
La nieve tiene ese je-ne-sais-quoi que seduce a los amantes del esquí como a aquellos que simplemente buscan coleccionar instantes de belleza y sensibilidad. También de après ski. La estética de la nieve trae implícita la elegancia. Es difícil que la vulgaridad prolifere en medio de una montaña nevada y debajo de capas y capas de ropa, aunque todo es posible, caída mediante. Y es que, mientras el mundo del deporte de nieve se disputa entre los esquiadores y aquellos que practican snow, la realidad es que con o sin deporte, la nieve se ha convertido en un ‘must traveler’ instagrameable.
Y si hay un destino de nieve cerca de Madrid es Sierra Nevada. Botas Moon Boots para el aprés ski, el traje de Rossignol y cualquier gorrito ruso (o ucraniano) como la estética perfecta soñada. Iphone en mano. Tres, dos, uno… ¡disparo! Fotaza. Jerseys gruesos de algodón con rombos. Calentadores. Manoplas. Y mucho más. Hasta la moda de la nieve se ha democratizado: sin tener que recaer en Decathlon (aunque en Ortega y Gasset hay uno estupendo), Oysho ofrece trajes para la nieve que poco tienen que envidiarle a los de Goldberg. Entre 200 y 1200; hay mil euros de diferencia entre un traje y otro. La dignidad nunca tuvo un precio. O sí.
También la personalización es un valor en alza. Y ahí no hay democratización que valga. Más si se trata para unos esquís, que deben ser de calidad y diseñados a medida. Se trata de Kustom Skis, un proyecto impulsado por un joven madrileño, Javier Gfaelle, que está dando la vuelta entera al mundo. Los mejores estándares de calidad y tecnología, para esquiar seguros, pero con el diseño que uno elija. ¡Yo tengo los míos de Fearless! Ya solo falta perder el "miedo". Tiempo al tiempo.
Y entre bajada y bajada, les recuerdo que hace años les escribía de mi primera experiencia en la nieve, que tres años después, sigue siendo más intensa y más extensa. Y reencontrándome con nuevos rincones para practicar el arte de la felicidad, descubro Maribel Hotel, el nuevo chalet alpino en Sierra Nevada, que reabre sus puertas, tras muchos años cerrado, bajo la gestión de Puente Romano Beach Resort y Marbella Club, responsables del reconocido El Lodge Ski & Spa, que colinda con este hotel en donde lujo y sostenibilidad casan más que nunca. Situado a 2.250 metros, con acceso directo a las pistas Maribel y Águila, Maribel puede presumir de un lounge y bar con terraza exterior, así como un spa de inspiración nórdica en el que recuperarse bajo las estrellas. Y no menos alabanzas se merece su cocina, la del restaurante en el que se puede degustar desde una fondue de queso o una bouillabaisse Maribel de bogavante, almejas y rape. Sea como fuere, la existencia en esta pequeña mansión alpina es una autentica fantasía. Desayunar con vistas a la pista Maribel por la que descienden cientos de amantes de la nieve, disfrutar de un rico y caliente caldo de res cuando vuelves de dar un paseo o tomarte una copa al son del "musicón" que pincha en las cenas y comidas el dj Rober Peinado.
Con todo esto y más, ¡qué nivel, Maribel! Un lujo que merece la pena vivir aunque sea una penúltima vez.