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Sánchez manipula hasta el parte meteorológico: guía oficial para dramatizar el calor

La nueva guía de Sanidad orienta la comunicación pública del calor como una crisis, no como un fenómeno estacional.

El Ministerio de Sanidad ha lanzado este verano la Guía para la comunicación en Salud y Calor VERANO 2025 dirigida a periodistas, sanitarios y divulgadores que no enseña a prevenir el calor, sino a comunicarlo.

Presenta el calor como una amenaza extrema. Su mensaje es claro: el calor mata. Pero la forma de transmitirlo no es neutral. La Guía selecciona solo los datos más alarmantes, ignora la serie histórica completa y propone estrategias basadas en el impacto emocional, no en la evidencia.

Bajo el pretexto de salvar vidas, el Gobierno de Sánchez plantea una narrativa que se construye sobre una estrategia de persuasión emocional, selección interesada de datos y un fuerte componente ideológico.

Solo se muestran los datos más alarmantes

Uno de los pilares del documento es la relación entre calor y mortalidad. "El calor enferma y mata", afirma con rotundidad. Para demostrarlo, el Ministerio cita solo dos años: 2022 y 2023. Según los informes MoMo (sistema de vigilancia de mortalidad diaria), en esos años se produjeron "4.744 y 3.009 defunciones atribuibles al exceso de temperatura".

La cifra impresiona. Pero son los dos veranos con más mortalidad desde 2015. La guía no menciona ni un solo año más. La serie completa muestra otra realidad:

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Año

Muertes estivales

(15/05 al 30/09)

2015

2.551

2016

2.260

2017

2.857

2018

1.628

2019

1.619

2020

1.583

2021

1.426

2022

4.789

2023

3.007

2024

2.012

2025*

337 (hasta 29 de junio)

*Fuente: MoMo, Instituto de Salud Carlos III

Entre 2015 y 2021 la media fue de 1.989 muertes por verano. Muy por debajo de 2022 y 2023. Omitir esos siete años y el descenso posterior en 2024 y 2025 es una selección interesada.

¿Cambio climático o estrategia de comunicación?

La guía vincula directamente el calor con el cambio climático. "El calor extremo es la principal vía por la que el cambio climático afecta a la salud", afirma. Por eso, recomienda fortalecer esa narrativa. Literalmente, dice que "la creencia en el cambio climático favorece adoptar comportamientos adaptativos".

Pero la guía va más allá: sugiere adaptar los mensajes al perfil ideológico. Cita encuestas del CIS y señala que solo el 60 % de las personas que se identifican con la derecha cree que el cambio climático es una amenaza, frente al 95 % de quienes se ubican en la izquierda.

Este uso de la ideología para diseñar campañas sanitarias plantea una pregunta delicada: ¿la salud pública se está subordinando al discurso político?

Comunicación emocional: evitar playas, mostrar hospitales

La guía recomienda evitar imágenes agradables asociadas al calor. Nada de playas, terrazas o paseos al sol. En su lugar, propone usar "imágenes negativas que asocien el calor a riesgo para la salud o pasar un mal rato".

La guía insiste en evitar cualquier elemento que pueda suavizar la percepción del riesgo. El objetivo es condicionar emocionalmente al público, generar malestar y reforzar la gravedad del mensaje. El calor debe dejar de percibirse como algo veraniego o cotidiano, y convertirse en una amenaza visible.

El concepto difuso de "cultura del calor"

La guía introduce el término "cultura del calor", y afirma que "28 °C en Galicia pueden ser peores que 37 °C en Andalucía". Según este argumento, la población del sur está más adaptada, mientras que en el norte un episodio térmico moderado puede causar más daño.

Aunque la idea de adaptación climática tiene base, la afirmación carece de datos. No se aportan umbrales clínicos, ni comparaciones entre comunidades, ni estudios epidemiológicos. Solo un concepto general, que mezcla urbanismo, hábitos sociales y desigualdad sin separar lo biomédico de lo social.

Descenso de la mortalidad ignorado

En 2024, las muertes estivales bajaron a 2.012. En lo que llevamos de 2025, hasta el 29 de junio, solo se han registrado 337 fallecimientos. Pero el documento ignora este descenso. El tono general sigue siendo alarmista.

El propio texto cita que "la adaptación funciona". Y respalda esa afirmación con un estudio de 2018. Sin embargo, no explica por qué la mortalidad se disparó en 2022, ni se pregunta si otros factores —como los efectos de la pandemia o el deterioro del sistema sanitario— podrían haber influido.

Riesgo percibido vs. riesgo real

La estrategia propuesta se define como "alto riesgo, alta eficacia y alta aceptación". Se busca transmitir peligro, pero también dar soluciones sencillas: beber agua, quedarse a la sombra, evitar salir.

Pero la guía no distingue entre riesgo real y riesgo percibido. Y eso es clave. La percepción puede manipularse. El riesgo real debe medirse y contextualizarse.

Si se exagera un año anómalo y se ignora la tendencia descendente, el resultado no es prevención, sino distorsión.

¿Comunicación o propaganda?

Esta no es una guía técnica de salud pública. Es una guía de comunicación ideológica, diseñada para moldear la narrativa sobre el calor. El Ministerio de Sanidad, bajo el Gobierno de Sánchez, construye un mensaje emocional, con imágenes negativas, cifras seleccionadas y un enfoque adaptado a la ideología del receptor.

Cuando una estrategia de salud pública omite datos clave, evita la pluralidad científica y recurre al condicionamiento emocional, deja de ser una herramienta sanitaria. Se convierte en una herramienta política.

Ana Hernández es Doctora en Química Orgánica, especializada en Química Médica y Biología, con más de veinte años de experiencia como investigadora tanto en España como en el extranjero. Es autora de múltiples publicaciones científicas y patentes.

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