Dubai: lujo en el desierto
Esculpida por el petróleo, este Oasis del exceso nació para apabullar, para erigirse en paraíso de los caprichos.
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El Skyline de Dubai es uno de sus símbolos de identidad de la ciudad. En la imagen, la vista desde el campo de Golf de Dubai Creek.
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Además de la práctica del deporte, los campos de Golf de Dubai permiten admirar los imponentes rascacielos de la ciudad, al estar enclavados en el centro urbano.
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Desde el complejo del Emirates Golf pueden divisarse los edificios que aún están en construcción. Además, ofrece otras diversiones como excéntricas "BBQ Donut" para hacer una Barbacoa en medio del agua, en una especie de dónut flotante.
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El Burj Khalifa es la joya de la corona de Dubai, amén del edificio más alto del mundo, con 828 metros. En su interior se encuentra el hotel Armani, de los más lujosos de la ciudad.
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La vista se antoja escasa para contemplar el Burj Khalifa.
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Todo en el hotel está construido con el lujo y la distinción que caracteriza la marca. En la imagen, uno de los restaurantes que alberga.
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La vinacoteca del Hotel Armani contiene auténticas joyas para cualquier fánatico del vino... o amante del buen gusto en general.
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En la planta 76 del rascacielos más alto del mundo, el inquilino del Hotel Armani puede disfrutar de una piscina con vistas a toda la ciudad.
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A las puertas del hotel Dubai, una de las parejas típicas del Emirato.
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En los barrios de Deira y Bur Dubai también florecen Zocos más tradicionales.
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Las especias, como en todo el mundo árabe, se acumulan en los puestos impregnándolo todo de deliciosos olores.
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La mayor parte de ellas las exportan de otros Emiratos o de Yemen y Arabia Saudí.
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La principal diferencia entre estos zocos y los de otras ciudades árabes es que los de Dubai están techados para combatir el sofocante calor.
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En los Zocos se regatea como en cualquier otro país del mundo árabe: por imperativo.
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En algunos de los puestos pueden encontrarse souvenirs realmente curiosos, y horteras.
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Otro de los mayores atractivos es el Zoco del Oro: un inmenso mercado de más de 300 puestos en el que además de oro, pueden encontrarse piedras preciosas y lujos de todas las clases. En la imagen, el portero de uno de los establecimientos.
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El Creek (canal) divide toda la ciudad en dos zonas antes de fundirse con el Golfo Pérsico. En la imagen, uno de los agras (taxis acuáticos) disponibles para poder cruzarlo.
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Además, también hay otras embarcaciones más turísticas, por si el acomodo del agra no es suficiente.
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Desde el brazo de mar, de 15 kilómetros, pueden contemplarse algunos de los edificios más bellos de la ciudad.
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En la vecina Abu Dhabi, se encuentra una de las Mezquitas más bellas del planeta (y de las más grandes, sí): la mezquita Sheikh Zayed o Gran Mezquita, que está abierta a visitantes.
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Esta joya arquitectónica le debe su nombre al primer presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Zayed ibn Sultán Al Nahayan.
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La decoración de la Mezquita es exquisita: motivos de inspiración musulmana en mármoles salpicados de lapislázulis o amatistas.
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La sala principal tiene 10 lámparas de araña de 10 metros y 9 toneladas de peso, fabricadas por Swarovski en Alemania.
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En la mezquita, el viajero paseará sus pies (descalzos) por la alfombra más grande del mundo. La tejieron artesanos iraníes y 5.700 metros cuadrados. Pesa cinco toneladas.
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Para entrar, las mujeres deben acatar las reglas de vestimenta: en la misma Mezquita se les entregará unas túnicas negras y un pañuelo para la cabeza.
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Además de los deportes naúticos o el esquí, una de las actividades que más turistas atrae son los safaris por el desierto. Pueden hacerse en camello o en jeeps.
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Sea cual sea el modo de transporte elegido, la puesta de sol entre las dunas es un espectáculo imperdible.
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El Hotel Atlantis Palms de Dubai es uno de los elementos más icónicos de la ciudad. En su interior se encuentra más que una ciudad: el parque acuático más grande del mundo, o un gigantesco acuario.
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El parque acuático es un delirio en sí mismo: las atracciones incluyen hasta un baño con tiburones
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Otra imagen del Atlantis Palms, con su enorme piscina y su playa privada.
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El acuario se extiende por todos los pasillos del hotel. En su interior pueden encontrarse hasta las especies más exóticas.
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Nada más salir de la habitación, uno puede encontrarse como si estuviera en el mismísimo fondo marino.
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Los pasillos del hotel son todo un alarde exceso y barroquismo, con motivos marinos.
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Detalle de una de las lámparas del hotel.
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El hotel Burj al Arab, además de uno de los iconos de Dubai, presume de ser el hotel más lujoso del mundo.
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El complejo, también llamado 'La vela' tiene una de las atenciones más cuidadas del mundo.
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Imagen de las "zonas comunes" del Hotel.
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En Dubai prolifera la imaginería de loa a sus Emires.
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