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¿Debo obligar a comer a mi hijo si no tiene hambre?

Si como adulto no te obligas a comer si no tienes hambre.... no lo hagas con los pequeños. Obligar a los niños a comer tiene consecuencias nefastas.

Si como adulto no te obligas a comer si no tienes hambre.... no lo hagas con los pequeños. Obligar a los niños a comer tiene consecuencias nefastas.
Boy eating pizza in restaurant | Cordon Press

Desde hace tiempo y aún hoy en día los padres obligan a sus hijos a comer toda la comida que se les sirve en el plato. Pero, ¿está bien exigirles esto? No hay que forzar a los niños a comer, puesto que ellos mismos saben cuándo necesitan comer y cuándo no. En este sentido, son igual de capaces de decidir que los adultos, cada uno sabe cuándo tiene hambre.

Sin ir más lejos, seguro que a nadie le gustaría tener a un nutricionista sentado al lado que juzga continuamente la manera de alimentarse de cada uno. Los niños son iguales. De hecho, si uno está preocupado por la alimentación infantil lo mejor que puede hacer es dar un buen ejemplo de alimentación, esto quiere decir, asegurarse de que hay poca comida ultraprocesada en casa y dejar los sermones para las misas. Es tan sencillo como, "no quieres que tu hijo coma donuts, no comas donuts todos los días".

Además, los expertos coinciden en que al niño no hay que obligarle a comer, el motivo, entre otras cosas, es que como todo ser humano, ellos se dan cuenta también cuándo tienen que comer y cuándo es necesario parar. Sin embargo, si hay un adulto constantemente presionando para que terminen el plato, no harán caso a su cuerpo, sino a lo que se le imponga, algo que a la larga puede pasar factura.

De hecho, los nutricionistas expertos coinciden en que no hay que insistir al niño a que coma o que se termine el plato si dice que no tiene más hambre, esto solo logrará resultados negativos. Por otro lado, es importante tener en cuenta que los niños son, precisamente, niños y su dieta no puede ser igual a la de un adulto. El motivo es que sus estómagos son más reducidos, por ende, no se puede esperar que sus raciones sean del mismo tamaño.

Lo cierto es que es un tema que preocupa muchísimo a las madres y padres y esto lleva, en muchas ocasiones, a recurrir a todo tipo de técnicas, también a obligar a los niños a comer determinados alimentos y, por supuesto, determinadas cantidades. Pero lo cierto que esto no hará que el niño crezca más sano, ya que lo más importante, que aprenda a comer. Sí tendrá, en cambio, consecuencias negativas, pero no es algo instantáneo sino que estas consecuencias se verán más adelante. Pero antes cabe preguntarse: ¿por qué el niño no come?

¿Cuáles son las conductas habituales que hay que evitar?

  • Amenazar al niño con privarle de alguna actividad que le gusta
  • Hacerle sentir mal
  • Decirle mentiras
  • Presionarlo
  • Atemorizarlo
  • Maltratarlo psicológicamente

Consecuencias de obligar a un niño a comer

Aunque, en ocasiones, la desesperación lleve a acabar obligando a los niños a comer para así conseguir que lo haga, los nutricionistas advierten de las consecuencias que acarrea obligar a un niño a comer.

  • No funciona a largo plazo

Para lograr entender este tipo de conceptos no hay nada mejor que los ejemplos. Por tanto, hay que pensar si alguien te sobornase para que pestañearas a una velocidad concreta, quizá lo harías durante un tiempo, con un esfuerzo tremendo, pero no podrías mantener esta situación el resto de tu vida, al menos sin sufrir consecuencias al dedicar todas tus energías a un proceso fisiológico. Pues algo similar ocurre con la alimentación. Obligar a comer a nuestro hijo no va a contribuir a que mantenga esta actitud a largo plazo. De hecho, como norma general, suelen ser comportamientos que duran poco en el tiempo.

  • No se está respetando su apetito

Al obligarles a comer la sensación que se transmite es que se conoce a la perfección cuánta hambre tiene el niño y el momento en el que la tiene. Esto es, si un adulto obliga a un niño a terminarse el plato parece que se sepa que todavía no esté lleno, aunque el pequeño haya dicho que sí o mostrado síntomas de ello.

De hecho, es curioso como durante la lactancia los niños se alimentan a demanda, pero cuando empiezan a comer otro tipo de alimentos, los adultos saben cuánta hambre tienen. Por tanto, es importante que si un niño manifiesta que no quiere más comida o hace gestos de no querer más, dejarle que coma lo que quiera, no es necesario comerse todo el plato.

