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Katy Mikhailova

Aquí paz, y después Galapagar

En España ningún diseñador aplaudiría que la mujer de Santiago Abascal, por ejemplo, vista con su ropa. No sucede lo mismo con Irene Montero.

En España ningún diseñador aplaudiría que la mujer de Santiago Abascal, por ejemplo, vista con su ropa. No sucede lo mismo con Irene Montero.
Lidia Bedman, mujer de Abascal | Instagram

Lo del momento cocaine-chic en Eurovisión es tan sumamente absurdo, que pensar que el cantante de Maneskin, salvando que pareciera abducido, se "metía un raya" sólo por agacharse a la mesa (vídeo que ‘ruló’ por las redes como la pólvora) denota que seguimos siendo imbéciles con mucho tiempo libre. Lo que me duele es que la canción de Barbara Pravi, que sirvió de banda sonora al docudrama de la Rociito, no se alzara como digna ganadora del certamen después de perforarnos la memoria auditiva en largas noches de insomnio con la musiquita tan repetitiva y ese canto agudo cual auxilio. Mediaset no consiguió escalar a TVE en un momento en el que la cadena de ‘todos’ se convertía en la de ‘unos pocos’ (los que asumen el sesgo de la cadena) y aburre a las vacas. Ya ni Cuéntame nos salva. ¡Alerta, que viene spoiler! Ya han matado a Antonio Alcántara en la eterna serie de televisión. Yo hace años que ya no la veo. Estamos ante la decadencia de una generación (o dos), aburrida por consumir lo mismo de siempre. Y es que lo de renovar o morir parece que no va con los guionistas.

No menos debate merece el no-posicionamiento político de Palomo Spain en una entrevista recientemente a LOC. Si cordura tiene, será de derechas, o liberal, que no libertino (aunque quizás también, pero los asuntos de alcoba no son mis temas). Ser de izquierdas implica llevarlo con orgullo -ironía aparte-; si se es de derechas, se vive con miedo: en este sector sobre todo, pues de siempre la cultura se ha asociado a los famosos movimientos promovidos por Sindes y Zapateros y demás mareas socialistas. Sea como fuere, pues no puedo afirmar nada con certeza sin conocer al diseñador (y de conocerle no lo contaría), Palomo es de los diseñadores españoles que en menos tiempo se ha logrado un nombre, y esto se debe sólo a dos cosas: al talento bien gestionado. Ya lo decía mi muy buen amigo Fernando Aguirre (ex presidente de Agatha Ruiz de la Prada, quien antes fue alto directivo en Loewe España) el éxito en la moda = (T + t) x G. Talento en mayúscula, sumado a trabajo en minúscula, y multiplicado por Gestión. Los artistas no saben de gestión ni de marketing, y este es el error. Siento decirles pero la moda está llena de seres sin talento y sin gestión correcta, de ahí que lo que haya en la Fashion Week Madrid quede en IFEMA.

Si alguien sabe de gestión, y de polémicas (y no huir de las preguntas incómodas), esa es Agatha Ruiz de la Prada en España, y en Italia Donatella Versace y el tándem formado por Domenico Dolce y Steffano Gabana. Estos últimos celebraban que una Melania Trump vistiera con sus diseños. En España veo con mucha dificultad que algún diseñador aplauda que la mujer de Santiago Abascal, por ejemplo, vista con su ropa. Eso sí: Irene Montero en Vanity Fair, ¡felicidad máxima! como si luce un Rolex en la izquierda… aquí paz y después Galapagar.

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