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Lo que no se ve en 'Supervivientes': los trabajadores, hartos del maltrato de Isabel Pantoja

Los trabajadores tras las cámaras de Supervivientes no tienen simpatía alguna por Pantoja, que ha puesto a prueba su resistencia.

Los trabajadores tras las cámaras de Supervivientes no tienen simpatía alguna por Pantoja, que ha puesto a prueba su resistencia.
Isabel Pantoja en Supervivientes | Telecinco.es

La convivencia con Isabel Pantoja no solo es difícil para los demás participantes de Supervivientes, sino también para el equipo técnico del programa. Sus exigencias, tal y como cuenta Lecturas, están desquiciando a los cámaras y redactores que graban y, en definitiva, ejecutan el programa.

La revista describe a una Isabel Pantoja tan obsesionada por su imagen que no duda en hacer la vida imposible a los cámaras con sus exigencias. Entre ellas, por ejemplo, que "no le gusta que los operadores de cámara se le acerquen demasiado", cosa que no duda en recriminar.

Pantoja cree que si los cámaras la graban a pleno sol, ella sale menos favorecida en pantalla. La cosa fue extremadamente complicada los primeros días, hasta que la cantante se acostumbró a la exposición constante y a vivir sus días en bañador. Durante ese tiempo, descargó su angustia con el equipo, provocando un gran nivel de estrés.

A todo ello se suman sus continuas amenazas de abandono, que han puesto en verdadera alerta a la cadena, que vería huir a su gallina de los huevos de oro. El resultado es que todo el mundo acaba plegándose a las exigencias de la diva, y que ésta no duda en pedir y pedir más.

A ello se añade un factor más: hay una norma fundamental en el concurso, desde siempre, y es que el equipo no puede bajo ningún concepto comunicarse con los concursantes, de modo que no pueden defenderse o responder: "Todos saben que sin incumplen esta norma sagrada serán fulminantemente despedidos". La presión es máxima y la resistencia de algunos de estos trabajadores está ahora al límite. La antipatía que tienen a la cantante es evidente. No obstante, y pese a los roces, la cadena protege y blinda a sus empleados. "No toleran las faltas de respeto a los trabajadores, tampoco los malos modos de Isabel y así se lo han hecho saber a ella", publica Lecturas.

En Telecinco viven, además, con la tensión constante de su posible abandono. El peligroso precedente que sentaron las Azúcar Moreno hace que no se pasen por alto ni una sola demanda.

El tono con el que se vive en Honduras, por lo tanto, dista de ser pacífico. Al equipo no le resulta fácil trabajar con la presión a la que le someten en ocasiones los concursantes, y la suma de Isabel Pantoja y su peculiar carácter ha acabado de complicar su trabajo.

Isabel está acostumbrada a mandar como manda en Cantora, y ahora vive recluida –pero a la vista de millones de espectadores– en una playa de apenas 250 metros.

Las sospechas de tongo, en la misma medida que los caprichos de Pantoja, no han hecho sino crecer. La famosa lata de chopped aparecida de la nada no deja de ser una muestra de ello.

Lecturas también explica qué pudo pasar con la dichosa lata. Un exconcursante anónimo de Supervivientes ha asegurado que siempre es posible comprar algún alimento a algún garífuna que viva en las proximidades de la playa. Una lata como esa cotizaría aproximadamente a unos 200 euros.

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