Es evidente que se impone una presentación muy cuidada de los candidatos ante el público en mítines y demás. Para los caballeros, nada de chaqueta y corbata. Sobre todo en los actos de fin de semana, nuestros padres de la patria deben ir en mangas de camisa. A poder ser, que exhiba la marca. De llevar corbata, que sea de color más claro que la camisa, especialmente si el candidato es de izquierdas. Para las señoras se impone el pantalón ajustado. De llevar falda, que sea corta y que se vean bien las medias caladas. Las candidatas vascas deben llevar el pelo a lo garsón, pero la fórmula se puede extender a otras tierras meridionales.
Si el candidato participa en una tertulia de la tele, aténgase a las normas establecidas para el género. Por ejemplo, interrumpa al interlocutor todo lo que pueda, aunque sea elevando el tono de voz. Se aconseja la postura de cruzar los brazos para escuchar; transmite una idea de desprecio. Un gesto parecido es el de abrir los brazos y repantigarse en el sillón. Mientras hablan los contertulios, nuestro candidato debe mantener una continua sonrisa, como si le estuviera divirtiendo el coloquio. Queda bien ponerse y quitarse las gafas mientras se interviene. Respecto al contenido de la intervención, nada nuevo voy a añadir. Solo quizá el detalle de hacer caer alguna estadística; si es falsa, mejor.
En las tertulias de la tele produce mucha impresión que el candidato lleve una tableta electrónica o similar. No importa que no la mire mucho. La simple presencia de tal artefacto confiere un aura de respetabilidad, de estar enterado.
El candidato debe acaparar todo el tiempo de cámara que pueda. Un truco puede ser el de avisar que va a dar "tres razones" para su argumentación. Acabada la tercera, si añade "dicho lo cual", se le permite continuar con una cuarta.
En tiempos pasados los varones debían llevar la cara recién rasurada. Luego vino el apogeo de las barbitas cuidadas, esculpidas. Hoy se estila el aparente descuido de la barba de tres días.
Al cruzar las piernas en una tertulia, los caballeros deben procurar que no se vea ningún trozo de piel de la pantorrilla. Utilicen para ello los calcetines más generosos. Las señoras, al contrario: deben dejar que se adivinen los generosos muslos. En ambos sexos el maquillaje debe ser lo más intenso posible.
En los mítines y similares, aunque la megafonía sea perfecta, el candidato debe gritar todo lo posible. Es algo que se espera, transmite energía. Debe dominar la técnica de recitar algunas frases a más ritmo y con entonación in crescendo para que susciten aplausos. Queda muy bien que el candidato mire hacia arriba, aunque le cieguen los focos, como si hubiera una platea imposible.
El candidato debe dominar la técnica de hacer como que besa a las mujeres de la concurrencia que salen al paso y hacer como que abraza a los varones. La última servidumbre es someterse a los selfis.