
Martín Cuervo y Jaime Lorente han pasado por esRadio para hablar sobre Coartadas y han coincidido en que nació desde el entusiasmo. "Lo he disfrutado muchísimo", ha afirmado Lorente al recordar la llamada inicial del director, quien le ofreció un personaje en un terreno poco habitual para él: la comedia. Lorente da vida al dueño de una empresa que se dedica a fabricar coartadas a infieles.
El propio Cuervo ha celebrado haber podido revisar el material original para dotarlo de "más profundidad". En esa relectura, el director ha reconocido que buscó actualizar la historia y construir personajes "en tres dimensiones, con más profundidad", alejándose de la simple caricatura.
Una comedia de precisión y juego
La película, ha explicado Cuervo en esCine, se mueve en clave de atraco y enredo, "una película de robos, de infiltrarse, de granujas", pero con un tono marcadamente español. Lorente ha asegurado que el equipo funcionó como una familia que avanza "de aventura en aventura".
Martín Cuervo ha reconocido el reto de calibrar el ritmo cómico: "Uno de los trabajos más importantes de dirigir es el ritmo". La película alterna escenas visuales con otras donde el tempo depende por completo de los actores: planos secuencia, diálogos veloces y humor que nace del propio vértigo.
La convivencia de intérpretes tan distintos — Leo Harlem, Llum Barrera, Salva Reina — obligó a encontrar un tono común. Cuervo lo afrontó desde un criterio personal: "Me guía un poco que todo tenga un color de lo que a mí me va a gustar". Su objetivo: evitar personajes tontos por exigencias del chiste. "Podrías caer en que sean tontos, y no, son gente que les pasan un montón de cosas muy complicadas".
El rodaje: entre la risa y el caos
Lorente ha reconocido que, a veces, el equipo sufría por culpa de la risa: "Uno entra en modo risa y es imparable. Esa presión es gasolina para la risa". El perro de la película, confiesan entre risas, contribuyó a estos momentos: "El perro, por lo que sea, no hacía caso", ha recordado Jaime.
Entre las escenas más extremas, el actor rememora su propio bautismo de fuego en el rodaje: "Lo primero que me hizo este señor fue ponerme en casi tanga de cuero y consolador en mano, con gorra de policía, a recibir a un equipo nuevo". A partir de ahí, ha asegurado, ya no había vergüenza posible: "Me pude humillar durante toda la película. Estaba el listón altísimo".
Para Cuervo, Coartadas también ha permitido "empujar ciertos límites" hacia una comedia "sin vergüenza y sin tapujos". Lorente, por su parte, se ha mostrado encantado con este cambio de registro y la experiencia. El actor asegura estar en un momento de equilibrio personal y profesional: "Estoy disfrutando mucho y muy contento".
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