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¿Qué es la rosácea? ¿Tiene cura?

La rosácea es una enfermedad de la piel estigmatizada. Los brotes son muy llamativos, pero ¿Qué la causa? ¿Tiene cura? ¿Cómo se trata?

La rosácea es una enfermedad de la piel estigmatizada. Los brotes son muy llamativos, pero ¿Qué la causa? ¿Tiene cura? ¿Cómo se trata?
2H71N8T Young woman getting facial treatment done by professional cosmetologist at spa salon | Cordon Press

Muchas personas, sobre todo mujeres, sufren un problema de la piel que cursa con rojeces en determinadas zonas de la cara y que, en ocasiones se confunde con otros problemas como el alcoholismo o la falta de higiene. Se trata de la rosácea que es una patología inflamatoria crónica de la piel que afecta a la zona central facial, especialmente nariz, barbilla, pómulos y frente. Hay que tener en cuenta que se presenta con mayor frecuencia en pieles claras, sobre todo a mujeres y en la mediana edad, entre los 30 y los 60 años. Hay que tener claro que, aunque no es una patología grave, sí afecta a la calidad de vida de los pacientes ya que durante los brotes y cuando existen muchas telangiectasias en la cara y granos en forma de pápulas y pústulas se puede llegar a pensar que está asociada a un excesivo consumo de alcohol y a falta de higiene y esto puede llegar a provocar problemas de interacción social y profesional. Otros síntomas que sirven para identificar la rosácea son:

  • Sequedad
  • Tirantez
  • Sensación de quemazón y aparición de pápulas y pústulas
  • Flushing o aparición de rojeces y calor en la zona del rostro de manera súbita y repentina
  • Rinofima o deformidades en la zona de la nariz, que suele darse en casos muy avanzados y principalmente en hombres

Esta es una patología de la piel con una incidencia elevada ya que afecta a un 10% de la población, es decir que casi 5 millones de españoles la padecen. Pero, a pesar de eso, uno de los grandes problemas de esta enfermedad es el desconocimiento de los síntomas y el autodiagnóstico. Y es que, muchos pacientes acuden a centros donde no hay un dermatólogo para diagnosticar ni tratar y solo se tratan alguno de los problemas asociados, como el acné o las arañas vasculares.

Por otra parte, hay que destacar que, si antes se pensaba que, principalmente, era una patología inflamatoria de las glándulas sebáceas causada por microorganismos como el Demodex Follicurum, ahora se piensa que detrás de la rosácea también hay un espectro de distintas enfermedades, incluso extra dermatológicas como son la hiperreactividad vascular, o fenómenos autoinmunes e, incluso disbiosis en la flora intestinal. No hay que olvidar que la rosácea debuta con más asiduidad entre los 30 y los 50 años, afectando tres veces más a mujeres que a hombres, además, las personas con pieles con fototipos claros tienen mas probabilidad de desarrollarla, llegando a conocerse con el sobrenombre de la "maldición de los celtas". Pero, si no se detecta por un experto, a ojos de la gente la rosácea puede confundirse con el acné, la dermatitis u otros problemas de la piel.

¿Cuál es la causa de su aparición? La causa exacta de la rosácea sigue siendo desconocida, aunque se cree que intervienen factores como la genética, trastornos del sistema inmunológico y la presencia de ácaros microscópicos en la piel. Además, ciertos factores pueden desencadenar o empeorar los síntomas, incluyendo la exposición al sol, el estrés emocional, las temperaturas extremas, el consumo de alcohol y comidas picantes, y el uso de algunos cosméticos y medicamentos que dilatan los vasos sanguíneos. Existen diferentes subtipos de rosácea, que incluyen:

  1. Eritemato-telangiectásico: Caracterizado por enrojecimiento y vasos sanguíneos visibles.
  2. Papulopustular: Similar al acné, con pústulas y enrojecimiento.
  3. Fimatosa: Engrosamiento de la piel, especialmente en la nariz.
  4. Ocular: Afecta a los ojos, causando irritación y enrojecimiento.

¿Qué síntomas presenta?

La rosácea es una patología con múltiples síntomas entre los que desatacan enrojecimiento frecuente de la cara, ardor o una leve hinchazón. También líneas rojizas y delgadas por debajo la piel debido a que los vasos sanguíneos situados bajo la piel se agrandan. Además, pueden afectar a otras partes de la cara como ojos, párpados o nariz con su inflamación. La piel más dura de lo normal en frente, barbilla, mejillas u otras áreas también es un síntoma de la rosácea.

Hay que destacar que la rosácea puede hacer que el rostro se ruborice con más facilidad. Con el tiempo, se puede notar que el enrojecimiento facial no desaparece. Según el color de la piel, el enrojecimiento puede ser menos intenso o de apariencia más rosada o violeta. Además, presenta venas visibles, por ejemplo, los pequeños vasos sanguíneos de la nariz y las mejillas se rompen y se expanden. Esto también se conoce como arañas vasculares y pueden ser sutiles o casi invisibles a la vista, según el color de piel.

