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Luis Fernando Quintero y Mariano Alonso: "Medios afines al PSOE le fabricaron a Otegi una exquisita piel de cordero"

LD entrevista a los autores de Otegi. La última bala de ETA (Plaza y Janés, 2024), una biografía del líder batasuno.

LD entrevista a los autores de Otegi. La última bala de ETA (Plaza y Janés, 2024), una biografía del líder batasuno.
Luis Fernando Quintero y Mariano Alonso, presentando su nuevo libro. | LD

Luis Fernando Quintero (Villanueva de la Serena, 1982) y Mariano Alonso (Madrid, 1979) publican Otegi. La última bala de ETA (Plaza y Janés, 2024), un ensayo en el que abordan la figura de un tipo que, lejos de ser un hombre de paz, ha tenido una vida que "ha discurrido en paralelo a la de la banda terrorista ETA". Maridando una narrativa vibrante con una exhaustiva documentación, el periodista de Libertad Digital y el de ABC nos presentan al chaval "tímido y escasamente facultado para la actividad física" al que apodaban el Gordo, su historial delictivo, su paso por la cárcel, su asunción a los cielos de la política patria. "Otegi –recuerdan– nunca ha dejado de perseguir los mismos objetivos por los que ingresó en ETA. Los mismos por los que desarrolló su carrera criminal en la banda. Los mismos por los que asumió labores de dirección, los mismos por los que quiso resucitar Batasuna y los mismos por los que cambió la estrategia". LD entrevista a los autores:

P: Luisfer, Mariano: ¿cuál es vuestro primer recuerdo de la banda terrorista ETA?

Luis Fernando Quintero (LF): Ortega Lara y Miguel Ángel Blanco. Fue en el verano de 1997, yo tenía 15 años, suficientes como para empezar a poner un poco de contexto a la barbarie de ETA. Desde que tengo uso de razón he tenido conciencia del terrorismo como un evento habitual en España. No era raro que un telediario comenzara en aquella década de los 80 y primeros 90 con un coche bomba, un secuestro o un tiro en la nuca. Sin embargo, lo que me hizo darle dimensión a aquella barbarie fueron la liberación de Ortega Lara después de casi dos años de secuestro en un zulo en el que ni siquiera podía permanecer erguido y el inmediatamente posterior secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. La imagen de Ortega Lara destruido, con barba larga y esa expresión de sufrimiento en la mirada me impresionó. Qué decir de la angustia que sufrimos todos los españoles días después cuando ETA secuestra a Miguel Ángel Blanco y le pega dos tiros en la cabeza dos días después. Todavía recuerdo la emoción de las concentraciones de toda España con las manos blancas pidiendo la liberación de Miguel Ángel Blanco.

Mariano Alonso (MA): Tengo dos, en mi infancia. El atentado contra el cuartel de Guzmán el Bueno, en Madrid, debió ser el 87 o el 88. Todos los sábados, mis padres, mi hermana y yo pasábamos por ahí primero de camino a casa de mi abuela, en Argüelles, y luego de vuelta. Y por la misma época el secuestro de Emiliano Revilla. Me impresionó sobre todo su comparecencia pública después de su liberación. Como para mucha gente de mi generación, fue una toma de conciencia pública muy importante.

P: ¿Y cuándo supisteis de la existencia de Arnaldo Otegi Mondragón?

MA: Bueno, obviamente cuando llegó a liderar Batasuna, en los noventa. Recuerdo muy especialmente la entrevista que le hizo Iñaki Gabilondo en la SER, a cara de perro, que recogemos en el libro.

LF: Ya en el ejercicio profesional del periodismo. Hasta entonces, la cara más reconocible de ETA era Jon Idígoras. Luego llegó Otegi, con su corte de pelo borroka y su pendiente, con una idea muy clara de querer mostrarse como un rostro más amable del brazo político de los terroristas, pero siempre a su dictado. Es más, su papel más importante se jugó con Zapatero en la Moncloa. Hombre de paz, decía el socialista.

P: ¿Qué es lo que más os atrae o, si lo preferís, repele del personaje?

LF: El relato que de él se ha querido dar por parte de la izquierda en el poder y en la oposición. Saber, a ciencia cierta, como intuimos en 2012, que jugaría un papel fundamental en la gobernabilidad del País Vasco. Lo que entonces no podíamos imaginar es que sería todavía más decisivo en la gobernabilidad de España. Sabíamos que a diario, desde medios afines a los intereses del PSOE, se le fabricaba una exquisita piel de cordero. Nosotros queríamos dejar constancia de que por dentro, fue, es y seguiría siendo un lobo capaz de cualquier cosa por conseguir sus objetivos, esos para los que sigue justificando los más de 800 asesinatos de la banda terrorista.

