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¿Qué hábitos aceleran el envejecimiento?

La genética es clave para el envejecimiento pero el estilo de vida también. ¿Qué factores aceleran el envejecimiento? ¿Se pueden evitar?

La genética es clave para el envejecimiento pero el estilo de vida también. ¿Qué factores aceleran el envejecimiento? ¿Se pueden evitar?
anciano, las manos, anillo | Pixabay/CC/stevepb

Cumplir años, las arrugas, las canas son algo que todas las personas en algún momento van a vivir pero no todo el mundo lleva igual los años. La salud es primordial, especialmente a partir de cierta edad, porque de qué sirve llegar a los 100 si no se tiene salud ni felicidad. En un momento en el que conceptos como longevidad y envejecimiento saludable acaparan el interés de numerosas empresas e investigaciones, cada vez se conoce más sobre los hábitos que tiene un mayor impacto en el deterioro del cuerpo. Tanto es así que hay que tener claro que un comportamiento saludable produce una disminución del 46% en el riesgo de muerte.

Lo que es evidente es que el envejecimiento es un proceso natural que todo el mundo experimenta, sin embargo, hay que saber que uno puede influir en la velocidad a la que su cuerpo envejece mediante las acciones y elecciones diarias. Si bien es conocido la importancia de comer bien y hacer ejercicio durante todas las etapas de la vida, se vuelve especialmente importante a partir de los 50 años, ya que el organismo empieza a entrar en una fase madura en el que las enfermedades crónicas empiezan a ser más factibles.

Pero, ¿Qué es la vejez? La vejez es el resultado de un proceso de degradación ocasionado cuando las macromoléculas del organismo (células, proteínas, tejidos) acumulan tantos daños con el paso del tiempo que pierden su función. Es algo inevitable y, por tanto, llegar a la vejez con un buen estado de salud es el propósito de la mayoría, y es que todo el mundo quiere vivir los últimos años de vida alejados de enfermedades. Lo que también está claro es que a partir de los 50 se comienza a notar de forma más acusada el paso del tiempo, aunque es una edad en la que se pueden hacer cambios significativos para la salud que ayudarán a estar más sanos. Tanto es así que numerosos estudios señalan que entre los 45 y 50 años los hombres empiezan a perder gradualmente masa muscular a un ritmo de aproximadamente un 12-15% por década hasta la octava década. La sarcopenia, el nombre que recibe este proceso, es uno de los efectos del envejecimiento y este problema aumenta el riesgo de caídas y fracturas. Por eso, para que este proceso no se acelere es importante hacer ejercicio de fuerza con regularidad, además, la actividad física proporciona múltiples beneficios al cuerpo, el corazón y la mente. Principalmente, contribuye a la prevención y gestión de enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes.

Qué es el envejecimiento

El envejecimiento es un proceso físico, metabólico y funcional por el que las moléculas y células del organismo van deteriorándose poco a poco, esto provoca un descenso en las capacidades físicas y mentales de la persona. Es obvio, que se trata de una consecuencia inevitable, inherente a la vida y, lo más importante, irreversible. Todas las personas lo enfrentan conforme van pasando los años, pero ciertos hábitos pueden acelerar significativamente este proceso, especialmente después de los 50 años. Aunque a partir de cierta edad es más notable, siempre los hábitos que se realizan contribuyen a incrementar el envejecimiento del organismo, o a ralentizarlo. También hay que tener claro que no es posible recuperar el deterioro celular que ya se ha producido. Además, existen varios tipos de envejecimiento.

¿Qué es el envejecimiento activo? El envejecimiento activo o envejecimiento saludable es el proceso de optimización de la salud para mejorar la calidad de vida y retrasar los signos de la vejez. Son por lo tanto, todos aquellos esfuerzos que una persona hace para que el paso del tiempo afecte lo menos posible a su organismo. Y, por su parte, ¿En qué consiste el envejecimiento prematuro? Al contrario que el anterior, el envejecimiento prematuro consiste en un conjunto de factores internos y externos que provocan daños en el organismo. Aunque el tiempo es uno de los mayores responsables, el envejecimiento prematuro viene determinado por hábitos de la persona que alteran su esperanza de vida.

