En España, las calderas son consideradas elementos que simplifican y mejoran la calidad de vida en el hogar, después de todo, cumplen la doble función de aclimatar la casa y garantizar la salida de agua caliente.
Actualmente, los especialistas en instalación de calderas ofrecen variedad de opciones para escoger, por lo que conviene comparar las características de los diferentes sistemas y en función de ello, elegir el que mejor se ajuste a nuestras necesidades.
¿Cuántas clases de calderas existen?
Es mucho lo que la tecnología ha avanzado en materia de sistemas de calefacción y calentamiento del agua para uso doméstico. Hoy en día es sencillo encontrar cualquier cantidad de opciones que varía de acuerdo a las empresas proveedoras.
Sin embargo, de forma generalizada se clasifican de acuerdo al tipo de combustible que utilizan. De esta manera tenemos:
Calderas de gasoil
Debido al impacto contaminante que genera la combustión, es la alternativa indicada para lugares con limitado acceso a sistemas de gas natural o propano, por ejemplo, las granjas.
Su funcionamiento se basa en el uso del combustible como fuente para calentar el agua que pasa a través de las tuberías. La rapidez y eficiencia son sus puntos fuertes, por lo que su mayor ventaja radica en la facilidad con la que elevan la temperatura en espacios amplios y abastecen de agua caliente sanitaria.
Por otra parte, son bastante seguras y económicas. El ahorro no sólo se deriva del precio de instalación, sino de los bajos costos de mantenimiento en comparación con otros sistemas.
Calderas de gas
Como lo indica su nombre, funcionan mediante la combustión de gas. La eficiencia y rapidez con la que trabajan, permiten disfrutar en cuestión de minutos de calefacción y de agua caliente.
En términos de uso doméstico, las calderas de gas son las grandes favoritas no sólo por la tranquilidad que genera su instalación, sino por su larga vida útil y la justa relación precio-rendimiento.
A pesar de tratarse de uno de los métodos más económicos, el confort está garantizado, así como el máximo nivel de seguridad. La variedad de opciones para elegir es otro de sus puntos fuertes, incluso, se considera el tipo de sistema más explotado en la actualidad.
Calderas eléctricas
Su funcionamiento prescinde del uso de gases para generar combustión, en su lugar, un termostato programable se encarga de la emisión del calor, el cual se alimenta de la corriente eléctrica.
La temperatura alcanzada es suficiente para calentar el ambiente y el agua, por lo que garantizan la eficiencia. En contraposición, es mucha la controversia generada en torno al impacto que representan en el consumo eléctrico.
Calderas de biomasa
Estos equipos surgen de la necesidad de utilizar sistemas más respetuosos con el medio ambiente. A diferencia de los sistemas de calefacción que funcionan mediante combustión de gases o de gasoil, las calderas de biomasa utilizan astillas de madera, cáscara de frutos secos y huesos de aceituna para trabajar.
Sus radiadores ofrecen la misma eficiencia que el resto de las opciones, entendiéndose que, además de ser una opción completamente amigable para el planeta, es la solución ideal para lugares remotos.
¿Cómo elegir el tipo de caldera adecuado?
La mejor forma de escoger el sistema ideal es considerar la zona geográfica donde se ubica nuestra vivienda. La clasificación de las calderas delimita su nivel de eficiencia de acuerdo a las dimensiones del inmueble, el uso y las condiciones climáticas. De esta manera tenemos:
Sistemas especiales para zonas urbanas
En este escenario, las calderas a gas se ganan la recomendación como las más eficientes. La razón de ello obedece a que, por lo general, en este tipo de viviendas las necesidades incluyen la regulación de la temperatura ambiental y del agua sanitaria.
Otra opción viable para hogares ubicados en áreas urbanas son los sistemas eléctricos aunque en ese caso, merece la pena valorar el impacto que ejerce sobre la facturación del servicio energético.
Sistemas especiales para zonas rurales
A diferencia de lo que sucede en las áreas urbanas, las zonas rurales presentan ciertas limitaciones en materia de suministro eléctrico. Si bien las calderas a gasoil o a gas representan buenas opciones, la mejor alternativa es elegir un sistema alimentado por biomasa.
La disponibilidad de insumos juega a favor, así como la facilidad de instalación, de transporte y sobre todo, de manejo de los residuos.
Sistemas especiales para las industrias
En el ámbito industrial, la decisión más acertada está en la instalación de equipos que se alimentan de carbón o gasoil. Esto obedece al nivel de eficiencia que garantizan.
Si bien el impacto contaminante es menor en comparación con el que puede generarse en áreas urbanas, algunas industrias apuestan por el uso de sistemas innovadores que cubran las necesidades vinculadas a la operatividad, sin comprometer el equilibrio del medio ambiente.
Buscar ayuda profesional
Uno de los aspectos que más suele preocupar al momento de instalar una caldera en el hogar es el consumo que genera. Los proveedores especializados no sólo ofrecen las innovaciones que marcan tendencia en el sector, sino que brindan asesoría respecto al tipo de sistema indicado.
Un buen instalador debe tomar en cuenta las características del inmueble y las condiciones climáticas de la zona para así recomendar la alternativa que garantice el máximo rendimiento y mínimo consumo.
¿Cuál es la opción más recomendada?
La elección del producto ideal siempre es una decisión subjetiva. No existe el sistema perfecto, sino el que mejor se ajusta a nuestras necesidades. Sin embargo, si de recomendar una alternativa se trata, indiscutiblemente la distinción se la llevan las calderas de gas.
Aunque sobran las razones que sustentan el argumento, una de las principales es la variedad de opciones disponibles en el mercado. De esta manera tenemos:
Calderas de condensación
Gracias al diseño de cámara cerrada, estos aparatos se caracterizan por la capacidad de recoger el calor que genera la combustión del gas. De acuerdo a su funcionamiento el vapor regresa al sistema.
La recuperación del calor que se escapa en forma de humo en los modelos convencionales implica a su vez, una reducción considerable del consumo de gas así como de la cantidad de dióxido de carbono, por lo que resultan menos contaminantes.
Calderas de gas estancas
Su funcionamiento es bastante similar al de sus predecesoras. Sin embargo, difieren de ellas al integrar cámaras herméticamente cerradas donde se realiza el proceso de combustión, este aspecto incrementa el nivel de eficiencia y seguridad.
Constan de dos tubos concéntricos y un ventilador interno. Los primeros se encargan de expulsar los humos y reciclar el oxígeno necesario para continuar con el ciclo de calentamiento, en lugar de tomarlo del aire.
Calderas bajo NOX
La categoría corresponde a los equipos que, con un funcionamiento similar al de los modelos de calderas estancas, presentan menor consumo de energía y de emisión de óxido de nitrógeno.
Además de ser más respetuosas con el medio ambiente, se distingue por un precio de instalación mucho bajo y mínima necesidad de mantenimiento.
¿Por qué elegir calderas de gas?
Las características de los diferentes tipos de sistemas que funcionan a gas nos dan una idea más o menos clara de sus ventajas frente a otras opciones. Al momento de elegir la forma ideal para aclimatar nuestro hogar y disfrutar de agua caliente, la instalación supone cuatro beneficios claves: confort, economía y seguridad.
El uso del gas como combustible alarga la vida útil de los equipos. Con el correcto mantenimiento, podemos disfrutar de sus prestaciones hasta durante 20 años.
Los modelos modernos integran termostatos, regalándonos la oportunidad de programar y controlar el nivel de confort. Tanto la instalación como el precio del combustible son relativamente bajos, no generan olores ni producen ruidos o residuos.