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Morrissey en estado puro

El artista británico vuelve a España con su personaje escénico a punto.

"Nunca he intentado ser controvertido, pero resulta muy fácil serlo en la industria del pop, puesto que en ese terreno nadie es realmente controvertido".

La frase tiene algunos años, y su autor responde al nombre de Steven Patrick Morrissey. Un artista con muchos méritos a sus espaldas (tras casi cuatro décadas en la profesión), y también con una reputación de no pasar inadvertido en ninguna entrevista, declaración o frase que haya surgido alguna vez de sus labios. Seguro que tampoco pasará de puntillas por el próximo festival SOS 4.8 en nuestro país. Una cita más para asistir al espectáculo de este personalísimo ser humano, que ha generado odios y amores a partes iguales entre los fans de la música pop.

La historia de Morrissey comenzó a tomar forma cuando recibió el impacto de la música glam y punk: por sus venas circularon tanto los trabajos de los T-Rex de Marc Bolan como la furia venida del otro lado del Atlántico, personificada en sus adorados New York Dolls. Con este credo comenzó a diseñar su modelo de música y sobre todo, de letras, que a la larga serían su mejor carta de presentación. Un trabajo que cristalizó en la banda que formó junto a Johnny Marr a comienzos de los años ochenta: The Smiths. Uno de los proyectos musicales que dotaron al pop de auténtica profundidad en aquella década, la formación logró facturar trabajos de excelente factura, aunque no llegaran a copar las listas de éxitos. Un aspecto que chocó de forma frontal con su indudable marca en el público y en otras bandas que, desde la ruptura de Morrissey y los suyos, les tomarían como artistas de referencia. Si alguien tiene dudas sobre el tremendo poderío de este vocalista en el terreno de las letras, no tiene más que revisar temas como "There is a Light That Never Goes Out" o "Heaven Knows I’m Miserable Now", por ejemplo. En aquellas (y muchas otras) composiciones, Morrissey destilaba tanta crudeza y verdad como cinismo y autocomplacencia, y el narcisismo y la crítica se entrelazaban en melodías que muchos músicos han tratado de emular desde entonces.

Al margen de su labor profesional, el de Lancashire desarrolló su propio personaje desde su adolescencia, y con su carácter de figura pública, sus frases más polémicas comenzaron a salir a la luz. En primer lugar, su feroz defensa de los derechos de los animales quedaba patente en el título de su segundo disco junto a los Smiths: Meat is Murder (1985). Pero si comer carne era asesinato, no se quedaba atrás en el terreno de la política: así, ya en su primer álbum en solitario, Morrisey titulaba una de sus canciones "Margaret on The Guillotine", en referencia a la señora Thatcher, que no fue la única en recibir sus críticas. Por la afilada lengua del artista han desfilado presidentes y jefes de estado de lo más variopinto, siempre acompañados de otros personajes del mundo de la música, como Bob Geldof y su proyecto de la Band Aid, Robert Smith (The Cure) o Elton John.

Pero no dejemos que su afán por buscar la polémica nos nuble el juicio: frases escandalosas al margen, estamos ante un artista con motivos más que suficientes para pasar a la historia de la música. No hay más que buscar similitudes en grupos y músicos influenciados por su obra, que han tratado de lograr algún resultado sonoro parecido al de este excelente letrista y vocalista, sin acercarse demasiado en cuanto al nivel de calidad (pero, como ocurre en algunos casos, superando en ventas y popularidad momentánea al maestro). Para muestra, trabajos como su más que digno World Peace Is Not Of Your Business, editado el año pasado con tanta expectación como polémica, pues fue retirado pocas semanas después de su salida al mercado por desacuerdos con su discográfica, de la que acabaría saliendo poco más tarde. La penúltima polémica para el incombustible Morrissey, que esta misma semana volvía a las andadas en una carta dirigida a Al Gore en la que criticaba de forma extensa su labor como gurú del ecologismo, exponiendo algunas contradicciones de su proyecto. Disfrutémoslo mientras podamos, porque pocos quedan que no se casen con nadie.

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