarse de cómo se ha sentido con los condicionantes que han desembocado en su derrota.
"Melody es educada, trabajadora y poco dada a la queja", dicen desde su entorno. Y además nunca se ha metido en política. "Ella es artista". Y sabe que en España pronunciarse políticamente puede cerrar la puerta a contrataciones futuras.
El hecho de que la rueda de prensa vaya a celebrarse en las instalaciones de RTVE ya dice mucho de lo que va a poder decir o no. El equipo de Melody trató hasta el último momento de que se celebrase en "terreno neutral". Un emplazamiento en el que pudiesen expresarse con libertad y no relacionado con el ente público, como un hotel o un auditorio. Pero la negativa fue tajante. Desde las altas esferas de la cadena pública (dicen que el propio José Pablo López se ha encargado personalmente de decidir dónde iba a celebrarse) se pidió que se hiciese en Prado del Rey con el compromiso (lógico) de no vetar a ningún medio. Allí estarán las cámaras y reporteros de la competencia.
Si hay alguna pregunta de carácter político, no será Melody la que responda. De esta tarea se encargará María Eizaguirre, la directora de comunicación de la cadena que financia el Estado.
La rueda de prensa de Melody del día 26 será su último compromiso con RTVE, algo que, muchos de los que acompañan a la cantante, están deseando. La exclusividad de los cantantes con el ente público finaliza cuando termina el certamen en el caso de que pierdan. No así cuando ganan.
Mientras, continúa el debate sobre si Melody se sintió "fiscalizada" durante la preparación de la puesta en escena de "Esa Diva". Pero su respuesta, lejos de quejarse, fue tajante: "Para gustos, colores". Efectivamente la canción se sometió a diversos arreglos, pero, aunque ella tiene carácter y nunca se dejó avasallar, era consciente de que entrar en la maquinaria de Eurovisión exige cerrar el pico y acatar las órdenes.
