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Póster Marea letal

El director John Stockwell parece haberse querido especializar en thrillers exóticos. Suyas son Inmersión Letal, con Jessica Alba haciendo submarinismo; Turistas, una variante de Hostel ubicada en Brasil, y Al filo de las olas, una especie de Gran Miércoles con chicas adolescentes… Ahora nos firma Marea Letal, un thriller protagonizado por Halle Berry y Olivier Martinez, en el que la pareja de actores inició su actual romance en la vida real, y con el que el realizador incide en lugares comunes del género con cierta vocación visual, pero nula energía cinematográfica. Francamente, jamás hubiéramos pensado que una película de aventuras con Halle Berry en bañador y tiburones asesinos pudiera ser tan mortalmente aburrida.

Hablemos claro: por Marea Letal se pasean referencias a Máximo Riesgo, Río Salvaje (thrillers muy anclados al medio natural en el que se desarrollaban, o al trauma que arrastran sus protagonistas) o incluso Deep Blue Sea, por aquello de citar una película con tiburones... Pero la película de Stockwell ni las huele. Carece de la fisicidad de la primera, el entretenimiento de la segunda, y la diversión trepidante de la tercera, por muchos escualos que naden alrededor de los protagonistas. Y en dichas circunstancias, y de que las escenas asombrosas brillan por su ausencia, sólo nos queda capear el temporal poniendo el ojo sobre Halle Berry y el privilegiado enclave de Ciudad del Cabo.

Marea Letal es, o quiere ser, un thriller romántico e intimista con tiburones al fondo, de la misma manera que The Walking Dead es un drama de supervivencia poblado por muertos vivientes. Pero en realidad aquí no pasa nada ni remotamente emocionante: la película de Stockwell pierde minutos y minutos en hacer un publirreportaje chill-out del fondo marino, nos exaspera con las discusiones íntimas de los dos tórtolos, y a cambio ni siquiera destaca por un goteo de víctimas (o desnudos) relevante, como sí ofrecería un rip-off sabrosón como Tintorera. En definitiva, aquí el pescado está vendido de antemano, y sólo nos queda sacar el bloc de notas para hacer el conveniente escarnio: el flashback cursi sobre un personaje desaparecido en el prólogo de la cinta, y que tiene lugar en torno a los veinte minutos de las dos horas largas de película, podría llevarse el premio a lo peor del año.

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