El Teatro Real estrenó el pasado lunes la ópera Bomarzo, del compositor argentino Alberto Ginastera (1916-1983), cuya última representación en Europa data de 1976 en Londres y que poco después de su estreno, en Washington en 1967, fue censurada por el general golpista argentino Juan Carlos Onganía mediante un decreto para "resguardar la moralidad pública".
Esta ópera está basada en la novela clásica de 1962 de Manuel Mujica Laínez (Buenos Aires, Argentina, 1910–Córdoba, Argentina, 1984) la recomendación esta semana de Andrés Amorós en su sección de libros en Es la mañana.
Manuel Mujica Laínez es un autor exquisito del estilo de Proust, decadente, muy enamorado de Europa y bastante esteticista. Le llamaron "el marqués de Bradomín criollo". Bomarzo, el título de la novela, hace referencia a un lugar a 20 kilómetros de Viterbo, en la zona etrusca del Lacio, a unas dos horas al norte de Roma. Es una colina y un castillo, gran atractivo turístico, perteneciente a los Orsini. Cuenta con esculturas fantásticas del s. XVI:dioses, máscaras, grutescos, animales, Jano bifronte, Minotauro o la Boca del Infierno. Las quiso comprar Dalí porque entendía que era el surrealismo dentro del Renacimiento.
Es la historia del príncipe Pier Francesco Orsini, jorobado y cojo, que bebe pócima para ser inmortal y se enamora de una cortesana, Pantasilea. (con salón de espejos, como film de Orson Welles), se casa con Julia pero es impotente, hace esculturas, es envenenado. Recuerda todo desde perspectiva actual y lo mismo cita a Proust, Joyce, Virginia Woolf que a Nobukov, Dante o Shakespeare .
El gran tema de la novela es el Renacimiento italiano. Aparecen personajes como Miguel Ángel, Cellini, Ariosto o los Médici; ciudades como Florencia, Roma, Venecia, Nápoles y acontecimientos como la coronación Carlos V, la batalla Lepanto o la Reforma protestante. No faltan las referencias a la vida cotidiana: desfiles, disfraces, fiestas, cuadros, guerras, magias, arte y mucho erotismo en todas sus modalidades.
Bomarzo es un gran exponente de la filosofía renacentista que puede resumirse con el hombre en el centro de todas las cosas, la perspectiva antropocéntrica. Otra de sus lecturas es la visión del gran arte como autobiográfico: "Cada pintor se retrata a sí mismo porque cada pintor recoge y subraya en el modelo".
Y, sobre todo, algo muy de Mujica Laínez: "La capacidad de disfrutar de la hermosura y de hallarla donde para los demás se encubría" (p. 53). Al final implica al lector: "Cada uno tiene su propio Bomarzo" (p. 322).
A pesar de su extensión y la acumulación de datos culturales, concluye Andrés Amorós, se lee con gran interés. "Es un gran tapiz o fresco de una época tan fascinante como el Renacimiento italiano".
Manuel Mujica Laínez. Bomarzo, Barcelona, ed. Seix Barral, 848 págs, 11’35 euros. ISBN: 978 8432248221