
Consumida e inmediatamente olvidada, Plan de Familia fue hace dos años uno de esos títulos de streaming, en este caso Apple TV, capaces de competir en factura de producción con productos similares de salas comerciales, de esos que antaño facturaban una decente cantidad de dólares para los estudios. Esas producciones medias ya no están, o están en desuso, en la agenda de los grandes (aunque esto es revisable: cada vez más películas de puro género asoman de nuevo la cabeza en el top ten, y de ello tomarán nota las majors) y sin embargo triunfan en la dieta semanal de streaming del gran público.
Y en esa dinámica se inserta esta apresurada Plan de Familia 2, producida y protagonizada por un Mark Wahlberg que parece haber aceptado con inteligencia la nueva tesitura, con casi una decena de largometrajes de este tipo que ha protagonizado en los últimos años (el mejor de todos, el notable Juego Sucio estrenado en Amazon hace apenas unas semanas).
Déjenme hacer una confesión para nada narcisista, o un poco sí, en este espacio de opinión. Servidor, que acostumbra utilizar un cuaderno para anotar pensamientos más o menos inteligentes que le vengan durante el visionado para así construir algo mínimamente decente en un texto, apenas apuntó una línea, además del título de esta Plan de Familia 2 estrenada en Apple.
La película, en la que la familia Morgan se va de vacaciones de Navidad a Londres y es perseguida por los problemas familiares del padre, Dan, un exasesino de increíbles capacidades, activa el piloto automático de tal manera y desde el mismísimo comienzo que apenas da para divertirse un poco pensando en otros tiempos, quizá mejores, para este tipo de largometrajes.
Dirigida de nuevo, quizá algo mejor que la anterior, por Simon Cellan Jones, Plan de Familia 2 no puede disimular que el guion es el de una mera comedia familiar durante (más de) media hora de metraje, hasta que aparece el personaje de un devaluado Kit Harington (Juego de Tronos) intentando dar un viraje a su imagen cándida.
Sutil como un hachazo (narrativo), este sucedáneo con chavales de Mentiras Arriesgadas no consigue asemejarse ni siquiera a las peores secuelas de Las locas vacaciones de una familia americana, film que podría haberse convertido en su gran referencia por ese viaje a Londres y, luego, a París, que el film convierte en un publirreportaje descarado, y que refrenda lo mal que Hollywood ha aprovechado a una actriz como Michelle Monaghan. La moralina sentimental de familia unida nunca será vencida, domina en un espectáculo que da mucho de lo primero y casi nada de lo segundo, y que hace pensar que poner algo más de cariño en las cosas nunca está de más.

