
El papa Francisco ha aprobado este lunes el decreto en el que reconoce las "virtudes heroicas" de Antoni Gaudí, conocido como el ‘arquitecto de Dios’ por el diseño de la Sagrada Familia de Barcelona, según informa EFE.
La primera fase para ser reconocido como santo es la de ser declarado "Venerable siervo de Dios", título que se da a las personas fallecidas que se les reconoce "haber vivido las virtudes de manera heroica", el segundo paso es la beatificación y el tercero la santificación. Para pasar de venerable a beato es necesario que se haya producido un milagro gracias a su intercesión y para ser santificado hace falta un segundo milagro después de ser proclamado beato.
Benedicto XVI, al consagrar la Sagrada Familia en 2010, lo describió como un "arquitecto genial y cristiano consecuente", afirmando que había logrado superar "la escisión actual entre la conciencia humana y la conciencia cristiana".
El proceso de beatificación de Gaudí comenzó hace 30 años por la asociación presidida por José Manuel Almuzara, posteriormente el arzobispo de Barcelona Juan José Omella constituyó la Asociación Canónica para seguir llevando a cabo esta tarea. Esta nueva asociación en el año 2023 envió al dicasterio de las Causas de los Santos los argumentos fundamentales sobre la causa de beatificación de Gaudí.
La vida de Gaudí
Antoni Gaudí i Cornet fue un arquitecto catalán reconocido a nivel internacional como uno de los máximos exponentes del modernismo. Su lenguaje único y personal hacen que su obra sea difícil de etiquetar. Gaudí nació el 25 de junio de 1852 en Reus según algunas fuentes y en Riudoms según otras. El artista provenía de una familia humilde de caldereros que gracias a esta profesión adquirió "una especial habilidad para tratar el espacio y el volumen" mientras ayudaba a su padre y a su abuelo, según la información de la web de la casa Batlló. Gaudí fue un niño con una salud delicada por lo que se vio obligado a pasar largos períodos de tiempo en reposo "contemplando y reteniendo los secretos de la naturaleza" que tanto ayudaron al desarrollo de sus obras.
En el año 1870 Antoni Gaudí se mudó a Barcelona para estudiar arquitectura y tuvo que trabajar en varios empleos para poder pagarse la carrera. Cuando acabó la carrera en el año 1878, el director de la escuela de arquitectura, Elies Rogent, señaló: "No sé si hemos dado el título a un loco o a un genio, el tiempo lo dirá", según la información oficial de la Casa Batlló. Gaudí era un estudiante irregular pero no dejaba a nadie indiferente.
Después de obtener el título, se estableció en la calle del Call, en Barcelona, donde comenzó a desarrollar su legado arquitectónico. En el 1878 conoció al empresario y político catalán Eusebi Güell y comenzó su relación de mecenazgo y posteriormente amistad. La relación con Güell le dio la oportunidad a Gaudí de iniciar su trayectoria profesional plena y desarrollar todo su potencial como artista.
La obra más destacada de Gaudí es la Sagrada Familia, pero también cuenta con otras muy conocidas en Barcelona como el Parque Güell o la Casa Batlló. Sin embargo, Gaudí es el autor de numerosas obras como el Colegio de las Teresianas, la Casa Vicens o la Casa Milà. Fuera de la Ciudad Condal destaca el Palacio Episcopal de Astorga (León) y la Cripta de la Colonia Güell (Santa Coloma de Cervelló). Esta última se considera un laboratorio experimental donde Gaudí ensayó muchas de sus innovaciones arquitectónicas antes de aplicarlas en la Sagrada Familia.
Curiosamente, cuanto más crecía la figura de Gaudí, más se volvía él una persona solitaria, entregándose cada vez más a sus sentimientos místicos y religiosos. El artista pasó de frecuentar teatros y tertulias a alejarse progresivamente de la vida social. De hecho, cuando fue atropellado por un tranvía el 10 de junio de 1926, nadie lo reconoció como el célebre arquitecto que era, debido a su aspecto descuidado. No fue hasta su ingreso en el Hospital de la Santa Cruz que fue identificado por el sacerdote de la Sagrada Familia.