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'La ciencia de los campeones', pon un científico en tu vida para mejorar en el deporte

López Nicolás descubre en La ciencia de los campeones la química, física, matemáticas y tecnología que se esconden tras grandes triunfos.

Mientras que hace años, la buena sintonía entre el deportista y su entrenador era el binomio necesario para mejorar el rendimiento deportivo, hoy en día se ha dado un paso más y se incorpora al equipo personal científico. José Manuel López Nicolás desarrolla en La ciencia de los campeones (Planeta) esta tendencia, a la vez que descubre la química, la física, las matemáticas o la tecnología que se esconden tras el deporte. Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad de Murcia, López Nicolás explica cómo están relacionadas las matemáticas con las medallas de Ruth Beitia, la importancia de la fisiología en los logros de Lydia Valentín o la relación de la geometría con la consecución del Mundial de Sudáfrica por parte de la selección española.

"El objetivo de este libro es dar a conocer a la sociedad la presencia de la ciencia en la vida cotidiana. Normalmente, cuando se habla de la ciencia se habla de progreso científico, búsqueda de exoplanetas o de agujeros negros, pero la ciencia está detrás hasta de nuestras aficiones. Por otro lado, a través de una serie de pautas, muestro cómo mejorar el rendimiento deportivo a través de la ciencia; y, por último, trato de fomentar vocaciones científicas entre los jóvenes, que vean el deporte como una fuente de cultura científica", explica el autor a Libertad Digital.

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Gol de Iniesta en la final del Mundial de Sudáfrica

La ciencia de los campeones no va de las matemáticas del fútbol, sino que se han buscado momentos cruciales en la historia del deporte que la mayoría recordamos, como la final del Mundial que ganó España, los grandes partidos de Nadal, los triunfos de Carolina Marín o las mejores jugadas de Michael Jordan. "He querido demostrar que la ciencia estaba detrás de esas victorias y que, cuando las vimos, no fuimos conscientes".

Con un lenguaje asequible, explica nociones básicas de termodinámica a través del descenso del mítico puerto del Tourmalet de Induráin en el Tour de Francia de 1993 y repasa cómo, en los últimos años, se han realizado muchos estudios científicos para encontrar la posición más aerodinámica para cada ciclista. "Cuanto menos rozamiento con el aire, mayor velocidad. Realmente luego, cuando lo vemos en televisión e identificamos estas técnicas, la sensación de placer es muy grande. Saber el por qué de las cosas es apasionante", resume.

En la final de Wimbledon que en 2008 enfrentó a Rafa Nadal y Roger Federer halla un buen ejemplo sobre la primera ley de Newton. Mientras que los golpes del suizo se basaron en la primera ley de Newton, según la cual un cuerpo se mueve en la misma dirección y a la misma velocidad hasta que se le aplica una fuerza que lo haga variar de dirección; los golpes del español lo hicieron en la segunda. La fuerza que Nadal aprovechó para ganar a Federer se llama fuerza magnus y el autor explica, sencillamente, en qué consiste.

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Federer y Nadal

"La ciencia es un valor añadido, sin la calidad de los deportistas sería imposible ganar", recalca. "Hoy en día las raquetas llevan incorporados mecanismos que leen cómo le das a la bola y esto permite estudiar las jugadas y ver cómo mejorar. Hay una frase que odio: ‘este deportista tiene un don’. No, perdona, los dones se entrenan en base a evidencias científicas que ha habido a lo largo de los últimos años".

Otra frase absurda, a su parecer, es la de "los penaltis son una lotería". "Los estudios de probabilidad y la estadística demuestran que las tandas de penaltis hay que entrenarlas porque se sabe perfectamente cuando hay más probabilidad de marcar. También hay estudios sobre cómo debe ir vestido un portero, cómo debe moverse, el tiempo que debe retrasar el lanzamiento para poner nervioso al delantero o el orden en el que tirar la tanda según la calidad del jugador. El que no lo deja al azar suele ser el que gana".

Michael Jordan y Carolina Marín

Pero si hay dos deportistas que son el paradigma de la intersección de la ciencia y el deporte estos son el exjugador de la NBA Michael Jordan y la jugadora española de bádminton Carolina Marín. "En los triunfos de Jordan había física, química, matemáticas y psicología. El famoso ataque del triángulo es matemática y geometría. También sabía retar psicológicamente a los rivales, al público y a sus propios compañeros. La psicología es una de las disciplinas más abandonadas del deporte", comenta.

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Carolina Marín

"Carolina Marín es el máximo exponente mundial de la aplicación del big data, la recopilación y el procesamiento de datos para saber cómo jugar contra cada rival, en qué momento hacer qué cosa y anticiparse a su reacción. Lleva con ella un gran equipo que va gestionando esos datos y se los va pasando", dice López Nicolás. "En el deporte de élite cada vez se incorpora más personal científico. El conocimiento te puede dar ese valor añadido que necesitas para competir mejor y mejorar las propias marcas".

Dopaje tecnológico

Una de las disciplinas científicas que más se está utilizando para aumentar el rendimiento cognitivo del deportista es la neurociencia, en la que se estimula parte del organismo relacionado con distintas habilidades para ser más rápido, más despierto o reaccionar antes. "Aunque todavía se está investigando mucho sobre ello, hay gente que lo considera dopaje tecnológico, yo no. Pero demuestra que la innovación está detrás de cosas que no nos podemos ni imaginar", asegura.

Muchos consideran que es dopaje tecnológico lo que hizo el equipo de Estados Unidos de esquí para la preparación de los Juegos de Pieonchang 2018. Con cámaras de 360 grados, filmaron las pistas meses antes y después usaron cascos de realidad virtual para que los deportistas se familiarizaran con el trayecto, memorizaran los giros, las vueltas y las posiciones de las puertas. Además, usaron gafas Vima REV, gafas estroboscópicas capaces de reducir la visión de los esquiadores para fortalecer su ojo menos dominante.

"De cara al futuro, la revolución puede ser extraordinaria. La práctica deportiva mejora con avances en química de los materiales (nuevas zapatillas o camisetas), inteligencia artificial para recopilar datos y luego procesarlos, o neurociencia".

En cuanto a las próximas Olimpiadas, "los países que más invierten en ciencia serán los que puedan mejorar más rápidamente". En España, aunque tengamos grandes estrellas del deporte, "debemos invertir mucho más en ciencia, llegar al menos a la media de la Unión Europea. Tenemos mucho que mejorar, vamos detrás de muchos países".

José Manuel López Nicolás. La ciencia de los campeones. Planeta, 2021. 384 páginas. 17 euros.

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