
Por mucho que se quiera negar, hay un perfil de Freakie que es universalmente reconocible: melena oscura y lacia; barba; cara rellenita, gafas y físico no muy atlético a causa de una dieta a base de bolsas de patatas fritas y Cheetos. Una mirada obsesiva por las cosas más insospechadas y una ausencia total de la realidad que le rodea. Por parafrasear al juez americano Potter Stewart, cuando hablaba de pornografía, "no sabría definir a un freakie, pero lo reconozco en cuanto lo veo".
Todo esto lo pensaba yo al ver cómo dos adictos a los comics y la fantasía se sentaban en la lanzadera de la Comic-Con de Málaga, en contra del sentido de la marcha y en los asientos más incómodos de todo el autobús, en ese momento vacío. Gesticulantes y entusiasmados por ir a recoger sus acreditaciones de este evento. La famosa Comic-Con de San diego, la convención del cómic, la ciencia ficción y la fantasía más importante del planeta Tierra, abría sus puertas por primera vez en sus 75 años de historia a un evento fuera de Estados Unidos, con su sello y firma y para tal ocasión había seleccionado ni más ni menos que la ciudad española y andaluza de Málaga.
El por qué Málaga y no otra ciudad europea sólo los organizadores lo saben. Pero hay quien decía que era por la similitud entre el puerto españolo y San Diego (porque no conocen San Diego), por tener ambas plazas mar, por sus conexiones aéreas, porque por qué no… Sea como fuere, la verdad es que hasta los propios organizadores mostraban su sorpresa y satisfacción por el éxito de esta convocatoria: más de 120 mil entradas vendidas y un público totalmente entregado y con todas las ganas del mundo de pasárselo bien.

Dicho todo esto, algunas matizaciones necesarias. Aunque el proceso de compra de las entradas recordaba vagamente al penoso proceso de admisión de San Diego, para Málaga la filosofía de acceso ha sido distinta: en lugar de poner a la venta pases de cuatro días y sólo después, según la disponibilidad, pases de día, para esta primera edición fuera de Estados Unidos, las acreditaciones se tenían que comprar para cada día de manera independiente. Yo lo achacaba al temor de que el precio por toda la convención disuadiera a muchos de asistir, pero al entrar en el recinto el primer día me di cuenta de que posiblemente no hicieran falta todos los días para empaparse de esta Comic-Con Málaga, pues la oferta de expositores y actividades era bastante más reducida que en San Diego. Para que nos hagamos una idea, en San Diego, el Exhibition Hall cuenta con más de 120 filas de expositores y 8 calles transversales, mientras que el de Málaga eran ocho por cuatro únicamente.
Puede que, por prudencia ante un mercado ignoto, muchas compañías no hayan estado presente. Funko, si, desde luego. Y con gran éxito de público. Librerías como la FNAC también contaban con un espacio generoso. Pero las grandes productoras audiovisuales y las plataformas tipo Netflix, en esta ocasión no estaban. Y en un mundo como el de la Sci-Fi la ausencia de las grandes plataformas impide la presentación de las novedades y algo que los fans desean vivamente: tocar a sus estrellas.
Con todo, Toy Story se imponía en la entrada con un set donde hacerse unas fotos divertidas y la película de Alex de la Iglesia, El Día de la Bestia (de la que, dicho sea de paso, mi cuñada fue jefe de producción) celebraba su 30 aniversario con una muestra de memorabilia que incluía un story board.

Una segunda cosa que me ha llamado la atención fue la edad media de los asistentes, superior a la de San Diego y bastante más que la de Nueva York. Puede que el poder adquisitivo de nuestros precarios jóvenes no les dejara asistir o puede que las generaciones más jóvenes estén a otra cosa. Pero este dato no disminuyó el número de participantes que desde el primer día portaban con orgullo especial sus disfraces. Aunque algunos fueses más del Cutre-Con, tengo que decir que la mayoría era más que aceptables y bastantes muy sofisticados. Y, como digo, en una proporción más alta que en San Diego, donde los disfraces se concentran en el sábado, como aperitivo de la famosa Masquarade, el pase y elección del mejor disfraz de la convención. En Málaga también hubo su concurso, en el famoso Hall M, donde sólo unos pocos acceden (tres mil en el aforo malagueño), pero que muchos pudieron seguir en grandes pantallas al aire libre. Disfraces elaborados y dignos de merecer un reconocimiento, aunque el presentador tiene que progresar adecuadamente para resultar un show más entretenido. Y lo digo sin acritud, que conste.
Ser primerizo conlleva sus problemas, como todos en algún momento hemos sabido. Y la Comic-Con de Málaga no se iba a escapar a esta regla inexorable de la vida. La organización del flujo de los asistentes es más que mejorable. Y se puede hacer con pocos cambios, como pasar de una sola puerta de acceso a varias, en segundo lugar, ampliando el espacio. El Exhibitors Hall se quedaba escaso para tanta afluencia de fans; en tercer lugar, con un sistema mejor y más visible de organización de las colas porque en ocasiones la gente iba sin saber muy bien a donde y para qué. Y, por último, no es lo mismo esperar en un interior climatizado que bajo el sol.

