
Existen películas anacrónicas y luego están otras como El cazador de recompensas. La obra es una oportunidad de ver trabajar de nuevo a Walter Hill (Límite: 48 horas, Calles de Fuego) antaño figura de relevancia en el duro thriller americano de décadas pasadas, recurriendo a un notable elenco de figuras de carácter como Christoph Waltz o Willem Dafoe, entre otros. Pero desde luego, no con los medios y el alcance de antaño, que imponen una serie de limitaciones que se notan, y mucho, en el resultado final: no solo la película es un western mítico a la antigua usanza, una decisión en cierto modo suicida, sino que su escasez de presupuesto contribuyen a alejar la película todavía más del cine de consumo comercial, ya sea en salas o en plataformas de streaming doméstico.
Lo que han leído hasta ahora es una descripción objetiva de lo que nos encontramos con la película, ni siquiera una manifestación medianamente subjetiva del valor del filme. Porque el relato cuasi mítico, y a la vez pretendidamente menor, que construye Hill a nivel de guion resulta poco menos que impecable. Este mix de la historia de Helena de Troya, con un cazarrecompensas a la búsqueda de una esposa presuntamente secuestrada por un soldado negro, se las arregla para introducir los temas de agenda del Hollywood actual y a la vez dales un baño premeditadamente ambiguo.
La película, con ese molestísimo abuso de los fundidos, ve perjudicada su épica por su barata textura de cámara digital y la ausencia de un adecuado desarrollo en ciertos episodios de acción, pero tiene todos los adecuados mimbres de un guion de puro cine de género, con un buen trabajo interrelacionando ideas y personajes así como el clásico toma y daca habitual de rivalidad y respeto en los relatos escritos o dirigidos por Hill. El Cazador de Recompensas pasa por ser un western esencial, en los puros huesos en todos los sentidos y despojado de adornos, de un ritmo lento que sin embargo transmite una extraña energía crespuscular. Al final, lo que tenemos es una película feliz de su propia condición de outsider, un poco como la que ha venido exhibiendo Hill tanto en sus años en la cumbre como en los demás que vinieron después.
El cazador de recompensas se estrena en cines el 12 de mayo
