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El sorprendente caso de Taiwan: así frenó al coronavirus sin cuarentenas masivas

Pese a que todo apuntaba que se convertiría en uno de los países más afectados por el coronavirus, la profecía no se cumplió.

Pese a que todo apuntaba que se convertiría en uno de los países más afectados por el coronavirus, la profecía no se cumplió.
Taiwaneses en el metro | EFE

Por su proximidad y relación con China, Taiwan estaba llamado a convertirse en uno de los países más afectados por el coronavirus. Sin embargo, el país, con 49 casos y un fallecido, no lo ha sido y está muy lejos de los primeros puestos, con países como Italia, Irán, Corea del Sur y España.

¿Cómo lo ha logrado? ¿Por qué ha conseguido evitar un brote importante a pesar de los millones de vuelos entre China y Taiwan? Quizás la respuesta más adecuada sea porque conoce a su vecino y desde el primer momento no se fió de los datos que estaba proporcionando el régimen sobre la nueva enfermedad: a pesar de los primeros intentos de minimizar el impacto del nuevo coronavirus, Taiwan decidió emprender medidas de prevención desde el primer momento ante el temor de que, como finalmente ocurrió, la situación fuera peor de lo que se estaba diciendo. Ya habían sufrido la experiencia de otro coronavirus, el SARS, con el brote también en China de 2002-2003.

Un artículo publicado hace unos días en la revista médica Journal of the American Medical Association (JAMA) analizaba el caso taiwanés. En resumen, las razones del éxito taiwanés son las siguientes:

  • Extrema rapidez en la respuesta: China dijo al mundo que había detectado un nuevo caso de neumonía atípica el pasado 31 de diciembre de 2019. Cuando el gigante asiático estaba aún lejos de imponer medidas drásticas, Taiwan empezó a controlar desde el primer minuto la llegada de pasajeros procedente de Wuhan, la zona cero del brote, con mediciones de temperatura y control de síntomas. El cinco de enero, según los investigadores, se pidió a la población que hubiera estado en Wuhan en los 14 días anteriores y que presentara síntomas de infección respiratoria que se sometieran a controles adicionales. Además, se estableció que los pasajeros con síntomas pasaran una cuarentena. El día 20, las medidas se incrementaron con un plan especial coordinado por el gobierno. Más adelante llegaron otras medidas, como la prohibición de los vuelos desde determinadas zonas.
  • Una gigantesca base de datos: el papel de la tecnología y del manejo de datos, así como la colaboración ciudadana, fueron determinantes para el éxito taiwanés. Un sistema informático con el registro sanitario de cada viajero permitió controlar rápidamente quién tenía síntomas al entrar en Taiwan y quién no, así como su historial de viajes y contactos con China. El móvil, además, permitía controlar su ubicación. Los viajeros que querían salir de Taiwán también tenían que completar una declaración de salud electrónica con la que quedaban registrados en el sistema. Mediante un código QR, las autoridades podían clasificar rápidamente en los controles qué pacientes tenían más riesgo y cuáles no. Unos días después, el cada vez mayor registro sanitario taiwanés sobre viajeros estuvo al alcance de hospitales y farmacias.
  • Control de los suministros: desde el primer momento el gobierno taiwanés se aseguró de que ante una eventual crisis sanitaria su país no se quedara sin suministros con la decisión, entre otras, de aumentar la producción de mascarillas.
  • Información veraz desde el primer instante: desde el primer momento el Gobierno hizo informes diarios sobre la situación sanitaria y se difundieron anuncios sobre prevención y la situación del país en torno al coronavirus también de forma diaria. Entre la información de servicio público facilitada desde el comienzo de la crisis estaba la necesidad de lavarse bien las manos, el peligro del mal uso de las mascarillas que podía dejar sin ellas a quien realmente las necesita… También se puso a disposición de colegios y empresas planes de acción para prevenir el virus.

La revista recoge que sólo en un momento se temió que el sistema de detección y prevención taiwanés hubiera fallado y se produjera un brote descontrolado: la llegada de un crucero, el Diamond Princess, con pasajeros infectados. Fue el único momento en que se produjo un cierto alarmismo entre la población. La situación se controló con una estricta cuarentena de las personas que estuvieron en contacto con ellos.

También cabe destacar el papel que tuvo la responsabilidad individual de los taiwaneses en la respuesta a la crisis: de nuevo, la experiencia del SARS fue determinante para que la colaboración ciudadana fuera máxima.

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