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Drogas, devaneos sexuales y fracasos conforman un cóctel 'de Vicio'

César S. Sánchez debuta con una novela gamberra sobre el periplo de un personaje perdido en el vacío que supone su vida.

César S. Sánchez debuta con una novela gamberra sobre el periplo de un personaje perdido en el vacío que supone su vida.
Un hombre fuma un cigarrillo | Cordon Press

Un tipo desagradable, "incómodo" dice su autor -aunque se queda corto-, que sale de un barrio consumido por el desanimo y llevado por la droga. Una huida que, sin embargo, le lleva a otro estado de sumisión igual, un matrimonio que le atrapa y una hipoteca que le esposa. Se trata de De vicio (Relee), el debut literario de César S. Sánchez, más que un libro "una especie de monstruo de Frankestein" con "partes de muchas personas" que ha conocido y algunas suyas.

Es una historia urbana y gamberra, "un periplo vital" de un personaje desde una adolescencia abrupta hasta una madurez marcada por la pérdida de identidad y el desconcierto. Este viaje es conducido por Santos Padilla en el Madrid de los 80 y 90, en una primerísima primera persona. La novela arranca cuando Santos Padilla vuelve a la casa familiar para ayudar a morir a su madre, enferma de cáncer.

Es una historia de derrota: "Dos cursos malgastados en la Facultad de Filosofía, media novia, kilos de speed por la tocha y un cerro de pálidas de media tarde resumen mi bagaje académico. Licenciado en migajas" (pág.19). ¿Aparentar? No. Porque es un tipo "incómodo, grosero, que tiene una relación superficial con las mujeres", cuyo único atractivo se percibe en "su sentido del humor". "La soledad que siente este personaje es difícil que la rellene la familia o relaciones. Es una soledad consustancial. Ha construido un castillo de soledad", nos cuenta su autor.

"Va pasando por distintas etapas, relaciones sentimentales, matrimonios y tiene que volver a su barrio", desgrana César S. Sánchez. El panorama atrae: una ama de casa envejecida y un ferretero; sus hermanos, uno yonqui y otro homosexual disfrazado de falangista, y él, un esclavo del placer barato. "Desgraciadamente hay muchos hombres como él. Tiene visión de la mujer a través de clichés cincelados en la cabeza desde que es niño y le cuesta desprenderse de ellos. Es incapaz de entregarse a una relación", explica.

Escrita en capítulos cortos, políticamente incorrectos, con un lenguaje soez y vulgar, o "directo, sin patinas", como dice su autor -"Todavía me acuerdo del hostión que nos dimos con el buga" (pág.27)-, que suman 132 páginas que se pueden leer de un vez. Es la historia de unos yonquis de folleto que miden el paso del tiempo en caladas de porro. Su autor cree que el lenguaje de los 80, "una época mitificada y destrozada a lo largo del tiempo", dice, tenía otro encanto: "La gente hablaba directamente. Vivimos en una época en la que el mensaje no tiene una idea detrás". También ha cambiado la percepción del mundo de la droga: "Antes era una especie de transgresión y de aventura. Hoy, en ciertos círculos sociales, si confiesas que tomas Lexatin, la gente te mira bien".

César S. Sánchez firma bajo el pseudónimo de Arturo G. Pavón, un "homenaje a Edgar Allan Poe y al personaje de su única novela, Arthur Gordon Pym". De Vicio es el tercer libro publicado por Relee (Red Libre de Escritura y Edición), un nuevo sello editorial liderado por Isabel Cañelles y Eloy Tizón, que apuesta por la escritura colaborativa.

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