

El nombre de este restaurante poco tiene que ver con la esencia culinaria del mismo, más bien es recuerdo y cariño de unos padres a su hijo que decía "arroz pegao" siempre que se sentía feliz. Y eso es precisamente lo que busca su dueña María Jesús y todo el equipo de este pequeño local ubicado en el barrio de Montecarmelo (Madrid) -Avenida del Monasterio de Silos, 20-, que comas bien, con un trato exquisito, y que salgas encantado y con intención de volver.
Arroz Pegao no destaca por su decoración, cuya reforma se va a realizar próximamente, ni por una cocina de vanguardia. Sobresale por la calidad de su producto, con una materia prima extraordinaria, y por recetas tradicionales con un toque de innovación.
En una carta que varía en función del producto de temporada, cada plato tiene su historia y de ahí el nombre de los mismos. El aperitivo de unas pequeñas croquetas de cocido ya te da muestra de que todo en esa casa se hace con cariño y a fuego lento, para que no se pierda ningún sabor. Santa Bárbara es un espectacular bocado que explota en tu boca dando paso al huevo y a la trufa que se encuentra en el interior de ese sobrecito de pasta brick.
Y muy originales y sabrosas son las patatas bravuconas, unas bravas pero al estilo Arroz Pegao. Unas pequeñas patatas partidas por la mitad y con la salsa brava metida en su interior. No pican demasiado así que son aptas para todos los gustos.
La cocina en esta casa te traslada a la tuya, la de tus padres o abuelos, aquella comida hecha con cariño y a fuego lento. Todo lo que hacen es casero, desde el delicioso foie que acompañan con una original mermelada de violetas, a los helados y tartas de las que hablaremos al final.
El vino que probamos es un Tóser, elaborado al amparo de la DO Ribera del Duero, de las Bodegas Toni Martín, muy bueno para acompañar los manjares servidos por María Jesús.
Aunque la carta es amplia, los arroces también tienen espacio, como no podía ser de otra forma, destacando el de unos imperiales carabineros cinco estrellas y el meloso o caldoso con caza de temporada.
En el plato denominado susurro de Covaleda compruebas de nuevo ese amor puesto en los fuegos del restaurante. Un guiso de boletus edulis, chantarella, huevo a baja temperatura y una delicada pasta de arroz que le aporta al plato un agradable toque crujiente.
Tienen una muy buena selección de pescados y de carnes, de las que probamos el encartado boreal 3 oros, una ternera finlandesa galardonada tres años como la mejor del mundo y acompañada con papas murano, unas buenísimas milhojas que te las sirven como bastones.
Como decíamos antes, también hay sitio para el deleite de los más golosos. Postres elaborados de forma casera en la cocina y que te dejan el buen sabor de boca de una maravillosa comida. La zielblú es una tarta de queso, pero no como todas porque está alaborada con queso gorgonzola, por lo que su sabor es intenso y te tiene que gustar el queso azul para poder comerla. La tarta está muy buena, pero como digo, para los amantes del queso. La priorato de Liébana es más apto para todos y muy rica también, una torrija de café (descafeinado) con crema de vainilla y helado de leche merengada (también elaborado por ellos). También puedes probar una riquísima tarta fina de manzana, que complementan con un cremoso helado de turrón.
Arroz Pegao es un restaurante para comer con amigos, con la familia o para disfrutar en un descanso de trabajo. Además cuenta con terraza acondicionada para disfrutar de ella todos los meses del año. El ticket medio es de 40€.
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