
Con la llegada de diciembre y la cercanía del cierre del año, muchos hogares incorporan un elemento cotidiano a su rutina doméstica: la sal. Lejos de su uso habitual en la cocina, la sal gorda se coloca estos días en rincones, cuencos o tarros por una razón concreta que mezcla tradición, simbolismo y utilidad práctica. En Navidad, este gesto se asocia al cierre de ciclos, la limpieza del hogar y la preparación del espacio para un nuevo comienzo.
Desde antiguas creencias populares hasta tendencias actuales impulsadas por redes sociales, la sal vuelve a ocupar un lugar destacado en las casas durante las fiestas.
Recordemos que, según diversas tradiciones, tanto europeas como latinoamericanas, los espacios acumulan con el tiempo energías negativas. Diciembre, y especialmente los días previos a Nochebuena, se consideran un momento idóneo para "limpiar" el hogar antes de recibir el nuevo año.
Uno de los rituales más extendidos consiste en esparcir sal gorda por los rincones de la casa el 23 de diciembre, prestando especial atención a puertas, ventanas y zonas poco ventiladas. Al día siguiente, se barre la sal desde el interior hacia la puerta principal, simbolizando la expulsión de lo negativo. Finalmente, se tira en una maceta o en un espacio con tierra y se enciende una vela blanca para cerrar el ritual y atraer energía positiva.
Protección, abundancia y simbolismo
Más allá de la limpieza energética, la sal se utiliza como elemento de protección. En cualquier momento del año, colocar pequeños cuencos con sal gorda en las esquinas de la casa, a veces acompañada de laurel o una moneda, es un gesto asociado a la prosperidad y la buena suerte para el año entrante.
En disciplinas como el Feng Shui, la sal se considera un purificador natural que ayuda a equilibrar la energía de los espacios. Por eso, durante la Navidad, no es raro encontrarla discretamente integrada en la decoración del hogar.
Un aliado práctico contra la humedad y los olores
Al margen de las creencias, la sal tiene propiedades físicas que explican su popularidad. Es higroscópica, lo que significa que absorbe la humedad del ambiente. En invierno, cuando se ventila menos y se usa más la calefacción, la condensación en ventanas y paredes es habitual.
Colocar cuencos de sal gorda en baños, alféizares, esquinas frías o cerca de radiadores ayuda a reducir la humedad, el olor a cerrado y la sensación de frío, ya que el aire seco se percibe como más cálido. No sustituye a un deshumidificador eléctrico, pero es una solución económica, silenciosa y sin consumo energético.
Decoración navideña y usos domésticos
La sal también se ha integrado en la decoración navideña. Tarros de cristal con una base de sal gorda y una vela crean portavelas que simulan nieve, aportando un ambiente cálido y festivo. Algunas personas añaden cáscaras de naranja, clavos de olor, canela o romero, combinando aroma y estética.
Además, se emplea para limpiar cristalería, desodorizar estropajos o endurecer escobas nuevas, recuperando trucos domésticos transmitidos de generación en generación.
El resurgir del uso de la sal en casa responde a varios factores. El aumento del precio de la energía ha impulsado soluciones naturales y de bajo coste. A ello se suma la recuperación de tradiciones antiguas, el interés por rituales de bienestar y la difusión de consejos domésticos en redes sociales.
En un contexto de reuniones familiares y mayor tiempo en casa, pequeños gestos como colocar sal adquieren un significado especial. Para algunos es una creencia, para otros una solución práctica, y para muchos, una forma simbólica de cerrar el año con orden, calma y un hogar preparado para lo que viene.

