Esta vez tengo conmigo un portátil que pertenece a una raza, o incluso diría que una especie, completamente distinta a lo habitual. Se trata de un portátil pensado para poder jugar con él a los títulos más exigentes del mercado y, ya de paso, comportarse como Dios manda ante cualquier tarea que quieras imponerle. En definitiva, un ordenador pensado para ser el único ordenador de los usuarios más exigentes, y con un precio que lo refleja. ¿Cumple con semejantes expectativas?
Para empezar, es un portátil con un diseño que no pasa desapercibido. No es un portátil minimalista y elegante al estilo de los Macbook o el Surface Laptop. Es un diseño que te está diciendo "hola, estoy aquí", pero que se aleja de los habituales negros con luces rojas y ángulos marcados que definen a tantos otros modelos de portátiles pensados para jugar. Que es potente se nota en el cuidado que han puesto en la ventilación. Arriba y abajo tienen rejillas en forma de panal de rica miel que toma el aire para expulsarlo a mucha mayor temperatura en estas dos rejillas traseras, una que se ocupa del procesador y la otra de la gráfica. Dispone de retroiluminación RGB que no queda mal, ni en el teclado ni en la parte trasera ni en el logo del extraterrestre de la marca gaming de Dell.
Es un portátil grueso en términos generales, pero si lo comparamos dentro de sus competidores en el mercado, incluyendo anteriores portátiles de Alienware, es bastante contenido. Desgraciadamente con ello viene un precio: la RAM viene soldada a la placa y realmente lo único que podremos ampliar por nuestra cuenta son los SSD: uno está ocupado por el que viene con el ordenador y el otro lo tenemos libre. Y con lo que ocupan los juegos, seguramente querramos ampliarlo en algún momento. La amplia selección de puertos responde al grito de guerra de esto es lo único que te hará falta. Tenemos un USB-C Thunderbolt, tres USB normales, puerto de red, auriculares, HDMI, Mini Display-Port y hasta un puerto propietario para conectar una tarjeta gráfica externa de la marca. Lo único que se puede echar de menos, y casi más por ponernos quisquillosos que por otra cosa, es un lector de tarjetas. En un portátil muy bien equipado.
Batería y autonomía
¿Cómo se traduce todo esto en peso? Pues gracias al uso del magnesio en lugar del aluminio en el exterior está bastante contenido: son 2,2 kilogramos, que lo alejan del territorio ultrabook pero permiten llevarlo en la mochila sin acabar baldado. El verdadero problema en cuanto a movilidad es que la batería, de 76 Wh, no es capaz de aguantar más que unas cuatro horas, de modo que tendremos que llevar el cargador, que es este ladrillaco que además de ocupar mucho espacio pesa unos 900 gramos que tendremos que sumar al total de poco más de 3 kilos. Y eso ya empieza a pesar. En definitiva, lo podemos llevar por ahí, sí, pero nos costará.
Es probable que con otra pantalla la batería duraría más. Y es que este hermoso ejemplar incluye un panel OLED de 4K de resolución que es una gloria verlo. Es brillante, de colores muy marcados y vivos, compatibilidad HDR, cerca de 500 nits y posiblemente sea la más adecuada si lo que quieres es emplear el portátil para trabajos gráficos o de vídeo. Pero para jugar tiene el problema de que se limita a 60 hertzios y que por muy potente que sea gráficamente es muy difícil que en juegos exigentes tenga capacidad suficiente para alcanzar los 60 fotogramas por segundo. Con The Witcher 3 suele andar por los 20 o 25, por ejemplo. No obstante, hay otras opciones de pantallas IPS Full HD a 144 o 240Hz que seguramente consuman menos batería y sean mucho mejores para juegos, especialmente si eres adicto a los shooters competitivos.
Eso sí, jugando la batería se agotó en tres cuartos de hora y la base se calentó que daba gloria. Menos mal que aún estamos en invierno, porque preferiría no tener esto en las rodillas en verano, si les soy sincero. En definitiva, se juega muy bien, pero enchufado y sobre la mesa.
