
El temor al folio en blanco. El mínimo ruido que nos distrae. La idea que no llega a nuestra cabeza. Si la inventiva es uno de los rasgos humanos por antonomasia, hay instantes en los que las ideas no fluyen ni nos concentramos. Instantes en los que, simplemente, el cerebro no nos acompaña.
El profesor asociado de la Universidad Técnica de Dinamarca, Balder Onarheim, combina la neurobiología, que examina el funcionamiento del sistema nervioso y su repercusión en nuestro comportamiento, con el estudio de la creatividad para solventarlo. El resultado es PlatoWork, un dispositivo que asegura "empujar" al cerebro a centrarse en la labor que efectúa en ese momento. El casco, que podría definirse como un brainable, se pone sobre la cabeza y transmite microcorrientes por medio de unos electrodos para estimular determinadas áreas cerebrales. Conocida como neuroestimulación no invasiva, esta técnica de estimulación transcraneal con corriente directa ha probado ser útil en casos como el insomnio, la depresión y el entrenamiento cognitivo.
"La neuroestimulación funciona, pero no es mágica", señalan desde PlatoScience, la startup fundada por Onarheim y desde la que desarrolla el producto. Nuestro cerebro cumple con su función y las neuronas generan señales eléctricas. Lo que PlatoWork hace, explica Onarheim, es facilitar que esas descargas se generen en las zonas del cerebro convenientes. El dispositivo, que es inalámbrico, se conecta mediante bluetooth con un teléfono inteligente con el que, por medio de la aplicación pertinente, puede escogerse el modo perfecto de estimulación requerido.
A lo largo del desarrollo del producto, Onarheim y su equipo han efectuado 76 ensayos con 39 sujetos, aunque todos en un laboratorio. Según el equipo, los resultados cualitativos (los sujetos aseguraban percibir una mejora) fueron buenos. Los resultados cuantitativos, en cambio, cambiaron, algo que en PlatoScience atribuyen a las peculiaridades de cada individuo.
Onarheim busca llevar ahora el dispositivo al mercado y, por su parte, validar fuera de laboratorio el producto con el feedback de los clientes. La primera versión comercial ya puede reservarse por 253 euros. ¿Existe el peligro entonces de que se transforme en un placebo? Onarheim defiende la valía de las investigaciones neurobiológicas. Incluso en caso de que con alguien no funcione, señala, solo ponerse el casco ya sería una resolución premeditada y activa para alterar un hábito.
Para Onarheim, la creatividad es la solución a muchos de nuestros inconvenientes. No obstante, mientras que un menor es capaz de imaginar mundos enteros, un adulto ya no. La inventiva, como tantas otras cosas, disminuye con los años, la escuela y el trabajo. Hallar la manera de fortalecerla, de conseguir que ese niño que fue vuelva de nuevo, es para Onarheim el paso inicial para un futuro mejor. El resto, queda en nuestros cerebros.
Fuente: Opinno, editora de MIT Technology Review en español