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Amando de Miguel

La nebulosa de Podemos

Estos nuevos fascistas (cándidamente etiquetados como populistas) son bien recibidos por el grueso de la población española, especialmente la juvenil.

Siento caer en lo mismo que critico. En los medios concedemos demasiada atención a la nebulosa Podemos. Andamos ofuscados con la novedad. Hay ya libros enteros sobre el nuevo fenómeno político. Sus jerarcas aparecen todos los días y a todas horas en los medios. Aunque solo fuera por eso, su ascenso va a ser imparable. Pero se debe en realidad a algo más profundo. Resulta que los mensajes que emiten estos nuevos fascistas (cándidamente etiquetados como populistas) son bien recibidos por el grueso de la población española, especialmente la juvenil. Se me dirá que los podemitas se basan en el odio y el resentimiento contra todo lo establecido, sea la monarquía, la libertad o la economía de mercado. Es cierto, pero tales exabruptos encuentran eco en muchos compatriotas, los que andan frustrados por algo. Encuentran en el podemismo una especie de venganza contra la sociedad que tan mal los ha tratado.

La prueba de lo que digo es la capacidad que tiene Podemos para aliarse con otros partidos y con todo tipo de movimientos, círculos y plataformas del más variado pelaje. Es algo así como el carbono en la Química: presenta la virtud de combinarse con otros muchos elementos.

Lo malo no es tanto que las declaraciones más o menos erráticas de Podemos nos parezcan estrafalarias, sino que atraen votos. Parece mentira que algo tan elemental no lo señalen los críticos. Es gran ingenuidad ridiculizar a los podemitas y sus secuaces por las majaderías que perpetran. Algo así fue la reacción de los alemanes respecto a los nazis en los años 30 del pasado siglo. ¿Alguna vez aprenderemos de la Historia? ¿No? Pues la repetiremos.

Ya están gobernando los de Podemos en algunas grandes ciudades, precisamente gracias a su facilidad para aliarse con los más extraños personajes. Es el "ensayo general con todo" para el estreno del Gobierno de la nación. No es fácil saber cuál es lo específico de su programa, tan disparatadas son las ocurrencias que han emprendido. Pero hay un factor común: van a gastar más dinero público y van a contener la inversión privada. Aunque parezca mentira, se trata de una combinación que aplaude mucha gente. Eso es lo inquietante.

De momento nos contentamos con el comentario folclórico. Estos chicos (y chicas, claro) proporcionan continuos titulares en los medios. Pero la marea avanza inexorablemente. Nos encontramos ante una nueva forma de autoritarismo, de gentes sin autoridad, porque no son autores de ninguna obra auténtica.

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