
Las manchas de aceite o de café pueden resultar un quebradero de cabeza, sobre todo en tejidos de colores claros, donde el lamparón es más evidente. A la hora de solucionar este tipo de imprevistos, es muy importante mantener la calma, no actuar impulsivamente y tratar cada mancha de una manera diferente, para asegurarse de que los tejidos y superficies no sufran ningún daño.
Manchas de aceite
En ocasiones ocurre que al estar comiendo un alimento aceitoso, sin querer se derrama un poco en la ropa, en un mantel o en un trapo y, debido a su alto componente graso, las manchas de aceite pueden resultar muy difíciles de eliminar. Aunque se pueden utilizar productos específicos anti-grasa para tratar estas manchas, el tejido se podría estropear a la larga y las soluciones caseras pueden resultar otra alternativa.
Desde el primer momento en el que se produce la mancha, se debe retirar cualquier resto de aceite que quede, utilizando una servilleta o papel de cocina. Es importante presionar la mancha en vez de frotar sobre ella, ya que podría extenderse, dificultando aún más esta labor. En segundo lugar, utilizando talco, harina o sal, se cubre la mancha por completo, sin escatimar en las cantidades. Es importante dejar actuar durante varias horas, para que el aceite sea absorbido por estos productos.
Después de haber retirado con delicadeza los últimos restos de talco, harina o sal que pudiesen quedar sobre el tejido, se echa una gota de jabón neutro sobre la mancha y, con la ayuda de un cepillo de dientes humedecido, se frota la zona realizando movimientos circulares. Cuando se haya creado espuma en la zona afectada, se introduce la prenda con total normalidad en la lavadora para asegurar que la mancha desaparece.
Manchas de café
Otro caso común es el del café, ya sea una mancha como consecuencia de una taza demasiado llena o por tropezar caminando con ella. Esta situación puede resultar muy agobiante, ya que nadie desea una mancha marrón permanente en su camiseta favorita. Sin embargo, siguiendo estos pasos es posible eliminar por completo el café antes de que penetre del todo en los tejidos.
Al igual que con el aceite, el primer paso consiste en utilizar un paño o una servilleta para retirar todos los restos de café que se pueda, tratando la mancha con delicadeza y sin frotar. Después, en un recipiente en el que quepa la prenda, se mezclan dos tazas de agua tibia, una cucharada de vinagre blanco y otra de detergente para lavavajillas.
Esta solución debe aplicarse sobre la mancha las veces que sean necesarias, hasta que esta haya desaparecido por completo. Después, no es necesario meter la prenda a la lavadora, es suficiente enjuagarla con agua fría y secar la zona afectada manualmente con un paño.