Teclado, 'trackpad', cámara...
El teclado es cómodo y amigable, de teclas con bastante recorrido. Aunque el portátil que me han prestado no tiene la eñe y hay que escribir de memoria, debo reconocer que la disposición me gusta, con teclas grandes, y sin renunciar a las flechas de cursor. Es mejor que sobresalgan del teórico rectángulo donde las han puesto a reducir las teclas de arriba y abajo para que ocupen el mismo espacio que una tecla normal, como es desgraciadamente tan habitual en otros portátiles. No puedo, eso sí, extender las alabanzas al trackpad. Es bastante pequeño para un dispositivo de este tamaño y no responde del todo bien. Cuando haces scroll con dos dedos, por ejemplo, hasta que no dejas de mover los dedos no desplaza la pantalla. Quizá Dell concluyó que, siendo un portátil destinado a jugar, nadie con dos dedos de frente iba a comprarlo y no tener un ratón externo. Y posiblemente tenga razón. Pero sigue siendo un punto en contra de la portabilidad.
En cuanto al software propio, dispone de Alienware Command Center, que permite personalizar las luces RGB o controlar el overcloking y la temperatura. En teoría. Desgraciadamente como esto último no funcionaba lo he estado reinstalando y además de no arreglarlo he terminado con un teclado que no funciona. No sé si es culpa mía o que este cacharro ha pasado por tantas manos antes que está un poco cascado, pero en cualquier caso me da mala espina. Aparte de esto, lo más notable de este portátil es su soporte de Tobii, que es esta cámara situada bajo la pantalla y que sobresale, cuya función es hacer un seguimiento de tus ojos. ¿Para qué? Pues en primer lugar, y que posiblemente sea lo más útil, es para bajar el brillo de la pantalla al mínimo cuando no estás mirando, lo cual se agradece dada la poca autonomía del portátil. Pero lo principal es que los juegos lo detecten y actúen en consecuencia, por ejemplo dirigiendo al personaje allí donde estés mirando. Desgraciadamente, el único juego que soporta Tobii de mi catálogo es Master of Orion y no funciona especialmente bien. Sí, se mueve un poco la pantalla en la dirección que miras, pero es más un estorbo que otra cosa.
La cámara es 720p y no está mal ni bien: es lo esperable. Lo malo es que pese a tener incluso un sistema de seguimiento ocular de lo que carece es del reconocimiento facial de Windows Hello, ni tampoco lector de huellas. ¡Volvemos a las claves y el PIN! Qué reconfortante es regresar al año 2018 de vez en cuando.
Conclusiones
Este equipo con la configuración que trae no está disponible en España, lo cual seguramente explique lo del teclado. Lo más cercano a su Core i7 de novena generación, sus 16 GB de RAM, RTX 2070 MaxQ, pantalla OLED 4K y 512GB de SSD cuesta 2550 euros y tiene una gráfica 2060 algo menos potente. Es decir, es caro. Lo suficiente como para que pueda salir más a cuenta comprar un portátil normal para trabajary un equipo de sobremesa para jugar y otras tareas que requieran potencia gráfica y de procesador, por ejemplo, si esa combinación es apropiada para tus necesidades. Además, recordemos, casi no tiene opciones para mejorarlo tras la compra: dispone de dos ranuras m.2 para añadirle más disco, y ya.
En definitiva, Dell ha conseguido en mayor o menor medida que este Alienware M15 R2 tenga lo que hace falta para ser el único ordenador de un usuario exigente. Pero eso implica compromisos. Es sorprendentemente fino y ligero para la potencia que incluye, pero hay que transportarlo con un transformador ladrillesco y seguramente un ratón. Si elegimos la pantalla con mejor calidad de imagen deberemos renunciar a un gran rendimiento en juegos. Y es caro, así que es una compra que deberemos pensarnos muy mucho y evaluar si no tenemos alternativas mejores, sea en un todo en uno como éste o en otro tipo de configuración que podamos pensar, y que se ajuste a nuestras necesidades, como un sobremesa gaming y un portátil más normalito y transportable.