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Hablemos de futuro

Poner un pie en Marte, cada vez más posible

Colonizar el planeta rojo está cada vez está más cerca gracias a los avances tecnológicos.

La impresión 3D, nuevos materiales e instrumentos técnicos y la inteligencia artificial son ideas que solucionarán los grandes problemas que aguardan en nuestro vecino.

En 1969 el humano llegó a la Luna. La ambición científica no quedó en solo estudiar sus características, sino que iba más allá. El próximo objetivo sería alcanzar otro planeta: Marte. Los científicos afirman que el planeta Rojo es tecnológicamente alcanzable.

Consideran que nuestro vecino es muy interesante desde el punto de vista astrobiológico y que es un hermano gemelo de la Tierra que, en los orígenes del Sistema Solar, albergó agua. De hecho, en julio de este año, científicos italianos descubrieron un gran lago de agua bajo el hielo de su polo sur.

No obstante, son muchos y muy complejos los desafíos que están sobre la mesa: un viaje de ida y vuelta, necesidades básicas como respirar y alimentarse, y la construcción de un hogar habitable que resguarde de la peligrosa radiactividad debida a la ausencia de capa de ozono. "Un asentamiento humano en Marte implica inconvenientes enormes. Hay que desarrollar mucha tecnología que todavía no existe, pero la experiencia histórica nos dice que, cuando hay inversión en ciencia, todo se consigue", sostiene el Coordinador del Grupo de Habitabilidad y Ambientes Extremos del Centro de Astrobiología, Felipe Gómez.

Estas son las tecnologías que podrían hacerlo posible.

¿Cómo llegar?

Gómez señala que no se trata de algo trivial y que lo importante es que el viaje dure lo menos posible: "Curiosity tardó nuevo meses; Insight necesitará unos seis, pero por el hecho de que no lleva ningún habitáculo para un humano. Cuando comenzamos a incorporar más estancias y más peso, el tiempo de vuelo aumenta y estaríamos hablado de muchos años de viaje. Además de esto, el despegue de un tonelaje así es muy caro".

El científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) e investigador del proyecto Mars Exprés, Bernard Foing, enumera las tecnologías críticas para llegar al planeta rojo: "Cohetes y satélites, sistemas de entrada atmosférica, nuevos paracaídas y módulos de aterrizaje con cámaras panorámicas y de alta resolución, y herramientas de comunicaciones y operaciones a distancia. Una vez allí, los astronautas necesitarán espectrómetros, roversy drones con cámaras de navegación y caracterización de muestras".

¿Dónde establecer el asentamiento?

El primer objetivo de los primeros astronautas que a Marte es hacerlo lo más habitable posible: tendrán que terraformar el planeta, es decir, adecuarlo a nuestras condiciones en la Tierra. "Hay que desplegar algún tipo de biosfera para que los astronautas puedan salir de la nave y quitarse el traje. La presión atmosférica es de magnitud inferior, no hay agua, no hay oxígeno. Tiene que proteger de las tormentas de arena, de la fricción de la atmósfera y de la radiación", señala Gómez.

Para solventar el tema de la edificación, la NASA ha lanzado el proyecto 3D-Printed Habitat Challenge, dedicado a buscar formas de edificar con impresión 3D. Uno de los ganadores del año es el proyecto Kahn-Yates Habitat, cuyo objetivo es reducir al límite la incidencia de las tormentas solares. Su construcción empieza con una excavación en el terreno, después la impresión de la base y un recubrimiento de hormigón. El diseño se favorece de las comodidades que ofrece la impresión 3D, e incluye un jardín, habitaciones, área de recreo, de ejercicio y un laboratorio de investigación.

El CEO del hábitat Lunares, Leszek Orzechowski, considera que "tiene sentido usar recursos que puedan encontrarse cerca del lugar de aterrizaje y no transportar todo desde la Tierra". De ahí que la impresión 3D sea una enorme apuesta.

Una de las propuestas que apoya Foing es la utilización de hielo, ideal para resguardar de la radiación. "Las habitaciones e instrumentos críticos se pueden proteger con una capa de uno o dos metros de regolito o de hielo; también se puede instalar una parte de la base bajo el suelo", afirma el investigador de la ESA.

