
Un estudio realizado por anatomistas de las universidades de Flinders y Adelaida (Australia) documentó en 2020 un fenómeno que desde entonces ha ganado atención internacional: la reaparición masiva de una arteria embrionaria en adultos, una estructura que normalmente desaparece en las primeras semanas de desarrollo fetal. Cinco años después, la comunidad científica vuelve a mirar este hallazgo como un ejemplo vivo de evolución humana en curso, y los datos siguen reforzando la tendencia.
La arteria en cuestión es la arteria mediana del antebrazo, un conducto que transporta sangre desde el codo hasta la mano durante el desarrollo fetal temprano. Hasta hace poco, lo habitual era que esta arteria desapareciera hacia la octava semana de gestación, dejando paso a las arterias radial y cubital. Sin embargo, los investigadores encontraron que cada vez más adultos la conservan como una arteria funcional adicional.
"Nuestra investigación muestra un aumento claro en la prevalencia de esta arteria desde finales del siglo XIX hasta hoy", afirmaba en 2020 la anatomista Teghan Lucas, autora principal del estudio, en declaraciones recogidas en el artículo.
De variación anatómica a posible estándar evolutivo
Los investigadores analizaron 80 brazos donados por personas nacidas entre 1910 y 1948, y compararon sus hallazgos con registros anatómicos históricos desde el siglo XVIII. Mientras que en los nacidos hacia 1880 la persistencia de esta arteria rondaba el 10 %, en personas nacidas a finales del siglo XX ya se acercaba al 30 %. Según sus modelos, si esta tendencia continúa, la mayoría de la población podría tener esta arteria en 2100.
El fenómeno se considera un cambio microevolutivo, es decir, una alteración genética y anatómica observable en un periodo relativamente corto de tiempo. Aunque el estudio no establece una causa definitiva, los autores plantean que el aumento podría deberse a mutaciones genéticas que favorecen la persistencia de la arteria o a cambios en el entorno intrauterino, como ciertas condiciones de salud materna durante el embarazo.
"Es probable que estemos observando una evolución anatómica en tiempo real", concluían los autores.
Más sangre en el brazo, pero también más riesgo
La persistencia de esta arteria podría tener ventajas funcionales, como un mejor suministro sanguíneo a la mano o una mayor redundancia vascular en caso de lesión. Algunos expertos incluso sugieren que podría influir en la fuerza o destreza manual. Sin embargo, también puede tener efectos adversos, como un mayor riesgo de padecer el síndrome del túnel carpiano, una dolencia frecuente que comprime los nervios del canal carpiano y dificulta el uso de las manos.
Los investigadores destacan que, aunque se trata de una variación anatómica aparentemente menor, este tipo de transformaciones acumuladas son las que acaban marcando la evolución de una especie. A diferencia de las predicciones futuristas sobre cambios en el cerebro, la estatura o la piel, esta alteración ya está documentada y cuantificada, y no requiere millones de años para producirse.
Un cambio real, medible y cada vez más común
Este caso se suma a otros fenómenos anatómicos documentados, como el aumento de la prevalencia del hueso fabella en la rodilla, que —según un estudio de 2019— es tres veces más frecuente que hace un siglo. Ambos ejemplos sugieren que la evolución humana no se ha detenido, sino que continúa produciendo pequeños cambios estructurales observables en poblaciones actuales.
Desde la publicación del estudio de Lucas y colaboradores en 2020, que alertaba sobre el creciente número de personas nacidas con esta arteria adicional, la comunidad científica ha mantenido un interés sostenido en la arteria mediana, con múltiples estudios recientes publicados entre 2024 y 2025. Entre ellos destacan nuevas investigaciones anatómicas, casos clínicos en cirugía reconstructiva y complicaciones médicas en procedimientos como la canalización de la arteria radial, donde la presencia inesperada de esta arteria ha sido identificada como un factor relevante.
Estos trabajos apuntan a que la arteria mediana persistente ya no es una rareza y refuerzan la hipótesis de que su prevalencia podría seguir aumentando en las próximas generaciones. Aunque no todos los estudios son concluyentes, el hecho de que haya sido objeto de publicaciones en revistas como Catheterization and Cardiovascular Interventions, PLOS ONE, Scientific Reports o The Journal of Vascular Access confirma que se ha convertido en un tema relevante en anatomía, cirugía y evolución humana.
Lucas, T., Kumaratilake, J., & Henneberg, M. (2020). Recently increased prevalence of the human median artery of the forearm: A microevolutionary change. Journal of Anatomy, 237(4), 623–631.





