Di adiós a la leche desnatada. En un reciente estudio con 1.500 personas a los largo de 12 años – del que se hace eco el blog de Darío Pescador en la revista Quo- se pudo comprobar que quienes tomaban productos desnatados tenían el doble de riesgo de ser obesos que quienes consumían leche entera, mantequilla, nata y queso. Incluso cuando se tomaban en cuenta las diferencias en ejercicio físico, consumo de verduras y alcohol.
Además, otra revisión de 16 estudios descubrió que la grasa de los lácteos prevenía la obesidad y las enfermedades cardiovasculares en la mayoría de los casos.
Y es que la leche se empezó a desnatar hace 40 años, cuando la profesión médica pensaba que la grasa era el origen de todos los males. Hoy, varios estudios desmienten que exista esta relación.
Una de las causas de que la leche desnatada lejos de adelgazar pueda propiciar el aumento de peso, está en que la leche sin desnatar, especialmente en el desayuno, llena más durante más tiempo, por tanto hace que no se tenga la necesidad de tomar un tentempié a media mañana.