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'Call of Duty: Ghosts': decepcionante

La campaña resulta corta y demasiado guiada, el multijugador no presenta innovaciones y técnicamente no aprovecha las nuevas consolas.

La campaña resulta corta y demasiado guiada, el multijugador no presenta innovaciones y técnicamente no aprovecha las nuevas consolas.

Un año más el rey de reyes en el terreno online para consolas sube a la palestra con sus mejores galas y un renovado interés por evolucionar. Sin embargo, en la práctica no todas las promesas se cumplen.

Lo mejor

  • Online estable, rápido e intenso
  • Gran variedad de modos de juego

Lo peor

  • Técnicamente no saca provecho de ningún sistema
  • Campaña demasiado lineal

Un año más Activision ha echado el resto para ofrecernos una nueva batalla y no una cualquiera. Esta vez todo es diferente. Lo es además por varias razones, la primera es la renovación de la serie, que deja atrás la guerra moderna y nos sitúa en un nuevo universo repleto de personajes debutantes. Lo es también porque Infinity Ward ha utilizado nuevas herramientas para lavar la cara a la franquicia que ellos mismos crearon. Y no contentos con eso, también es distinta porque Call of Duty: Ghosts es un juego a caballo entre dos generaciones de consolas, que busca sacar provecho de las capacidades de cada máquina. Lo peor es que no consigue clavarlo en ninguno de sus aspectos, teniendo como resultado un título interesante, pero no tan rompedor como solía. Nos explicamos.

Si desgranamos primero la campaña del título que nos ocupa, encontraremos el típico paseo por un pasillo interminable repleto de enemigos. Viviremos además todas las situaciones y visitaremos las localizaciones más arquetípicas dentro del género en primera persona. Habrá momentos de quedarse inconsciente, personajes muertos, escenas de torreta y tentetieso, persecuciones... Nada que no hayamos visto mil y una veces.

Call of Duty: Ghosts es, además, limitado en su jugabilidad, con un avance continuo que depende completamente de las mil y una situaciones peliculeras que nos aguardan. Se eliminan incluso algunas de los cambios que CoD: Black Ops II introdujo hace un año, haciendo que encontremos un título plano y algo corto –unas 4-5 horas de juego–, que además resulta poco rejugable, porque se eliminan objetivos secundarios y las misiones emergentes, con los secretos como único incentivo para volver a jugar. Aún con esas es divertido gracias a su ritmo de blockbuster hollywoodiense.

El ritmo del juego es frenético

Puede haber agujeros en el guión, inconsistencias de todo tipo, malas interpretaciones... pero ello no quita que pasemos un rato simplemente genial. En parte la culpa es del ritmo frenético del juego; siempre está pasando algo en pantalla. El resto del mérito es de la gran variabilidad de situaciones y entornos que presenta, consiguiendo que sintamos que a pesar de hacer todo el tiempo lo mismo –disparar a enemigos de escasa inteligencia–, notemos una evolución en la partida.

El modo multijugador

Eso en lo que se refiere a la experiencia en solitario. Sin embargo la razón de que Call of Duty: Ghosts sea un título tan esperado es el multijugador. Sobre la base de Modern Warfare 3 se ha construido la experiencia de juego de este título. De este modo encontraremos 15 mapas diferentes, cada uno de distinto tamaño, listos para las frenéticas partidas online.

Puede que no vivas más de 15 segundos o que quizás el sistema de configuración de soldados resulte complicado, pero sabes que en cuanto tengas cuarto de hora libre vas a enchufar la consola para echar una partida. Esa es la magia de este título. Si eres un jugador empedernido puedes perder horas en configurar tu personaje, crear distintos equipamientos para cada situación de combate o modo de juego y bucear en su profundo sistema de perks. En cambio si eres un novato puedes conformarte con utilizar los soldados que vienen por defecto y entrenar en compañía de bots hasta ganar la suficiente confianza como para lanzarnos a la terrible arena online.

En este sentido, la experiencia de Call of Duty: Ghosts es completamente configurable. Infinity Ward ha introducido cambios profundos en el sistema de personalización para que no solo cambiemos de arma o de habilidades, sino que también modifiquemos nuestros aspecto. Todo ello estando además interrelacionado de muy diversas formas: desbloqueos en función del rendimiento, retos dinámicos, sacrificios de armas o equipamientos que mejoran nuestras habilidades... Las posibilidades son casi infinitas, siendo esto lo más destacable de las mejoras de este título.

Sólo admite un máximo de 18 jugadores simultáneos

En todo lo demás, se mantiene excesivamente fiel a la fórmula clásica de la serie. El mejor ejemplo son los modos de juego, que siguen permitiendo 18 jugadores simultáneos como máximos (solo en las consolas de nueva generación y PC, lo que resulta bastante absurdo), con casi todas las opciones que tanto amamos. Hay algunas ausencias de relumbrón, pero también varias incorporaciones en este aspecto, aunque puede decirse que hay suficientes opciones como para mantenernos enganchados por meses. Aún con esto queremos destacar un pequeño error cometido por Infinity Ward, el tamaño de los mapas resulta excesivo. Call of Duty se caracteriza por los frenéticos combates a pie, sin embargo en un mapa demasiado grande las carreras se sustituyen por batallas campales de francotiradores. Eso no es divertido.

Le acompañan opciones cooperativas, como las que encontraremos en el modo Pelotones y el modo Extinción (que viene a sustituir a los zombis de Black Ops II). Sin embargo, aunque las ideas básicas de ambos modos resultan brillantes, acaban quedándose cortos. Pelotones nos obliga a mejorar los soldados de nuestro batallón en las partidas online para luego dejar a bots controlarlos en opciones multijugador cooperativas y de carácter limitado. Extinción nos pone en medio de un apocalipsis alien a luchar por nuestra supervivencia, pero solo con un mapa disponible.

Todas estas interesantes opciones están lastradas de partida por las deficiencias visuales del título, que parece haberse quedado anclado en la anterior generación de consolas para ofrecer una experiencia de juego indigna de las nuevas máquinas de Sony y Microsoft. No se puede decir que estemos ante un título feo o que funcione mal, sin embargo solo hay que comparar las versiones de antigua generación y nueva para saber que necesitamos más que un puñado de texturas mejoradas y algún efecto lumínico y de partículas más exigente.

Al menos la propuesta de Activision funciona a 60 imágenes por segundo siempre constantes, aunque la resolución varíe en función de la máquina que utilicemos. PlayStation 4 permite que Call of Duty: Ghosts funcione a 1080p nativos, mientras que en Xbox One nos conformaremos con 720p reescalados a 1080p (lo que se traduce en más dientes de sierra y menor definición de los elementos lejanos).

Conclusión

Esperábamos mucho más de lo que hemos obtenido con Call of Duty: Ghosts. Por una parte su campaña resulta corta y demasiado guiada. Por otra, las opciones de multijugador se conforman con copiar el esquema habitual de la serie, añadiendo toques en la personalización, pero con una selección de mapas poco apropiada. El resto de modos resultan algo insuficientes y, para más inri, técnicamente estamos ante un título de antigua generación subido de vueltas.

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