
El comienzo de un nuevo año suele venir acompañado de una lista de propósitos que pocas veces se cumplen. Sin embargo, existe una forma de garantizar que el año comience con una energía renovada: viajando. Pero no a los destinos saturados de siempre, repletos de turistas y donde las colas empañan el espíritu de renovación, sino a rincones que conservan su autenticidad y atractivo turístico.
Si estás buscando una escapada para las primeras semanas de 2026, estas son tres propuestas que huyen de lo convencional. Desde los recónditos Balcanes hasta el bienestar termal de Centroeuropa, pasando por la vanguardia cultural de la ribera del Duero.
Montenegro: El despertar de los Balcanes
Para quienes buscan un destino que combine naturaleza indómita y tradiciones ancestrales, Montenegro es una opción muy recomendable. Este pequeño país de la península balcánica, bañado por el Adriático y custodiado por montañas de literatura fantástica, ofrece en enero una experiencia que el turista de verano jamás llega a conocer.
Empezar el año en Montenegro permite vivir una experiencia viajera diferente. Al ser un país de tradición ortodoxa, el epicentro de sus celebraciones navideñas ocurre el 7 de enero. Presenciar la quema del badnjak (ramas de roble) frente a las catedrales de Podgorica o en las plazas de la costa es sumergirse en un folclore vivo. Es un momento de comunidad, donde el aroma a leña quemada y el vino dulce (prošek) crean una atmósfera de hospitalidad inigualable.
El invierno montenegrino es un crisol de contrastes. En el norte, las montañas de Kolašin y el Parque Nacional de Durmitor se convierten en un patio de recreo para los amantes de la aventura en la nieve. Desde el esquí alpino hasta las rutas con raquetas de nieve bajo bosques de pinos negros, el silencio de la montaña en enero es absoluto.
A solo unas horas de distancia, la Bahía de Kotor ofrece un retiro mediterráneo de clima suave. Pasear por Herceg Novi o Budva sin el bullicio estival permite apreciar la arquitectura veneciana y el azul profundo del Adriático en total calma. Además, Herceg Novi despide el año y recibe el nuevo con actuaciones regionales y fuegos artificiales que iluminan todo el golfo.
Hungría: historia, tradición y misterio
Hungría es el destino ideal para quienes ven en el inicio del año una oportunidad de viajar al corazón de Europa. El país se transforma en enero en un escenario de cuento, donde las ciudades históricas y los vapores de sus aguas termales invitan a un viaje de desconexión total.
Budapest, el epicentro de la historia húngara
La capital húngara no pierde un ápice de su encanto tras las campanadas de fin de año. Si bien los grandes mercados como el de la Plaza Vörösmarty comienzan a recogerse, el Distrito del Castillo de Buda mantiene un aire señorial y tranquilo. Su Buda Castle Christmas Fair se extiende por rincones históricos, ofreciendo espectáculos de luz y artesanía sin las aglomeraciones de diciembre.
Para los que buscan una experiencia activa, la pista de hielo Budai Vár, situada en el entorno monumenta del Castillo de Buda, es una de las más bellas de Europa. Y si viajas con niños, el parque temático Happy Wonderland en el City Park sigue siendo un refugio de fantasía durante los primeros días de enero.
No hay mejor forma de empezar el año que sumergido en aguas medicinales. Mientras el termómetro exterior marca grados bajo cero, el balneario de Széchenyi ofrecen la experiencia surrealista de bañarse al aire libre rodeado de vapor y arquitectura neobarroca.
Sin embargo, el verdadero tesoro fuera de ruta es el Lago termal de Hévíz. Es el lago termal natural más grande del mundo donde es posible bañarse en invierno. Sus aguas, cubiertas por una suave bruma y rodeadas de naturaleza, tienen un efecto casi místico.
Oporto y Vila Nova de Gaia
Si tu propósito de año nuevo es rodearte de arte, gastronomía y buen vino, tu destino es el norte de Portugal. Al otro lado del famoso puente Luis I, en Vila Nova de Gaia, se encuentra el barrio de moda que está redefiniendo el turismo en la península: el Distrito Cultural WOW (World of Wine).
WOW no es solo un complejo de museos; es un ecosistema vibrante que mantiene su programación especial hasta el 6 de enero. Con 7 museos temáticos, 12 restaurantes y una escuela de vino, es el lugar perfecto para quienes buscan un viaje urbano con contenido.
Una de las joyas de esta temporada es la exposición BrickWorld en el Museo Atkinson. Se trata de una impresionante muestra construida con piezas de LEGO que recrea monumentos icónicos de Oporto y escenas invernales. Es una parada obligatoria que demuestra que la creatividad no tiene edad.
Empezar el año aprendiendo algo nuevo es un lujo, sobre todo si es pensado para los más pequeños. En WOW, es posible inscribirse en talleres que van desde la gastronomía hasta la artesanía.
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"Chocolatinhos": Ideal para familias, donde se aprende a trabajar el chocolate (Una de las especialidades del distrito).
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Workshop de Kokedamas: Donde aprender a crear estas esferas de musgo japonesas utilizando ramas de pino y elementos naturales, una forma sostenible de decorar tu hogar para el nuevo año.
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Cerámica: Talleres para moldear tus propios adornos o piezas utilitarias, una actividad meditativa perfecta para enero.
El distrito WOW es también un paraíso culinario. Para quienes desean una comida de Año Nuevo inolvidable, restaurantes como 1828 (especializado en cortes de carne premium) o Barão Fladgate ofrecen menús que celebran lo mejor de la cocina portuguesa con vistas panorámicas a la ribera de Oporto iluminada. No puedes irte sin probar sus maridajes de vino de Oporto, una tradición que en Gaia se eleva a la categoría de arte.
El éxito de un viaje en enero reside en elegir el ritmo adecuado. Si lo que se busca es aire puro, las montañas de Montenegro son una elección ganadora. Si lo que se prefiere es cultura, historia y relax en aguas termales, Hungría y sus balnearios son tu refugio. Pero si lo que se necesita es un chute de creatividad, diseño y buena mesa, Oporto y el distrito WOW ofrecen un comienzo de año que lo tiene todo.



