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Pablo Molina

Las lecturas de Ben Laden

Quizá lo más peculiar sea la abundancia de libros que tratan de demostrar la existencia de una vasta conspiración mundial.

La Oficina del Director de Inteligencia Nacional de EEUU (ODNI, por sus siglas en inglés) acaba de hacer pública parte de la documentación incautada en el refugio de Ben Laden en Abotabad, donde fue abatido por los Navy Seals.

Los documentos publicados están divididos en dos secciones: por un lado el material no clasificado en idioma inglés –que incluye todos los libros de la biblioteca del terrorista– y por otro 103 textos y mensajes que la Inteligencia norteamericana ha decidido desclasificar. El examen preliminar de esta documentación permite conjeturar sobre cuáles eran las inquietudes y los objetivos del líder de Al Qaeda: causar el mayor daño posible a EEUU, dejar de lado los conflictos internos en Oriente Medio y, paradójicamente, evitar la creación de un nuevo califato islámico como el que ha erigido Abubaker al Bagdadi en parte de Irak y Siria con el Estado Islámico.

En uno de esos mensajes, dirigido a las distintas ramas de Al Qaeda, Ben Laden subraya que no hay que "insistir en la formación de un Estado islámico" y, por el contrario, anima a sus fieles a cometer atentados contra embajadas y empresas estadounidenses.

Ben Laden aparece en estos mensajes obsesionado con dañar los intereses de EEUU, "el verdadero infiel". Por eso trata de que las filiales de Al Qaeda no se desgasten cometiendo atentados contra las fuerzas policiales y militares de los países donde operan. Sus órdenes, según revelan estos mensajes a los yihadistas, eran concentrar todos los esfuerzos en atacar intereses estadounidenses donde surgiera la ocasión.

El ODNI ha hecho también pública la lista de libros encontrados en el refugio de Abotabad. Hay 39, entre los cuales destacan dos de Noam Chomsky, gurú de la extrema izquierda mundial por su crítica al sistema democrático estadounidense y lo que denomina "imperialismo" de EEUU.

En el listado de publicaciones encontramos también Cristiandad e islam en España, 703-1031, de C. R. Haines, en coherencia con la obsesión del yihadismo por recuperar la tierra que una vez conquistaron por la fuerza de las armas, y Las guerras de Obama, del conocido periodista estadounidense Bob Woodward, donde se da cuenta de las tensiones generadas en la Administración Obama por los conflictos existentes en Oriente Medio.

Sorprende la presencia de 19 obras relacionadas con Francia. Según el portavoz del ODNI, Jeffrey Anchukaitis, el líder de Al Qaeda se documentaba sobre las características de las finanzas y la industria francesas no para organizar un atentado sino con el objeto de dañar la economía gala para que la crisis se extendiera a Estados Unidos y el resto de Occidente.

Pero tal vez lo más peculiar de la biblioteca de Ben Laden sea la abundancia de libros que tratan de demostrar la existencia de una vasta conspiración mundial, urdida por los misteriosos Illuminati y los infaltables financieros judíos. Estas son las lecturas conspiranoicas de Ben Laden:

  • Genealogía de los Illuminati, de Fritz Springmeier, donde se da rienda suelta a la paranoia de un mundo controlado por un grupo reducido de personas vinculadas por lazos esotéricos.
  • La jerarquía de los conspiradores. El comité de los 300, de John Coleman, otro monumento literario a la conspiranoia, que trata de demostrar la existencia de ese comité, que controlaría todos los aspectos de la política, la religión, el comercio, la industria, la banca, los conflictos armados y el tráfico de drogas.
  • Cruzar el Rubicón, de Michael Ruppert, autor que sostiene que el 11 de Septiembre estuvo organizado por la Administración norteamericana –una afrenta para el propio Ben Laden, que siempre se mostró orgulloso de ser el autor de los atentados– como paso necesario para garantizar la hegemonía de EEUU en el terreno financiero y energético.
  • El Nuevo Pearl Harbor, de David Ray Griffin. Otro libro que insiste en que la Administración de George W. Bush estuvo detrás del 11-S.
  • Los secretos de la Reserva Federal, de Eustace Mullins, escritor antijudío que acusa a un grupo de banqueros de origen hebreo de haber urdido una conspiración para controlar las finanzas norteamericanas.
  • La toma de América, de Richard Sprague, que sostiene que la muerte del presidente Kennedy fue en realidad un golpe de Estado y que desde entonces el Gobierno estadounidense está manejado por manos ocultas.

En la colección de material de lectura de Ben Laden encontramos también una copia de las actas del comité del Senado de EEUU que analizó el programa de modificación del comportamiento llamado MK Ultra. Los defensores de la teoría de la conspiración Iluminati sostienen que el programa fue un éxito y que todavía hoy se lleva a cabo para hacer que la sociedad acepte las imposiciones de los poderosos que actúan detrás de las bambalinas.


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