La enfermedad del gusano pulmonar en las ratas es causada por un parásito llamado Angiostrongylus cantonensis. Aunque se han reportado muy pocos casos de infección y de desarrollo de problemas graves en humanos, (únicamente hay documentado 2.800 casos en todo el mundo), los casos graves inespecíficos son más frecuentes en niños, con tasas de mortalidad más altas en comparación con la de los adultos.
La mayoría de los brotes en humanos se han relacionado con el consumo de gasterópodos crudos o huéspedes paraténicos, es decir por el consumo de alimentos como los camarones o caracoles, que en la dieta mediterránea, y en especial en España, es más común que en otros países. Además, la capacidad de las larvas para emerger de los huéspedes intermediarios (las babosas, camarones...) se han demostrado en varios estudios.
Por otra parte se incluye como posibilidad de "infección alternativa", el "agua contaminada, alimentos o contacto con manos contaminadas", algo que en los casos pediátricos puede ser más común por la facilidad de ingestión accidental de huéspedes intermediarios por parte de los niños, ya que suelen jugar en parques y jardines en los que pueden llegar a estar en contacto directo con estos gasterópodos.
Los síntomas del contagio se desarrollan, generalmente, entre una y tres semanas después de la ingestión y pueden ser desde leves a graves, pudiendo llegar a producirse una meningitis eosinofílica.
"Se reportaron varios casos de niños jugando con caracoles y babosas"
En un estudio realizado por Sebastià Jaume-Ramis, Irene Serra Velázquez y Claudia Paredes-Esquivel, del Grupo de Investigación en Parasitología y Ecoepidemiología Mediterránea (PaEMed) de la Universidad de las Islas Baleares, analizaron el riesgo de transmisión de la angiostrongiliasis en el ratio de 1 km de una de las zonas de Mallorca en la que previamente encontraron dos ratas infectadas.
Los resultados alertan de la necesidad de actuación y prevención inmediata ya se observaron ratas en las inmediaciones del centro y caracoles y babosas en las áreas de juego de la escuela. Además, en los formularios realizados a los profesores "Se reportaron varios casos de niños jugando con caracoles y babosas, y tres de cada cuatro maestros confirmaron haber visto a niños llevarse gasterópodos a la boca (aunque, que ellos supieran, ningún niño los ingirió)". subrayan así el riesgo de transmisión de la enfermedad cerca de centros preescolares.
"Nuestro estudio piloto confirma que A. cantonensis circula intensamente en babosas cerca del lugar donde se detectaron dos ratas positivas cerca de espacios exteriores infantiles".
Dado que en los niños esta enfermedad puede llegar a ser más grave recomiendan "implementar estrategias preventivas en regiones con alto riesgo de infección, ya que la detección temprana es crucial para mejorar el pronóstico de los pacientes".