BARCO7, La Burbujería, es una de las novedades que nos trajo este 2021 en la gastronomía madrileña. Ubicado, como su propio nombre indica, en la calle del Barco, 7, a los pies de la Gran Vía, se erige como un restaurante informal, con alma de vinoteca, en el que los espumosos son los protagonistas junto a su cocina de fusión.
El alma de La Burbujería es el chef Hernán González, que ideó este particular concepto con su socio Francisco Castro durante el confinamiento. El cocinero ha pasado por Don Giovanni, Oh Bla Bla y Viridiana, donde fue la mano derecha de Abraham García, y cuya influencia se puede ver en sus creaciones. Sin duda, un seguro de calidad.
Como la de la materia prima, algo primordial para Hernán, quien adquiere la mayoría de los productos frescos en comercios cercanos, como en Casa Aragón, donde compra la fruta y la verdura, o en los mercados de Los Mostenses, Antón Martín y Barceló, de donde procede el pescado salvaje del día que siempre se ofrece como fuera de carta.
Con esta declaración de intenciones te preparas para disfrutar de originales entrantes, como las alitas de brócoli y coliflor con rebozado crujiente con especias cajún y dip de yogur y las bravas 'del otro lado del charco', con yuca frita, salsa de tomate al chile chipotle, cilantro fresco y ralladura de lima. Pero por recomendación del chef llegan las croquetas de vaca madurada con salsa chimichurri, con la masa suave y un delicado crujiente que deja todo el sabor a la carne con el toque ácido de la salsa que corona cada bocado.
De su cocina creativa que gira en torno a ingredientes internacionales también nos ofrece la ensaladilla intercontinental, con boniatos asados, nopales y pollo de corral asado en sus propios hornos. Un plato rico pero que le falta algo de fuerza para que sea redondo.
Como sugerencia del día probamos unos espectaculares mejillones de la ría con cilantro y curry Panang, originario de Tailandia y que aporta un aroma y un ligero picante que suavizan con leche de coco con fondo de langostinos. ¡De llorar!
La búsqueda de los ingredientes con la mejor calidad es la obsesión del chef y del Mercado de Barceló recibe todos los días el pescado salvaje más fresco. En este caso probamos un pámpano con crema de aceitunas negras y su guarnición. Un pescado azul con sabor similar al mero y es más conocido como pez mantequilla. Notable la combinación del pescado a la parrilla con la crema y unos brotes que le dan un toque salado al plato.
En La Burbujería, también tienen mucha importancia las carnes, todas de Maldonado. Probamos el secreto de cerdo ibérico puro de bellota a la parrilla con boniato asado y mantequilla de tzatziki. La carne deliciosa, jugosa, en su punto justo y el acompañamiento perfecto del boniato. Mención destacada la mantequilla, elaborada de forma artesanal por el propio chef y que no puedes parar de comerla.
También hay espacio en este ambiente desenfadado en el que puedes disfrutar con quien desees de unas hamburguesas caseras con panes horneados a diario: una de vaca madurada con queso manchego semicurado, tomate, lechuga, papada ibérica, cebolla dulce y pepinillo agridulce y otra de cordero (ternasco de Aragón IGP) con queso cheddar, salteado de champiñones portobello, salsa de cerveza Guinness, tomate y lechuga.
Como ya hemos destacado, el segundo pilar de La Burbujería es su carta de bebidas, una oda a la burbuja, en continua revisión y ampliación. Especializada en vinos espumosos que acompañarán a la perfección cualquier plato de una carta que está en constante evolución y donde prima el producto estacional.
También asesorada por Hernán González, no en vano fue uno de los tres mejores sumilleres de su promoción por la Cámara de Comercio de Madrid. Así que déjate asesorar por el chef o cualquiera del equipo de la sala que te brindan un trato distinguido para probar cualquiera de sus más de 60 referencias entre las que destacan los pequeños productores. Este viaje lo acompañamos con un Laietá Rosé 2017, DO Cava de Alta Alella.
Y para terminar por todo lo alto, una maravillosa torrija de panettone, aromatizada con cardamomo y agua de azahar y servida con helado de dulce de leche porteño.
En La Burbujería destaca la sencillez de los platos, pero es una comida divertida y con una magnífica relación calidad precio, ya que su ticket medio es de 30€ por persona. Está abierto de jueves a domingo.
Haciendo barrio
La Burbujería nace también con la intención de complementar su propuesta culinaria con un programa dinámico y apetecible de actividades culturales, gratuitas o a precios simbólicos, que lo convertirán de lunes a miércoles en un punto de encuentro para vecinos y visitantes: ajedrez para mayores, clubs de lectura, cinefórums, catas de vino o matemáticas financieras para torpes, entre otras.
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La estética encaja totalmente con el entorno: el local, de planta rectangular, con una pequeña barra a la entrada y un área al fondo que puede cerrarse para grupos, está ambientado con un estilo entre lo retro, lo industrial y lo shabby-chic (maderas sin tratar, sillas de hierro ligeramente desgastado). Además, acoge en sus paredes exposiciones temporales de pintura o fotografía de artistas emergentes y consagrados y puede alquilarse puntualmente para pequeños eventos o presentaciones de diseñadores o productores afines a su estilo.
La Burbujería cuenta con una pequeña zona dog-friendly en la que los clientes podrán disfrutar y relajarse junto a sus mascotas.