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'The Witcher' de Netflix: más que buena, divertida (y casi mejor)

En The Witcher Henry Cavill pone cara al mítico Geralt de Rivia de las novelas fantásticas de Sapkowski.

En The Witcher Henry Cavill pone cara al mítico Geralt de Rivia de las novelas fantásticas de Sapkowski.
Henry Cavill como Geralt de Rivia | Netflix

La adaptación televisiva de la saga literaria de Geralt de Rivia, ideada por el polaco Andrei Sapkowski y objeto de varias adaptaciones al videojuego de enorme reputación, es uno de los grandes eventos de Netflix para las fechas navideñas. Con una estrella como Henry Cavill al frente de un reparto de relativos desconocidos, The Witcher llega para aprovechar el nicho de la extinta Juego de Tronos y en los preliminares de otro gran lanzamiento como será El Señor de los Anillos de Amazon. Un panorama arrollador para el nicho de seguidores la fantasía literaria que ahora, con los ocho capítulos de la primera temporada de The Witcher (que, ciertamente, se parece más bien poco a las anteriores) podrían ver cómo su adorado Geralt de Rivia se convierte en un nuevo objeto de culto de la cultura popular.

The Witcher es una adaptación necesariamente libre (los tres primeros libros de la saga son historias cortas) que bebe de varios volúmenes, al presentar a sus tres personajes principales de una manera a la vez literal pero también distinta. Ahondar en ello sería un spoiler, y también resulta motivo de desesperación durante sus dos primeros episodios, hasta que la apuesta narrativa (discutible pero justificable) de sus autores empieza a ordenarse en la mente del espectador. Lo que sigue una vez se establecen los personajes es, quizá, una serie no exactamente prestigiosa, pero sí algo que en cierto modo es casi mejor: una tremendamente adictiva. Las aventuras del brujo Geralt de Rivia por los distintos escenarios de inspiración nórdica en tiempos de caos, decadentes monstruos y aún más decadentes humanos son, en realidad, puro y desatado "pulp", con un sentido del humor negro y del "kitsch" compatible con un sentido del espectáculo que, de momento, resulta suficiente.

Quizá la mejor muestra del peculiar equilibrio de fuerzas de The Witcher, la serie, sea la interpretación de Henry Cavill. El Superman cinematográfico baja su registro de voz para emitir toda clase de gruñidos guturales y frases sentenciosas, al tiempo que compone un héroe de una pieza en el exterior pero dotado de varias capas que, presumiblemente, empezaremos a apreciar en la segunda temporada que Netflix ya ha anunciado a bombo y platillo. Geralt es típico antihéroe imperturbable en el exterior pero sentimental en el interior, y cuando el guión responde más allá de la necesidad inicial de establecer un mundo amplio y complejo para el arco argumental, Cavill está ahí para aportar presencia física y calidad a las escenas de acción. El primer episodio, tan renqueante y decepcionante en casi todos sus aspectos, promete sin embargo en su desenlace una serie que parece cuajar a partir del cuarto y el quinto, con Geralt juntando su camino con Yennefer en un episodio repleto de acción, desnudos y humor.

Lo peor de The Witcher es, en realidad, la textura absolutamente digital de la serie, un aspecto que hace parecer barato lo que en realidad no tiene por qué haberlo sido. Una crítica más generacional que otra cosa (atrás ha quedado la brumosa y ensoñadora fotografía de, por ejemplo, Excalibur de John Boorman, y es inútil lamentarse) y, desde luego, una guerra perdida en unos tiempos en los que las plataformas de streaming se han erigido en nuevos estudios de cine y reescrito las normas del entretenimiento. Dejando de lado esto, que ciertamente perjudica la posible "gravitas" que pudiera adquirir la serie, ésta va ganando poco a poco su propio sentido de la poesía, fatalidad y humor negro, sin llegar todavía a las cotas de perturbación logradas por Sapkowski a la hora de describir los terribles efectos de una guerra en la población civil como en sus mejores novelas. No sé si The Witcher va a ser una gran serie, o una exitosa: eso lo decidirán sus autores y ustedes, espectadores. Pero desde luego sí creo que puede ser una tremendamente divertida. Casi que mejor.

La primera temporada de The Witcher está disponible en Netflix desde el 20 de diciembre.

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