  • El adulto no se está centrando en lo importante

¿Cómo se puede saber qué cantidad de comida dar a un niño pequeño?, la respuesta es sencilla: primero hay que preocuparse de la calidad, que el niño se encargará de la cantidad. Si se sigue un esquema lógico, donde se le ofrecen al niño alimentos saludables que incluyan frutas, verduras, legumbres, proteínas… se puede dejar que sea el niño quien elija la cantidad que desea comer. De hecho, según indica la Academia Americana de Pediatría (AAP) el apetito de los niños es errático e impredecible. Se adapta al crecimiento del niño, y solo el apetito del niño puede usarse como marcador de sus necesidades calóricas. La tarea de las madres y padres es, por tanto, asegurarnos que lo que se ofrece a los niños es saludable ya que de la cantidad solo pueden encargarse ellos.

  • Se puede crear mayor resistencia a comer

Desde el punto de vista nutricional, no es adecuado forzar a los niños a comer por encima de su sensación de hambre. Hay que evitar ejercer presión sobre los niños para que coman, ya que hacerlo puede conducir a una mayor resistencia a comer, crear aversión a ciertos alimentos y otras conductas alimentarias poco o nada saludables que pueden persistir en la edad adulta. Por tanto, como se ha hablado en el apartado anterior, hay que ofrecer una cantidad de comida al niño y que sea él quien gestione cuánto quiere comer.

  • Se limita autonomía y la capacidad de tomar decisiones

Si se lanza esta pregunta al vuelo, ¿Qué quieres que sea tu hijo con 15 años: obediente o responsable? Seguramente la mayoría de madres y padres contestaría que responsable. Entonces, ¿por qué se educa en la obediencia? El hecho de dejarles comer lo que les apetezca es una manera de que los niños aprendan a tomar decisiones, equivocarse y responsabilizarse de sus actos. Los niños educados en la obediencia, acostumbrados a que los adultos decidan en cada momento qué es lo que necesitan, cuando son más mayores y tienen que comenzar a tomar otras decisiones, les resulta muy complicado hacerlo por sí solos. Siempre tienen que acabar pidiendo la aprobación de otras personas.

  • Se ve alterada su sensación de hambre

Cada vez que se insiste a un niño a que sigan comiendo un poquito más, es muy posible que se le esté obligando a que coman más de lo que realmente necesita su cuerpo. Por tanto, se están alterando sus mecanismos innatos de hambre-saciedad. De esta forma, cuando sean adultos, le será más complicado reconocer cuando está satisfecho con la comida y además aumentan las probabilidades de que se convierta en un comedor emocional.

  • Se termina cayendo en el chantaje emocional

Cuando se obliga al niño a comer, para conseguir que obedezcan, a menudo se termina cayendo en el chantaje emocional: "Si te comes todo, tendrás postre", "si no te acabas el brócoli, no podrás jugar a la play". Es decir, se recurren a los premios y a los castigos. Además, mientras los adultos estén ahí para premiar o castigar, el método puede llegar a funcionar. Pero, ¿Qué pasa el día en que ya no se premia? Pues que pueden perder el interés en seguir haciendo lo que antes hacían para conseguir algo. O incluso pueden perder el interés en el premio, y entonces hay que amplificarlo. ¿Y qué pasará el día que no haya un adulto delante para ejercer como jueces? Pues que tendrán la libertad de hacer lo que quieran porque no habrá nadie que les castigue.

¿Qué se puede hacer para que un niño coma sin obligarle?

  • Darle tiempo: Cada persona come a su manera y a su ritmo. Respetar su tiempo para cada comida hará que se sienta más tranquilo y cómodo al comer.
  • Ofrecer poco a poco los alimentos nuevos: Los niños deben asimilar y acostumbrarse a cada nueva comida. Si se le ofrecen muchos ingredientes nuevos en una misma comida les resultará más difícil asimilarlo.
  • Evitar las distracciones: La hora de comer debe ser exclusivamente pare eso. Es preferible evitar la televisión y todo tipo de juguetes.
  • Comer con la familia: Es importante que adquieran el hábito de comer mientras lo hacen los demás. Incorporarlo a la mesa en los horarios en los que habitualmente comen los adultos mejorará su relación con el entorno y con la alimentación.
  • Dar ejemplo: Si se está buscando que el niño coma algo concreto, lo mejor que se puede hacer es que vea a un adulto comerlo también.
  • Evita poner caras de intriga o preocupación al dar un alimento nuevo: Lo mejor es que sea algo natural. Si no, el niño percibirá que algo no está bien y se alarmará, aumentando la probabilidad que rechace la comida.
  • Evitar los dulces y otro tipo de alimentos antes de la hora de la comida: Si se le permite comer bocados antes del horario de almuerzo o cena, el niño estará menos predispuesto a ingerir alimentos. Si le ofreces algo que no le tienta demasiado, le será más fácil rechazarlo puesto que ya habrá comido algo antes.

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