
Marzo es un mes de transición, climatológicamente hablando, pues supone el fin del invierno y la llegada de la primavera. Conocer las condiciones marca la diferencia para conseguir una buena temporada llena de cosechas en el huerto. Además, es aconsejable preparar la tierra para el verano removiéndola con una horca para facilitar la plantación de las semillas.
Cultivos recomendados
La alcachofa es un cultivo ideal para sembrar en invierno y primavera, ya que necesita un clima suave o cálido para que su desarrollo no se vea interrumpido. Aunque en invierno la alcachofa puede llegar a soportar temperaturas entre -10 y -15 ºC, esto depende del suelo, las condiciones, etc. Además, necesita humedad, pero sin exceso de agua, por lo que marzo es un buen mes para empezar a sembrar esta verdura de aspecto tan peculiar.
El apio requiere humedad constante, por lo que es una verdura ideal para plantar en primavera. Al igual que las berenjenas, que con la llegada del buen tiempo pueden sembrarse en primavera—a pesar de ser características del verano—, ya que necesitan sol, un sustrato rico y bien abonado. El pimiento, también suele cultivarse en verano. Sin embargo, también puede sembrarse en primavera, dependiendo de las temperaturas.
Dependen del clima
Por otro lado, las judías pueden empezar a plantarse si las temperaturas previstas son cálidas, ya que es una verdura a la que no le gusta ni el exceso de frío ni de calor. Lo mismo ocurre con el pepino, cuya cosecha se puede realizar si las temperaturas son superiores a 15 grados. Otra hortaliza idónea es la zanahoria, al tardar entre 60 y 75 días en crecer, cultivarla con anticipación evita que se vea afectada por el calor cercano al verano.
Asimismo, para la remolacha se prefieren condiciones térmicas suaves (entre 10 y 25 ºC), por lo que sembrarla en marzo permite que crezca de manera óptima antes de la llegada del calor intenso. Además, en esta época, el suelo todavía conserva humedad de las lluvias invernales, lo que facilita la germinación sin necesidad de riego excesivo.
En el caso de las acelgas, la recolección se hace cada ocho semanas y crece en cualquier tipo de suelo, aunque es recomendable que el sustrato tenga nutrientes. Es común cultivarlas antes de la llegada de la primavera, aunque también se realizan cosechas a finales del verano para ser recogidas en otoño.
Muchos de estos cultivos son especialmente sensibles, por lo que, en caso de que las temperaturas de marzo sean más típicas del invierno, se pueden plantar previamente en semilleros hasta que germinen.