MA: Me dedico al periodismo desde hace veintidós años, y los últimos diez a la crónica política. Desde ese punto de vista, Otegi es un personaje muy atractivo. No todos los personajes importantes de la actualidad tienen tanto pasado a su espalda, mientras que otras personas sí tienen ese pasado, pero no juegan ningún papel en la actualidad. Es un caso muy difícil de encontrar, urgía una biografía sobre él. Por otro lado, y humildemente creo que es una de las virtudes de nuestro libro, la historia de Otegi entremezcla varias cuestiones que sólo por ellas mismas ameritarían un libro: la historia de ETA, la de la izquierda abertzale, las negociaciones del Gobierno Zapatero con la banda terrorista... este libro lo tiene todo, a un módico precio y en un formato muy asequible y sintético. Se lee rápido y uno se entera de mucho.

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Luis Fernando Quintero y Mariano Alonso, presentando su nuevo libro.

P: Explicáis que tiene una mentalidad radical y cateta: "En su cabeza, el vasco vive en el caserío, subsiste cultivando sus productos y es impermeable a lo que venga de fuera; aun cuando históricamente haya sido un pueblo de grandes marinos que han ido muy lejos y que se han mezclado con el exterior".

MA: No todos los radicales son catetos, y no todos los catetos son radicales. Tomando ambos conceptos a grandes rasgos, para entendernos. De nuevo, Otegi es una síntesis perfecta. En Otegi, además, y él mismo lo reconoce, se da una visión muy guipuzcoana de la vida y de la política, eso le conecta mucho con otro guipuzcoano, el expresidente de los socialistas vasos, Jesús Eguiguren, que es, con permiso del protagonista, la otra gran figura que aparece en el libro. Efectivamente, y esa es una observación que debo a un libro reciente, Vuelta al país de Elkano, de Ander Izagirre, en Libros del KO, esa imagen del vasco cerrado en sí mismo, autosuficiente y ajeno al mundo exterior que desde Sabino Arana ha proclamado el nacionalismo vasco, casa mal con la evidencia de que, si algo han hecho los vascos y han hecho bien es adentrarse en la aventura marítima, explorar el mundo y mezclarse. Por otro lado, ocurre también en el caso catalán, en el nacionalismo hay algo de reacción hacia dentro frente al que viene de fuera. No en vano Cataluña y el País Vasco fueron dos regiones que recibieron una ingente inmigración de otras regiones españolas en los años cincuenta y sesenta, y ahora también reciben buena parte de la inmigración foránea que llega a España.

LF: Es la mentalidad que comparte con los separatistas vascos y de izquierdas. En esencia, es un nacionalista con mentalidad colectivista. Es un comunista de vieja escuela que intentó emular a Castro y al Ché Guevara, pero sin un dictador enfrente: cuando él se bautizó como terrorista, Franco y el franquismo habían terminado. Desde que ingresó en las filas de ETA PM (Político Militar) hasta nuestros días, sus objetivos no han variado ni un milímetro. Su falta de empatía hacia el daño causado durante estos años por ETA sigue intacta. Es más, ni siquiera cuando le comunican la muerte de su madre estando en prisión fue capaz de mostrar una sensibilidad hacia aquellos a los que "un día les llamaron para decirles que ETA había matado a un ser querido". Si ETA no mata hoy no es porque Otegi haya acabado con ella, sino porque se han convencido de que su objetivo es ahora más alcanzable sin las armas. Y Zapatero primero y Sánchez después les ha dado la razón.

P: A Otegi lo reclamaban en varios sumarios por secuestro y lesiones graves, colaboración con banda armada, tenencia ilícita de armas, asalto…

LF: Esta parte es fundamental para entender al personaje. Pensemos que es alguien que entra en la banda terrorista siendo un niño, y va escalando hasta alcanzar el grado de dirigente. Participó en los campamentos de la banda para formar a terroristas, enseñarles técnicas de secuestro, sometimiento, tortura y manejo de armas y explosivos, pasando por pequeñas acciones terroristas hasta el punto de disparar a Gabriel Cisneros, padre de la Constitución Española. Ha secuestrado, vigilado, y disparado. Ha ordenado acciones y ha terminado dirigiendo el destino de una banda terrorista que sigue sin entregarse, que se limitó a decir que no volvería a matar, pero cuyos responsables campas a sus anchas.