También pueden aparecer protuberancias hinchadas, de hecho, muchas personas con rosácea desarrollan granos en el rostro que se parecen al acné. Estas protuberancias a veces contienen pus y también pueden aparecen en el pecho y en la espalda. Además de eso se le une la sensación de ardor, es decir, la piel de la zona afectada puede notarse caliente y sensible.

Otro de los síntomas de la rosácea son las problemas oculares, muchas personas con rosácea también tienen ojos y párpados resecos, irritados e hinchados. Esto se conoce como rosácea ocular y los síntomas en los ojos pueden aparecer antes, después o al mismo tiempo que en la piel. Pero, además, puede aparecer también un agrandamiento de la nariz. Con el tiempo, la rosácea puede engrosar la piel de la nariz y hacer que parezca más grande. Esta afección también se llama rinofima y es más común en los hombres que en las mujeres.

Lo que empeora los síntomas

Según un estudio los cambios bruscos de temperatura son la principal causa que desencadena y/o empeora las rojeces en el rostro en las mujeres, significativamente más que en los hombres (66%-49%), mientras que el estrés es la principal causa en los hombres (59%). Pero además, el ejercicio físico y/o actividades deportivas empeoran el enrojecimiento cutáneo. Por otra parte, la falta de sueño y el viento pueden ser también otros desencadenantes así como determinados alimentos pueden dar lugar a algunos de los síntomas como protuberancias rojas e hinchadas.

Hay que tener en cuenta que la rosácea es una condición compleja y su desarrollo puede estar influenciado por una combinación de factores genéticos, ambientales y personales, lo que puede derivar en que las mujeres sean más propensas a verse afectadas por esta enfermedad que los hombres. Esto puede ocurrir por varias razones:

  1. Factores hormonales: Se cree que las hormonas desempeñan un papel importante dado que las mujeres experimentan fluctuaciones hormonales más pronunciadas a lo largo de sus vidas.
  2. El uso de productos de cuidado de la piel: Las mujeres tienden a usar más productos de cuidado de la piel que los hombres, y algunos de estos productos pueden empeorar los síntomas de la rosácea.

¿Qué precauciones hay que tener?

  • Protección solar. La exposición al sol es uno de los principales desencadenantes de la rosácea. Hay que usar protector solar de amplio espectro con un alto factor de protección solar (FPS) todos los días, incluso en días nublados. Además también hay que tener cuidado con la sobreexposición al sol ya que no sólo empeora la rosácea, sino que provoca envejecimiento prematuro, pigmenta cicatrices, factor de riesgo de cáncer de piel, etc.
  • Productos para el cuidado facial. Utilizar productos para el cuidado de la piel diseñados para pieles sensibles y evitar maquillaje que contiene ingredientes irritantes.
  • Hidratación. Hay que utilizar una crema hidratante suave y sin fragancias para mantener la piel bien hidratada. Esto puede ayudar a reducir la sequedad y la irritación.
  • Factores desencadenantes. Identificar los factores que desencadenan los brotes de rosácea, como bebidas alcohólicas, alimentos picantes o estrés emocional y tratar de evitarlos.
  • Cuidado también con los cambios bruscos de temperatura.

Y se que, al ser una enfermedad crónica, el objetivo es que los brotes estén cada vez más espaciados en el tiempo y sean lo más leves posible. En cuanto a la higiene, la prevención de la rosácea pasa por utilizar jabones, leches limpiadoras, tónicos y cosméticos específicos para pieles reactivas y sensibles, como es la de los pacientes con esta patología. Estos productos deben contener principios activos que calmen la piel y que sean muy hidratantes para evitar la tirantez, quemazón y el enrojecimiento. No se deben hacer exfoliaciones tipo scrub y sólo hacerlas siguiendo las indicaciones del dermatólogo.

Tratamiento para la rosácea

Las investigaciones que ponen de manifiesto que la causa de la rosácea tiene un origen multifuncional ha cambiado su abordaje. Así, los tratamientos con láseres y dispositivos de energía han mostrado una gran eficacia. A modo de ejemplo, el colorante pulsado, KTP, el láser amarillo, IPL y la terapia de fluorescencia consiguen excelentes resultados sobre el enrojecimiento, la disminución de los capilares superficiales dilatados y telangiectasias, la mejora de la microvascularización e, incluso, estimulan los mecanismos naturales de reparación de la piel.

Por otra parte, los neuromoduladores también han demostrado una mejoría clara en los episodios de flushing. En muchos pacientes es posible mantener estable y asintomática la enfermedad con alguno de estos tratamientos periódicamente junto a la fotoprotección. La combinación de todas estas terapias físicas junto a tratamientos tópicos como cremas vasoconstrictoras, emolientes e hidratantes y antibióticos orales mejoran enormemente los síntomas de la rosácea y la calidad de vida de los pacientes. Por tanto, aunque la rosácea no tiene cura, su manejo permite controlar y reducir los síntomas. El tratamiento varía según la severidad y el tipo de rosácea, y puede incluir:

  • Medicamentos tópicos que reducen el enrojecimiento y la inflamación.
  • Antibióticos orales para las formas más severas.
  • Terapias con láser y luz para reducir el enrojecimiento y los vasos sanguíneos visibles.
  • Cuidados de la piel que implican el uso de productos suaves y protectores solares para minimizar la irritación.

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