Peores hábitos para el envejecimiento

  • Dieta poco saludable y mala hidratación del cuerpo. El motivo es que el consumo excesivo de azúcares refinados, grasas saturadas y alimentos ultraprocesados contribuye a la inflamación crónica y al estrés oxidativo, factores que aceleran el envejecimiento celular. Por el contrario, una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras proporciona antioxidantes y nutrientes esenciales que combaten el deterioro celular. No obstante, está claro que consumir azúcar de vez en cuando no es algo malo, pero hacerlo en exceso garantizará lucir de mayor edad antes de tiempo. Pero no solo es lo que se come sino que uno de los malos hábitos que aceleran el envejecimiento es la mala hidratación del cuerpo y la piel, pero no solo es tomar agua, ya que en realidad para hacer que el órgano más grande del cuerpo se encuentre en perfecto estado es importante mantenerlo bien hidratado también desde afuera. El consejo tanto de personal de la salud como de dermatólogos es tomar diariamente al menos 2 litros de agua simple, pero también el apoyarse de productos de cuidado de la piel como cremas o serums.
  • Abusar de los azúcares. El exceso de azúcares provoca problemas de inflamación y acné. Además, el azúcar es responsable del proceso de glicación, por el cual las moléculas de azúcar se unen a las proteínas de colágeno y elastina, esto hace que la piel pierda elasticidad, favoreciendo la aparición de arrugas. Además, abusar de los azúcares aumentará las probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares y es también causante de colesterol alto. Por tanto, lo ideal es limitar el consumo de azúcar en el café o las bebidas gaseosas, pero además, muchos otros productos como las salsas o los alimentos procesados y precocinados también contienen azúcares. De hecho, el azúcar se encuentra camuflado en todo tipo de designaciones: sacarosa, fructosa, lactosa, maltosa, concentrado de zumo de frutas, jarabe…
  • Consumir demasiada cafeína. Beber café o té con moderación es beneficioso para la salud, gracias a su contenido en antioxidantes. Sin embargo, abusar de su consumo provoca una aceleración nerviosa y mayor ansiedad en el ser humano. Lo recomendable es no consumir nada de cafeína 6 horas antes de acostarse y hay que evita consumir más de dos bebidas con cafeína al día. Además, el café orgánico, el té verde y el té negro son los más saludables.
  • Consumo de alcohol y tabaco. Fumar daña la piel, los pulmones y el sistema cardiovascular, mientras que el alcohol en exceso puede provocar daño hepático y acelerar el envejecimiento celular. Por esto, reducir o eliminar estos hábitos puede tener un impacto significativo en la salud y el envejecimiento. No hay que olvidar que el tabaquismo está vinculado a diversos problemas de salud, incluido el envejecimiento prematuro. Este mal hábito reduce la circulación sanguínea en la piel, disminuye la elasticidad y contribuye a la formación de arrugas. Además, los productos químicos presentes en el humo del tabaco pueden dañar el colágeno. Pero, el consumo excesivo de alcohol también es malo ya que deshidrata el cuerpo, lo que puede llevar a una piel seca y sin brillo. Además, dilata los vasos sanguíneos, provocando enrojecimiento e intensificando problemas cutáneos como el acné y las arañas vasculares.
  • Altos niveles de estrés crónico. Los niveles elevados de cortisol, la hormona del estrés, pueden dañar el ADN y acelerar el envejecimiento celular. Practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación, la respiración profunda y el mindfulness, puede ayudar a reducir el impacto negativo del estrés en el cuerpo.
  • Sedentarismo. La falta de actividad física reduce la masa muscular y la densidad ósea, aumentando el riesgo de osteoporosis y debilidad. Además, el ejercicio regular mejora la circulación, la función cardiovascular y la salud mental, contribuyendo a un envejecimiento más saludable. Por este motivo se recomienda al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana, como caminar, nadar o practicar yoga. El ejercicio físico también puede contribuir a la reducción del estrés, que se ha asociado con el envejecimiento prematuro.
  • Sueño insuficiente y/o de mala calidad. La falta de sueño de calidad interfiere con los procesos de reparación y regeneración celular, lo que puede acelerar el envejecimiento, por este motivo se recomienda dormir entre siete y ocho horas por noche para mantener una salud óptima. Hay que tener en cuenta que la falta de sueño no solo afectan a la salud física y emocional, sino también al buen funcionamiento del órgano más importante. Múltiples pruebas científicas han demostrado que durante la noche el cuerpo se repara y cura a sí mismo, es decir, que si se entorpece la regeneración de las células se acelerará el proceso de envejecimiento.
  • Exposición excesiva al sol sin protección adecuada. Usar protector solar diariamente y evitar la exposición prolongada al sol ayuda a mantener la piel saludable y joven. Según un estudio, los rayos ultravioleta (UV) dañan la piel y pueden causar arrugas, manchas y envejecimiento prematuro. El uso regular de protector solar y la adopción de medidas de protección, como usar sombreros y ropa de manga larga, son esenciales para prevenir este daño.
  • No socializar. La socialización es una de las parte más importante para evitar el alzhéimer y mantener la memoria. De hecho, se ha encontrado que estar solo es tan mortal como fumar 15 cigarrillos al día. Tanto es así que el no socializar acelera el envejecimiento y tiene graves consecuencias tanto para la salud mental como física, de hecho, se vincula a un incremento del 50% en el riesgo de padecer demencia, un aumento del 29% en el riesgo de enfermedad cardíaca y un crecimiento del 32% en el riesgo de accidente cerebrovascular.
  • No mantener la mente activa. El cerebro empieza a encogerse a un ritmo acelerado a partir de los 60 años, lo que significa que las capacidades cognitivas se verán algo alteradas si no se mantienen al día. Por tanto, si no se pone remedio se notará que cada vez cuesta más memorizar o aprender cosas nuevas, de hecho, dejar de retar a la mente puede poner en mayor riesgo de demencia. Las investigaciones enfatizan que los adultos mayores que realizan tareas de entrenamiento de la memoria, crucigramas y tienen una vida social plena suelen mantener mejores funciones cognitivas. Leer, hacer recetas de memoria, intentar recordar la lista de la compra en el supermercado o ir a un sitio sin recurrir al GPS, son trucos con los que también se ejercita la memoria fácilmente.

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