Dicho lo cual, también tengo que decir que Málaga es una ciudad tan turística que se hace cola para cualquier sitio que se quiera visitar, del Museo Picasso a la Catedral. Y las colas de San Diego son temibles. Eso sí, mucho mejor señalizadas.
La información, en los puestos oficiales, también se pude mejorar, ya que apenas nadie sabía nada. Ni dónde encontrar un stand en el mapa ni cómo acceder al piso superior (y eso que era por una única escalera, gran fallo de la organización que quería concentrar todo el movimiento de personas, empeorándolo). Eso sí, la inseguridad informativa se suplía con una gran disposición y gracia por parte de azafatas y azafatos.
Una gran diferencia entre San Diego y Málaga es la ubicación del centro de convenciones. En San Diego en pleno centro y en la capital andaluza, en las afueras. Y aunque los servicios especiales puestos por el ayuntamiento han sido de lo mejorcito en su funcionamiento, en la ciudad se han podido ver muy pocos disfraces por lo general, limitando el alcance y la visibilidad de esta convención. San Diego es una ciudad tomada durante cuatro días por troopers, Darth Vaders, Indiana Jones, zombies y todo cuanto uno pueda imaginar. Em Málaga me encontré después de cenar con un musculoso Thor en la garra de una famosa heladería, pero poco más.
Schwarzenegger: "¿Sabes dónde estaba yo la noche del 23F?"

La gran estrella de esta primera edición fue, sin duda, Arnold Schwarzenegger, quien prácticamente cerró la convención. Rodeado de su amigo Antonio Banderas y copresentado por Alex de la Iglesia, se ganó a un entregado público rememorando sus arranques cinematográficos en España. Y si se me permite una anécdota personal, durante los faustos de la segunda inauguración de George W. Bush, en Washington DC, gracias a mi amistad con quien entonces era el jefe de gabinete del Governator, fui invitado a una fiesta que organizaba el equipo de Schwarzenegger. Mi primera sorpresa al llegar a la suite del hotel elegida para tal ocasión fue que sólo éramos una docena los invitados. La segunda que antes de que pudiera reaccionar, una voz nos alertó. ¡"El Gobernador"! En ese momento yo ocupaba el extremo de un semicírculo que habíamos formado los asistentes. Arnold irrumpió en la sala, se detuvo ante todos nosotros y dijo: "¿Sabeís por qué estáis aquí? Porque necesito 15 millones para la campaña y vencer al candidato demócrata". Y acto seguido se abalanzó sobre mí, que era el primero de un extremo y me apretó la mano con fuerza mientras yo intentaba explicarle que no podía donar porque no era americano. Lejos de despreciarme, me dijo casi al oído: "¿Sabes dónde estaba yo la noche del 23F? Intentando entrar en el Palace de Madrid tras grabar unas escenas de Conan en la Ciudad Encantada". Como además de por su historia se entretuvo en firmarme la carátula del DC de Terminator (que era a lo que yo iba en el fondo, aunque recurrí a mi hijo como excusa), veía por el rabillo del ojo la satisfacción del resto del grupo, quienes seguramente creyeran que ya le había soltado yo toda la pasta que pedía. Un tiempo más tarde volvería a verle en Sacramento, pero eso ya no viene a cuento.
En Málaga volvió a estar tan encantador que el público no perdía ni un segundo de atención y hasta De la Iglesia tuvo que aceptar la sugerencia de Schwarzenegger de rodar una película con él, dada la insistencia del actor. Espero que llegue a hacerse porque no me gustaría que la última imagen de Arnold en España sea la de publicitar herramientas para el hogar, por muy buenas baratas y boinitas que sean.
Irá mejorando
Enumeradas las críticas, debo confesar que yo me lo he pasado pipa. Porque soy fácil de contentar. Málaga no es San Diego pero estoy convencido de que si continua (y está más o menos garantizado hasta 2027), irá mejorando. Pero la buena elección del sitio donde celebrarlo o abrirlo a más de un emplazamiento, como ocurre en San Diego, será imprescindible. Atraer a más expositores y marcas una necesidad imperiosa. Al igual que abrir los tallares, excesivamente concentrados en temática en esta ocasión. Más autores para las firmas y más nombres durante todos los días.

Y por último, es una pena que la política invada otra vez todo. Las autoridades pertinentes tuvieron que tener sus 15 minutos de gloria, pero no creo, sinceramente, que fuera necesario más que para su propio marketing electoral. Subrayar el beneficio económico de la Comic-Con para Málaga es el ejercicio contable al que llegan nuestros amados líderes. Pero sin ser despreciable, el espíritu y el alcance de un evento de esta naturaleza va mucho más allá.
En fin, el público ha sido bastante local o regional y en muchos casos, familiar. Además de los fans y freakies de toda la vida, he podido ver a familias que se acercaban al recinto del FYCMA para pasar el día, como podían haber ido al zoo. Lo cual resulta extraordinario porque así sus pequeños se acercarán más y mejor a este mundo cada vez más presente en nuestras vidas. Que la Viuda negra o las Tortugas Ninja les hablen con acento andaluz es lo de menos.
Acabada la Primera edición de la Comic-Con Málaga, que la fuerza acompañe a los organizadores para la siguiente.