MA: El pasado terrorista de Otegi no admite muchos matices, o ninguno. Hay gente que estuvo en ETA muy al principio, y que luego evolucionó, que tuvo un papel más bien secundario en la banda. Estoy pensando en Kepa Aulestia, o en Mikel Azurmendi, que luego además tuvieron una conducta cívica ejemplar, jugándose la vida por la democracia y las libertades. Es el caso también de Joseba Pagazaurtundua, que estuvo como Otegi en ETA PM y que terminó asesinado por la banda por su compromiso cívico. Otegi no sólo no dio esos pasos, sino que fue un militante muy activo de la banda, un etarra con todas las letras. Hoy le gustaría que fuese distinto, por su papel político actual. Pero el pasado le persigue.

P: Sin embargo, para no poca gente, y no sólo nacionalista, es el Mandela euskaldún…

MA: El mundo de la izquierda abertzale, hablemos claro, es muy potente en términos culturales. Crean imaginario y cosmovisiones con un gran poder de penetración, sobre todo en la juventud, véase por ejemplo lo que ha supuesto el llamado "rock radical vasco". Así puedes vender que es Mandela o que es Teresa de Calcuta, con toda la convicción. Eso está en parte detrás de la enorme pujanza electoral de Bildu, que obviamente tiene otros factores. Y, en fin, no lo olvidemos ni nos engañemos: ETA tuvo apoyo popular y colaboración ciudadana. Detrás de muchos atentados siempre había un chivato, otro que pasaba la información, algún cura que cobijaba a los terroristas... Cualquiera que haya leído Patria, de Fernando Aramburu, a mi juicio la gran novela española del siglo XXI, lo verá. Decir esto puede resultar incómodo hoy, pero es en parte lo que está detrás de este libro.

LF: Cuando los poderes del Estado, acompañados de la prensa se empeñan en mitificar a alguien, terminan por convencerle. Dotar a Otegi de ese aura de libertador soñador e intentar enterrar su naturaleza revolucionaria y colectivista, era algo que favorecía a aquellos que necestiarían antes o después apoyarse en Bildu para ser presidente del Gobierno.

P: ¿Diríais que el PSOE ha aupado a un terrorista?

LF: Absolutamente.

MA: Actualmente, cubro la información del PSOE y del Gobierno para ABC y, desde esa experiencia, te puedo decir que su figura y la connivencia con la misma crea fisuras internas serias. Y no me refiero sólo a quienes como Emiliano García-Page llevan la voz cantante en público en este y otros asuntos, sino a dirigentes más próximos a Ferraz y Moncloa. Desde luego, cuando Otegi anunció que no sería candidato, el líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, respiró aliviado.

P: Escribís: "Otegi no fue la bala que acabó con ETA. Otegi es la última bala de ETA. Y esta vez, el tiro de Otegi parece haber dado en el blanco". ¿Por qué?

MA: Otegi no ha renunciado a sus objetivos, y nunca lo hará. Simplemente ha cambiado de medios. Él mismo no desmiente este último aserto. Otegi no piensa distinto de cuando su formación llamaba colonos a quienes llegaban de fuera del País Vasco con su familia para trabajar, a veces en oficios muy humildes. Piensa exactamente igual. Otra cosa son dirigentes de Bildu, no olvidemos que se trata de una coalición, que no vienen de Batasuna, que de momento son minoría.

LF: El objetivo de Otegi y, por tanto, de ETA, siempre fue lograr la independencia de lo que ellos entienden que es Euskal Herría, y construir un estado socialista y colectivista más parecido a la Cuba de los castro que al Quebec canadiense. Ese objetivo, como sucede con el de Puigdemont, atentan contra el principio de soberanía nacional, contra la igualdad de los españoles ante la ley con contra la Carta Magna española. Sin embargo, la estrategia de Otegi, le ha convertido en el actor fundamental en la España de 2024 para romper con España. Cataluña ocupa los titulares, Bildu el poder en el País Vasco, si nos fijamos en los últimos resultados electorales. Cataluña está a un paso de la independencia y el País Vasco transitará la misma senda. Le faltaba el poder territorial en Euskadi y está a punto de conseguirlo.

P: Recuperáis unas declaraciones de noviembre del 23, cuando Otegi anunció que no concurriría como candidato a la presidencia vasca en 2024: "Tengo un problema, y es que la gente me vota". Razón no le falta.

