
El Gobierno de Sánchez ha vuelto a "hacer historia". La ministra de Sanidad, Mónica García, ha anunciado con solemnidad, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, la aprobación del proyecto de ley para la prevención del consumo de alcohol en menores. Una legislación que, según ella, es "pionera" y responde a una "preocupación del gobierno" ante un problema que, hasta ahora, al parecer, nadie había detectado.
¿Y cuál es la medida revolucionaria de Mónica García para abordar este problema? Prohibir el consumo y la venta a menores. Menos mal que ahora va a estar regulado, porque, hasta el momento, debe ser que los menores solo se abstenían por pura cortesía.
Alcohol sí, pero solo un poquito
La ministra también ha querido sentar cátedra al afirmar con rotundidad que "la evidencia científica es clara: no existe una cantidad segura de alcohol de cualquier tipo que no implique un impacto negativo en la salud". Contundente, sin fisuras y totalmente cierto, pero, ¿por qué, entonces, permite la publicidad y venta de bebidas fermentadas con menos del 0,5% de alcohol?
La ciencia es clara, pero la regulación de Mónica García, flexible. Quizás el alcohol por debajo del 0,5% es un líquido mágico que el gobierno de Sánchez ha conseguido sintetizar para que no haga daño a nadie.
Mónica García: "Se prohíbe el consumo de alcohol en cualquier espacio donde la presencia de menores sea mayoritaria" pic.twitter.com/wfDuIir1E3
— Libertad Digital (@libertaddigital) March 11, 2025
¿Y qué hay del cannabis?
En su intervención, García recalcó que "el consumo de alcohol afecta al desarrollo cerebral de los jóvenes, su desempeño educativo y aumenta la probabilidad de conductas de riesgo". Datos ciertos y preocupantes. Lo curioso es que esta misma reflexión no parece aplicarse a otras sustancias, como el cannabis.
Según ESTUDES 2024, el 15,6% de los jóvenes de 14 a 18 años ha consumido cannabis en el último mes, y el 2,4% de ellos presenta un consumo problemático, lo que equivale a más de 43.000 adolescentes en esta franja de edad. Además, el 56,9% de los estudiantes considera que es fácil o muy fácil conseguirlo, solo por detrás del alcohol y el tabaco.
A pesar de estos datos, la ministra prefiere ignorarlo. Tal vez porque el blanqueamiento de esta droga está de moda o porque es más fácil demonizar el alcohol que admitir que, cuando era política en la Comunidad de Madrid, defendía la legalización del cannabis con fines recreativos.
El acceso al alcohol y el consumo en casa, el dato incómodo
Uno de los puntos estrella de su discurso fue que "casi un 93% de ellos afirma que tiene un acceso casi libre a pesar de las restricciones que hay ahora mismo impuestas, un acceso al alcohol en supermercados, tiendas bares etcétera". Sin embargo, los datos de ESTUDES 2024 revelan que más de un tercio de los jóvenes obtiene y consumen el alcohol en sus propias casas o en la de otras personas.
¿Prohibirá también que los padres tengan alcohol en casa para evitar la tentación? ¿Mandará inspecciones a los salones familiares para asegurarse de que nadie sirve una copa en una reunión? Afrontar el problema en el ámbito privado requiere educación, responsabilidad y sentido común, tres cosas que, al parecer, pesan menos para Mónica García que un nuevo titular sobre restricciones.
Fiestas, conciertos y espectáculos: la letra pequeña
Otra de las grandes medidas anunciadas es la prohibición de la venta de alcohol en establecimientos y recintos públicos incluyendo conciertos, festivales o eventos deportivos, o culturales." aplicable en eventos específicamente dirigidos a menores.
Surgen muchas dudas: si un evento es para todos los públicos, es decir, pueden ir familias con niños, ¿se aplicará la prohibición de venta de alcohol? En fiestas populares o actividades al aire libre donde acuden menores, ¿se restringirá también su consumo? ¿Habrá que presentar el DNI en la barra de una verbena para demostrar que la fiesta no es infantil?
La falta de claridad deja abierta la puerta a interpretaciones y complicaciones en su aplicación.
Jugueterías y supermercados
En su fervor prohibicionista, la ley también establece que "se prohíbe la venta de exposición de bebidas alcohólicas en establecimientos que están destinados principalmente a menores, como pueden ser jugueterías que también vendan alimentos o bebidas.".
Una medida lógica si pensamos en una juguetería clásica, pero ¿qué ocurre con los supermercados y grandes superficies que tienen pasillos de juguetes y alcohol? ¿O con las pequeñas tiendas de barrio que venden un poco de todo? ¿Van a tener que elegir si venden juguetes o bebidas alcohólicas?
La reinvención de la rueda
Y en medio de tanto bombo y platillo, Mónica García nos regaló otra perla, en cuanto al consumo y venta de alcohol a menores indicó: "queda prohibida para menores de edad". ¿Acaso no lo estaba ya?
Esto es como si anunciaran una ley pionera para prohibir robar en las tiendas o conducir sin carnet, pero en este gobierno de Sánchez, les encanta reempaquetar normativas básicas y presentarlas como avances históricos.
Prohibir, prohibir y seguir prohibiendo
El problema del consumo de alcohol en menores es real y merece un debate serio, basado en medidas eficaces. En su lugar, se ha optado por más prohibiciones y regulaciones ambiguas.
Porque si algo ha quedado claro con esta rueda de prensa, es que el gobierno sigue fiel a su estrategia favorita: anunciar leyes que prohíben lo que ya estaba prohibido y regular lo que no saben cómo controlar. Y todo ello, por supuesto, con grandes dosis de espectáculo mediático.
Así es la política de Sánchez de titulares: mucho ruido, pocas nueces, muchas trabas para todos y un sinfín de normas imposibles de cumplir, mientras el verdadero problema sigue sin resolverse.