Lo básico para sobrevivir: ¿oxígeno, agua, salud?

El oxígeno es indispensable para albergar vida. Sin embargo, la tecnología promete terminar con este inconveniente. Foing contempla soluciones que incluyen "extraer oxígeno de las rocas, que poseen silicatos, y del hielo; o bien usar electrolisis para separar el oxígeno del hidrógeno". En la misión Marte 2020, Gómez señala que se intentará dar con "un instrumento para conseguir oxígeno a partir de la atmosfera marciana a través de la hidrólisis del agua".

¿Hay agua en Marte?

"Los últimos experimentos han demostrado que hay un ciclo hídrico: hay un porcentaje muy bajo de agua en su atmósfera, están las capas de hielo de los Polos y también un reducto de sales hidratadas; el mal llamado lago de Marte", explica Gómez.

Para que los futuros colonos tengan un buen estado de salud, Orzechowski apuesta por la inteligencia artificial: "Nuestro software de control médico, Symptomate, está considerado uno de los mejores programas de telemedicina basado en IA del mundo. Sería idóneo para una misión tripulada a Marte".

¿De qué se alimentarán los colonos?

Otro de los desafíos es el cultivo de alimentos. Los nuevos comestibles espaciales no durarían eternamente en un asentamiento prolongado. La arquitecta y ganadora de Innovadores Menores de 35 Perú 2015 de MIT Technology Review en español, Luciana Tenorio, estudia la forma de edificar un invernadero que acabe con los problemas de radiactividad, gravedad y falta de agua en Marte.

"Primero creé una tela de algodón mezclada con un material sintético de algas para hacer el invernadero más resistente a la radiación", explica. Así consiguió retener un 99,7% de los rayos ultravioletas. Ahora busca la mejor forma para su construcción. "Lo más operativo es utilizar materiales propios de Marte, así que mi proyecto actual consiste en crear una fachada con agua congelada de las capas inferiores de los Polos de Marte, utilizando máquinas de impresión 3D que lo extraigan y lo vayan imprimiendo en capas formando un iglú. Para encapsular el hielo se utilizaría un polímero especial", detalla Tenorio.

La arquitecta sostiene que "el invernadero tiene que ser una extensión de la casa, ya que salir de la estación a recoger vegetales es demasiado peligroso". Además de esto, destaca la relevancia de crear un hábitat en la superficie y dejar de lado las ideas de construir residencias y e invernaderos subterráneos, que causarían "claustrofobia y depresión".

Con respecto a la diferencia de gravedad, que podría complicar el desarrollo de los vegetales, el hábitat dispondría de "un airlock, una cámara de presión que descomprime". ¿Y qué comestibles son más simples de cultivar? Matt Damon no va muy desencaminado con las patatas que le salvan la vida en la película "Marte". "Lo más resistente son la quinoa y tubérculos como el boniato y la patata", indica Tenorio. Para otros alimentos más complicados, podría utilizarse la hidroponía, como hacen en Lunares, donde según Orzechowski "están probando instalaciones aeropónicas para el cultivo de plantas sin utilizar suelo".

Lo que muchos esperan: ¿cuándo?

Con esta lluvia de ideas, queda fijar un día D. ""La NASA lo fecha en torno a 2030 o 2040, pero eso es mañana. Aún quedan muchos desarrollos tecnológicos por inventar y mejorar, así que yo hablaría más bien de 2050 ", explica Gómez. Para Foing una "visita corta será posible en 10 años y, después del 2033, será de semanas".

Tenorio recuerda los riesgos y que los astronautas queden desprotegidos frente a la radiación: "Un día expuesto a la radiación marciana provocaría cáncer en un año y, en tres, la muerte". No son riesgos a ignorar, de ahí que muchos tildan de suicida misiones como la de Mars One, donde no está garantizado el viaje de vuelta.

"Necesitamos probar las soluciones tecnológicas en otros espacios, como la Luna, antes de tomar todos esos riesgos, y asegurar el desarrollo de sistemas fiables para el regreso a Tierra", añade Foing. No hay nada imposible.

Patricia Ruiz Guevara. Opinno, editora de MIT Technology Review en español

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