MA: En esas declaraciones en concreto se refería, más bien, a los militantes de Bildu. Estaba justificando que, pese a no ser el candidato, en septiembre se presentará a la reelección como coordinador general de Bildu. Y arrasará. Su modelo es el de la bicefalia del PNV, que siempre ha distinguido entre el presidente del partido y el lehendakari. Él se inspira mucho en ciertas cosas en Xavier Arzalluz. Hay Otegi para rato.

LF: En mi opinión, tiene un poco que ver con el pensamiento colectivista de este tipo de partidos, en los que siempre consideran que tienen que dar imagen de renovación. Y por otro, está claro que se sentirá mucho más cómodo en la retaguardia tomando las decisiones por todos. ¿Alguien piensa que si Bildu gana las vascas no será Otegi quien tome las decisiones?

P: ¿España se ha olvidado de los 853 asesinados de ETA, de sus 3.500 atentados y de sus más de 7.000 víctimas?

LF: Definitivamente sí. Reto a cualquiera a que salga a la calle y pregunta a las diez primeras personas que se cruce por el camino. Todo aquel menor de veinte-treinta años no sabrá contestarte. Muchos, ni siquiera saben quién o qué fue ETA.

MA: Personalmente, creo que España es, para bien o para mal, un país olvidadizo sobre su historia. España tiene una deuda pendiente con las víctimas del terrorismo, que se está empezando a saldar con iniciativas como el centro memorial de Vitoria, que por cierto irrita enormemente al mundo abertzale, no hay más que leer Gara para comprobarlo. Tampoco olvidemos que España trató muy mal a las víctimas en su momento. En los años de plomo de la transición, cuando ETA mataba a un centenar de personas al año, la mayoría de esos asesinatos se colaba en la prensa por el sumidero de un breve, en el que además muchas veces se remataba a la víctima, aireando por ejemplo que pudiera ser confidente de las fuerzas de seguridad. Los medios tenemos también que hacer una reflexión al respecto. Evidentemente, y a eso juega Otegi, para buena parte de la juventud ETA es como mucho un vago recuerdo lejano. El cine y las series tienen, por supuesto, mucho que ver en ello. ¿Dónde está la gran película sobre Miguel Ángel Blanco? Bayona la podría hacer, y muy bien.

P: Vamos acabando. ¿Cuál es la principal lección que habéis aprendido escribiendo este libro?

MA: Que más allá del pasado terrorista de Otegi, del que hemos hablado, e incluso si no existiera, su actuación como líder de Batasuna en los noventa y los dos mil, en los segundos años de plomo de la banda, no tiene un pase, por decirlo en términos coloquiales. Singularmente por cómo pisoteó a todas y cada una de las víctimas de aquel periodo. Y eso también se ha olvidado y se pretende olvidar. Ni siquiera cuando hubo niños por medio, como en el atentado de Santa Pola en 2002, moduló en algo su altanería, ni cuando el asesinado era, como el socialista Fernando Buesa, alguien con quien coincidía todas las semanas en el Parlamento de Vitoria.

LF: La falta de escrúpulos en la ambición de poder. Viendo la historia terrorista de ETA y cómo Otegi ha ido moviendo fichas para estar donde está y ser quien es, es desgarrador comprobar cómo la ambición de poder ha tratado con éxito hacer olvidar a España una cicatriz tan tremenda como el terrorismo de ETA con tal de blanquear a un personaje como Otegi y convertirle en un actor político fundamental.

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Luis Fernando Quintero y Mariano Alonso, presentando su nuevo libro.

P: Y, para finalizar, ¿qué habéis aprendido de ustedes mismos?

LF: Que es posible investigar en periodismo sin tener un Villarejo que te filtre cosas interesadamente. Que es apasionante mantener una investigación viva durante diez años y que es posible investigar, leer y escribir, pese a tener dos niños pequeños de los que ocuparse. Sin mi mujer, la verdad, no hubiera sido posible. Al final, uno de los motivos por los que alguien sueña con ser periodista es tratar de influir en la gente, de aportar un granito de arena al espíritu crítico de la población. Si con este libro, despertamos conciencias y conseguimos que abra los ojos gente que hoy los tiene cerrados, habrá merecido la pena.

MA: Que para un periodista los terrenos difíciles dan pereza de inicio, pero que son los únicos que merece la pena transitar. Y un mensaje para los que empiezan: no hay excusas, con el entusiasmo y tesón de dos jóvenes, lo que éramos cuando ideamos el libro hace más de una década, se pueden fraguar proyectos periodísticos. Para nosotros es un honor publicar con una editorial de tanto prestigio como Plaza y Janés. Es un regalo. Ah, y que escribir a cuatro manos es algo muy recomendable. Sobre todo si es con un compañero y amigo como Luisfer.

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